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miércoles, 3 de diciembre de 2025

Libros simpáticos y humor español


Está claro que al mundo de la LIJ le gusta la caspa. Pero más claro tengo todavía que eso asusta a críos y jóvenes. Y así nos va… El 25% de las criaturas que no leen en este país afirman que es aburrida, toda una pena teniendo en cuenta que la diversión está asegurada en muchos libros.
Lo peor de todo es que muchos monstruos tienen la insana costumbre de menospreciar los libros que derrochan simpatía. Me molesta esa gravedad que exhiben. No solo porque denota elitismo, sino porque no dan cabida en el corpus a obras que simplemente están en las estanterías para divertir al personal, algo la mar de interesante cuando, detrás de la creación, se divisa algo de inteligencia. ¡Que para conseguir algo de humor, hay que darle al coco un rato! ¡Odo!


De esto sabemos algo los españoles, que siempre encontramos hueco para la chanza. Buen reflejo de ello es gran parte de los álbumes patrios, algo que imprime cierto carácter a la hora de definir nuestra producción literaria, aunque afrancesados y anglosajones nos tilden de soeces y sinvergüenzas.
Aunque el humor es universal, también hay que considerarlo bajo un prisma cultural que, la mayor parte de las veces, tiene que ver con lo regional. Así podemos decir que el humor español es muy directo, viene marcado por lo irónico, la sátira y el sarcasmo. Se basa principalmente en la picaresca, la exageración y la autocrítica, los juegos de palabras y los dobles sentidos.


Y para ejemplificárselo (si es que no les ha quedado claro) hoy les traigo una buena tanda de álbumes made in Spain y muy simpáticos con los que sacarles una sonrisa mientras les planteo diferentes escenarios en los que discurrir cuestiones no tan jocosas (Detrás de un buen chiste siempre hay una gran reflexión, o al menos eso pienso yo).


Octavio Ferrero y David Pintor nos invitan a conocer a Joe Rudo paracaidista (editorial Iglú), el segundo título de esta pequeña selección. Joe Rudo es el paracaidista más experimentado del mundo, prueba de ello es que se dispone a realizar el salto número un millón treinta y cinco. El avión vuela alto, su compañero le da la señal, se deja caer, tira de la anilla, se despliega el paracaídas, pero ¡en vez de bajar, Joe Rudo empieza a subir! ¿Cómo es posible? Si sube hasta el espacio no podrá respirar por la falta de oxígeno. ¡Hay que buscar una solución! De repente, una bandada de patos pasa cerca de él y, agarrando uno por el pescuezo y utilizando su pico, hace un agujero en la lona. ¡Pero ahora baja muy deprisa! Como no consiga tapar el agujero se estrellará contra el suelo. Así que, sin pensárselo dos veces, se quita los pantalones y los lanza al agujero. ¿Conseguirá ralentizar el descenso?



Con un formato vertical muy sugerente que ayuda a imaginar la caída del protagonista, este libro aborda con mucho sentido del humor la capacidad para enfrentarnos a las adversidades sea cual sea nuestra experiencia previa, pues incluso los más profesionales se ven involucrados muchas veces en atolladeros aparentemente insalvables. En nuestro ingenio está la llave para enfrentarnos a ellos y salir bien parados. Con un lenguaje visual lleno de muecas y contorsiones, David Pintor nos presenta a un payaso aéreo sin parangón.


Proseguimos con La señora A y el señor Z de Teresa Durán y Gustavo Roldán (Kalandraka). La señora A le tiene pánico a los colores. Ni el amarillo ni el verde ni el azul ni el rojo. No puede con ninguno de ellos. Lo suyo son el blanco y el negro en todas sus variantes. En los muebles de su casa, los cuadros que cuelgan de las paredes, su ropa y hasta las joyas que utiliza. Un día, aparece el señor Z, un payaso muy famoso que se acaba de mudar al piso de arriba y siempre lleva puesta una nariz roja y redonda. Ambos se encuentran en el portal y, nada más verlo tan colorido, la señora A sufre un colapso y cae rodando por las escaleras. Hay que llamar a una ambulancia para que la asista un médico que le diagnostica alergia cromática. ¿Habrá algún remedio para curar la dolencia de esta mujer?



Con el inconfundible estilo de Gustavo Roldan, este librito nos presenta una situación cómica en la que se plantean dos cuestiones principales. Por un lado, nos topamos con un conflicto entre dos personas con gustos opuestos, el mundo en technicolor versus el universo en blanco y negro. Dos formas de ver la vida. Por otro lado, tenemos una posible terapia: ¿por qué no, poco a poco, vamos acostumbrándonos a lo desconocido? Un mensaje en pro de esa convivencia que generalmente se hace cuesta arriba pero siempre tiene un final óptimo.


