Y como estamos de dedicatorias, esta va para Rosa, la autora vampírica seguidora de este blog
Tras el éxito arrollador, no sólo de la película, sino también del libro Crepúsculo (Stephenie Meyer), me creo en la obligación de hacer una valoración sobre el mismo, para ello me valdré de una serie de anécdotas. Y así comienzo esta disertación:
Cierta mañana, andaba un servidor por la biblioteca, cuando, mientras charlaba con las señoras bibliotecarias, las nuevas adquisiciones llamaron mi atención. Ante la pila de volúmenes de novela rosa que contemplaba, no pude más que indignarme –me salió la vena progre, perdónenme-. ¿Tanto gasto del dinero público en esto? Pregunté airado. Ellas, las trabajadoras, me hicieron notar que la novela rosa es un género de lo más leído, prueba de ello es la fortuna de Danielle Steel o de nuestra gloria nacional, Corín Tellado. Así que, cerré el pico, que también hay que saber hacerlo cuando toca ya que, si lo que intentamos es formar lectores, ¿qué más da lo que lean mientras lo hagan? Al menos van a la biblioteca, que es lo que interesa… Y es que a todos nos va el morbo y las escenas tórridas envueltas en compota, sobre todo a los adolescentes, lectores potenciales de la citada novela juvenil de la que hoy hablamos, Crepúsculo. Tras mis pesquisas me dirigí a una librería y comencé a leer (en las librerías también se lee) y créanme cuando les digo que no sé cómo no vomité ante ese despliegue de fácil verborrea y metáforas regadas de complementos erótico-festivos. Ya está dicho todo. Me alegro de que la novela haya sido un buen comienzo para esos lectores dormidos, que se han zampado, no sólo las páginas del tocho inicial de la saga, sino las miles que continúan la historia en los siguientes volúmenes, pero la verdad sea dicha: las novelas rosas con vampiros incluidos, a pesar de causar furor entre las quinceañeras, no son recomendadas para la salud mental.
Cierta mañana, andaba un servidor por la biblioteca, cuando, mientras charlaba con las señoras bibliotecarias, las nuevas adquisiciones llamaron mi atención. Ante la pila de volúmenes de novela rosa que contemplaba, no pude más que indignarme –me salió la vena progre, perdónenme-. ¿Tanto gasto del dinero público en esto? Pregunté airado. Ellas, las trabajadoras, me hicieron notar que la novela rosa es un género de lo más leído, prueba de ello es la fortuna de Danielle Steel o de nuestra gloria nacional, Corín Tellado. Así que, cerré el pico, que también hay que saber hacerlo cuando toca ya que, si lo que intentamos es formar lectores, ¿qué más da lo que lean mientras lo hagan? Al menos van a la biblioteca, que es lo que interesa… Y es que a todos nos va el morbo y las escenas tórridas envueltas en compota, sobre todo a los adolescentes, lectores potenciales de la citada novela juvenil de la que hoy hablamos, Crepúsculo. Tras mis pesquisas me dirigí a una librería y comencé a leer (en las librerías también se lee) y créanme cuando les digo que no sé cómo no vomité ante ese despliegue de fácil verborrea y metáforas regadas de complementos erótico-festivos. Ya está dicho todo. Me alegro de que la novela haya sido un buen comienzo para esos lectores dormidos, que se han zampado, no sólo las páginas del tocho inicial de la saga, sino las miles que continúan la historia en los siguientes volúmenes, pero la verdad sea dicha: las novelas rosas con vampiros incluidos, a pesar de causar furor entre las quinceañeras, no son recomendadas para la salud mental.
Y les digo una cosa, si quieren un buen libro de literatura infantil y juvenil sobre los descendientes de Vlad Draculea, decántense, o por las aventuras de Rüdiger, Antón y Anna en El pequeño vampiro (Angela Sommer-Bodenburg), que aunque no sean tan subidas de tono, son más sinceras y cercanas -por lo menos para mí-, o por la obra maestra de Bram Stoker e inicio de todas las demás secuelas vampíricas, Drácula.
No sé por que pero siempre he tenido fascinación por el mundo vampírico, y eso que la serie basada en el pequeño vampiro me daba un poco de miedito y ya no te cuenta más con el misterio de salem´s lot de stephen king!
ResponderEliminarSin embargo, la saga de crepúsculo (y soy el primero que reconozco que es de verborrea rápida y simple) me gusta. Me recomendaron el primero y me lo compré para leerlo y ver que tal y me atrapó, aunque en más de una ocasión me gustaría darle un mazazo a la protagonista porqué está "empaná". Me gusta el tratamiento que hace la autora hacia los vampiros. Pero te vuelvo a decir que reconozco las debilidades de esta saga, aún así estoy ahora mismo liado con el 3º.
