Mi cabeza no da para adivinanzas. No sé, pero ese sexto sentido con el que algunos nacen, no me fue entregado por la naturaleza. Me las he visto negras cada vez que he tenido que resolver un enigma. Sea fácil o difícil, nunca doy con la solución. Será que no estoy capacitado para los juegos de discurrir… A veces me sorprende ver a niños/as que no levantan tres palmos del suelo, contestando a las más variopintas adivinanzas, como si de videntes se tratara… Será por eso, porque son pequeñas mentes cargadas con toneladas de imaginación.
Esta imaginación sin límites es el tema que trata una de las novedades editoriales de estos meses, Cierra los ojos, de Victoria Pérez Escrivá y Claudia Ranucci. El argumento de este álbum ilustrado se centra en los juegos que se establecen entre dos hermanos, uno muy ducho en las artes explicativas y otro con una limitación a la hora de contemplar el mundo que le rodea, su ceguera. Adentrándose en las relaciones familiares, las páginas se suceden dotando a las palabras de las cualidades de los otros cuatro sentidos restantes: gusto, olfato, oído y tacto. Se podría decir que es una historia muy semejante a la de Siete ratones ciegos, de Ed Young (reseñada hace unos días en este espacio), ya que utiliza parecidos recursos que establecen este juego entre lector y lectura, pero lo cierto es que su carácter emotivo y poético ayuda a acrecentar las sensaciones que se perciben en el transcurrir de sus páginas.
Hecha esta recomendación, les dejo hasta mañana, esperándoles en el mismo sitio y a la misma hora.
Esta imaginación sin límites es el tema que trata una de las novedades editoriales de estos meses, Cierra los ojos, de Victoria Pérez Escrivá y Claudia Ranucci. El argumento de este álbum ilustrado se centra en los juegos que se establecen entre dos hermanos, uno muy ducho en las artes explicativas y otro con una limitación a la hora de contemplar el mundo que le rodea, su ceguera. Adentrándose en las relaciones familiares, las páginas se suceden dotando a las palabras de las cualidades de los otros cuatro sentidos restantes: gusto, olfato, oído y tacto. Se podría decir que es una historia muy semejante a la de Siete ratones ciegos, de Ed Young (reseñada hace unos días en este espacio), ya que utiliza parecidos recursos que establecen este juego entre lector y lectura, pero lo cierto es que su carácter emotivo y poético ayuda a acrecentar las sensaciones que se perciben en el transcurrir de sus páginas.
Hecha esta recomendación, les dejo hasta mañana, esperándoles en el mismo sitio y a la misma hora.
Gracias por la recomendación. Este libro no lo tenemos en la biblioteca y por lo que comentas debe de ser ideal para los pequeños lectores.
ResponderEliminarBesadetes