Nos encontramos con La piara, un álbum de Margarita del Mazo y Guridi publicado por NubeOcho y concebido como la secuela de El rebaño (Ya saben, para comprender esta historia deberán leer la primera parte). Un grupo de cerdos son menospreciados por las ovejas del rebaño que todas las noches hace que Juanito se duerma y los cerdos deciden darles una lección a sus compañeras ovinas: van a demostrar que son superiores a ellas y Juanito dormirá más y mejor. Dicho y hecho, se plantan en la cabeza de Juanito cuando llega la hora de dormir con la excusa de que las ovejas están de vacaciones. Después de saltar vallas, pasar la noche a la intemperie o disfrazarse de ovejas, consiguen su cometido, pero ¿a qué precio?



Como ya hicieron con la precuela, el tándem Del Mazo-Nieto se lo pasa estupendamente con una nueva vuelta de tuerca al clásico remedio para conciliar el sueño: contar ovejas. En esta ocasión, además de elegir ganado porcino (la suciedad y el aspecto desaliñado siempre dan mucho juego) se mueven por derroteros discursivos sobre el ser y el parecer, dos verbos con mucho que decir en esto del existencialismo. Y es que los marranos, con ese interés desmedido por darles en el morro a los ovejos, pierden totalmente su esencia. Sí, queridos, querer es poder, pero si lastra nuestra naturaleza, habrá que mirárselo. Situaciones muy jocosas, unos personajes muy simpáticos y una historia para irse a la cama. ¿Qué ingrediente falta? Para mi gusto, ninguno.


El penúltimo libro de esta tanda se llama Dentro del león, está escrito por Pablo Albo e ilustrado por Anna Font. Recogido en la pasada selección de los White Ravens, este título publicado por la editorial almeriense Libre Albedrío nos cuenta la historia de un león con una barriga enorme que acude de urgencia a la consulta de la doctora Durrell. Cuando este le dice que su estómago lo está matando, la médico le pide que se tumbe en la camilla y abra la boca. Le mete la mano en la boca y saca a un padre y un pingüino. El padre le pregunta por su hijo. La señora Durrell se ha quedado muda, así que el hombre mete su brazo en las fauces del león y saca al taquillero del zoo y otro pingüino. Entre los tres siguen hurgando en la tripa del león y sacan una taquilla, al tercer pingüino, una ambulancia con un enfermero, una enfermera y una camilla con otro pingüino. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Te atreves a descubrirlo?


El libro es una maravilla lo mires por donde lo mires. En primer lugar, nos presenta una historia encadenada sin desperdicio (¡A quien se acuerde de todos los personajes habrá que darle un premio!) haciendo uso de una situación inicial muy surrealista. También, el hecho de que haya tanto personaje, le confiere un toque de relato coral muy entrañable. Ese puntito de “adivina qué ha pasado” da mucho juego cuando cuentas una historia, sobre todo si el león nos cuenta toda la verdad al final del libro (Me encanta comparar el desbordamiento ficcional de cada interpretación con la del autor). Por último, alabar el magnífico trabajo de la ilustradora que imprime ritmo al texto, caracteriza a los personajes estupendamente y juega mucho con la narrativa visual.


Terminamos, como no podía ser de otra forma, con una pequeña dosis de escatología. Aquí no se rima, un álbum de Leticia Jiménez y Susana Rosique que publicó Apila hace un tiempo, me parece una propuesta ideal para defender la idea con la que introduje este puñado de libros. Y es que los niños a veces necesitan propuestas participativas con las que desfogar, algo que les permite un libro como este que, no solo les invita a transgredir las normas impuestas por la sociedad adulta, sino a reírse a carcajada limpia con los manidos caca, culo, pedo y pis.


El lector llega a una granja y el encargado de recibirlo es un ratón muy amable que va presentando uno a uno a los habitantes. La primera es la vaca Paca, que come hierba y hace… ¡Nooooo! No seas malpensado. Hace muuuuu. También tenemos a Juanito el mulo, que bebe agua y tiene un gran… ¡Que noooo! No sigas por ahí o el ratón terminará por enfadarse… ¿Lo hará?



Jugando con la rima facilona y ese juego de adivinanzas que supone el averiguar lo que pasará en la página siguiente, las autoras se divierten a base de esa “mala educación” que saca de quicio al ratón protagonista conforme interacciona con los espectadores. Un libro ideal para leer en voz alta y con un buen montón de niños dispuestos a las risas mayúsculas. No conozco a nadie que se resista a este libro.

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