Román, a ver si te pasas algún día por mi "Tesoro de Tardos" que ya está en funcionamiento ;)
Que ya me he pasaoooo, so pesaoooo... Lo que pasa es que no sé qué comentar... ¡Es tan denso!... Prometo que te pondré alguna receta cuando encuentre ocasión.
ResponderEliminarUn abrazo nene
¡¡Gracias por esa dedicatoria!! Además, estoy totalmente de acuerdo contigo. Hace unos meses me hice con los tres primeros tomos de Crepúsculo (el cuarto aún no se había publicado en España) y me dispuse a leerlos a modo de deber vampírico. Aunque leo a toda mecha, sobre todo cuando lo que tengo delante no me interesa demasiado, los susodichos libros se me hicieron interminables. Éstas son las razones principales:
ResponderEliminar-Los monólogos interiores de Bella. ¡Por Cristo! Ya sé que el libro está dirigido a chicas en edad muy moñas, capaces de grandes rodeos mentales, pero es que una puede saltarse páginas enteras sin perder nada de trama.
-La historia de amor. El punto de partida me parecía bueno: un vampiro se enamora y tiene que luchar contra parte de su naturaleza. Pero es que resulta que Edward tiene un autocontrol tan férreo que ese conflicto se convierte rápidamente en una nimiedad.
-La falta de acción. Me encanta la tensión bien dosificada y no necesito puñetazos cada dos páginas. Pero ésta es una novela de vampiros. Y con tanta moñada, casi no hay acción. Casi no hay trama, de hecho.
-El sutil abuso de poder. Poniéndome un poco petarda, me pareció un mal ejemplo de relación de pareja para cualquier adolescente. Edward controla a Bella, le prohibe salir de casa, hace que su familia se asegure de que la chica hace lo que le dicen... Y ella consiente, aunque proteste, sabiendo que es "lo mejor para ella".
-La moralina de fondo. La autora es mormona y, curiosamente, ha habido cierto apoyo de los sectores conservadores a esta saga. ¿Y por qué? ¡¡Porque Edward no quiere acostarse con Bella hasta que estén casados!! Ojiplática me quedé.
Uf, qué a gusto me he quedado...
Mucho mejor es "Drácula", un libro que aterra y engancha, desde luego. Y tiene una estructura muy interesante.
También yo recomiendo "El pequeño vampiro", que además está en esa franja de edad en la que los peques pasan del cuento a la novela, y que desde mi punto de vista es fundamental. Y para los pequeños fans de lo gótico sin colmillos, un libro que me encantó en mi infancia, "De profesión, fantasma".
También recomiendo "Bruno Dhampiro", claro. Si no lo hago yo... A ver cuándo le echas un vistazo a y me dices qué te parece. Me encantaría conocer tu opinón.
¡Qué bueno! Me he ahorrado muchos pesos y páginas. No he leído los libros y estaba a punto, pero no sé qué cosa me estaba frenando... ¿será intuición? No creo.
ResponderEliminarSi se trata de vampiros sumo una recomendación: "¿Quién le tiene miedo a Demetrio Latov? de Ángeles Durini, editado por SM. Para preadolescentes, aunque a mí me gustó mucho. Saludos argentinos.
No, si ñoña es de cojones la saga. Lo que ocurre es que a veces estas ñoñerías tan rápidas de leer te dejan como fuera del mundo real. Mi madre se leyó todos los libros en una semana y media, jijiji. Si ella lee, genial.
ResponderEliminarPersonalmente la peli no me gustó tanto como el libro, veremos la segunda, ya que al parecer cambiaron de directora.
Después de un par de libros de mayores" quiero hacerme con ghostgirl que seguro es otra obra muy bobina, pero.... todo sea leer como dijiste y hacer un (kit kat) entre tanto libro profundo.
Un saludo y encantada de seguir tu blog.
Bueno, pues yo llevo ciento y pico páginas del primer tomo y me estoy empezando a cabrear. Es insoportablemente romanticoide, de una moral retrógrada y de un machismo indignante. Esto si hablamos del contenido, pero si de lo que se trata es de pensar en cómo está escrito, me resulta realmente un misterio cómo algo tan pobre, tan reiterativo, pueda llegar a mantener a tantas millones de adolescentes atrapadas. En fin, a ver si por lo menos las lleva a leer otra cosa, y esperemos que, por su bien, no se implante una moda planetaria de novela rosa para adolescentes aprovechando el furor colectivo.
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