Los intelectuales
ACTO PRIMERO. ESCENA SEGUNDA.
Después de compartir unas tiernas y torpes muestras de amor sobre el sofá, Iris entrega a Gabriel su regalo de cumpleaños, que éste desenvuelve con gran entrega y rapidez.
Gabriel: ¡Oh! ¡Muchas gracias! Todavía no había leído nada de Sterne…
Iris: Me alegro de que te haya gustado, estuve dudando entre Baudelaire y Viaje sentimental…
Gabriel: Menos mal que te decidiste por el último… Ya he leído a Baudelaire… Las flores del mal.
Iris: Extraordinario, ¿no?
Gabriel: Sublime… ¿Has leído el que te presté?
Iris: ¿Cuál?
Gabriel: La esperanza.
Iris: Sí, Malraux es único. No entiendo como no es una lectura obligatoria para todos los adolescentes.
Gabriel: Estoy de acuerdo contigo… Malraux, Proust, Mishima, Böll, Chandler…
Iris: ¿Leíste El largo adiós finalmente?
Gabriel: Hace unos meses, después de terminar con las obras completas de Miller…
Iris: Hace poco le regalé Trópico de Cáncer a mi hermana y presiento que se cubrirá de polvo… Ella prefiere esas novelas de poca monta…
Gabriel: Como todo el mundo… Intelectuales quedamos pocos…
Iris: Sí…, una pena… ¿Qué has preparado para cenar?
Gabriel: Es una sorpresa, cielo...
Inmediatamente después de estas palabras, una pequeña columna de humo negro asoma por la puerta de la cocina.
Iris: ¡Fuego, Gabriel! ¡Está ardiendo la cocina! ¡Rápido, el extintor!
Gabriel corre hacia el rellano de la escalera. Tras un breve instante, regresa con el extintor de incendios y comienza a sofocar las llamas que, paulatinamente, invaden la cocina. Tras tensos momentos, consigue controlar el incendio. Iris, a su lado, se deja caer al suelo apoyando su espalda contra la pared y, presa de los nervios, exclama exaltada.
Iris: ¡So inútil! ¡El año próximo, en vez de tanta gilipollez, te regalaré las 1080 Recetas de cocina de Simone Ortega!
Gabriel: ¡Oh! ¡Muchas gracias! Todavía no había leído nada de Sterne…
Iris: Me alegro de que te haya gustado, estuve dudando entre Baudelaire y Viaje sentimental…
Gabriel: Menos mal que te decidiste por el último… Ya he leído a Baudelaire… Las flores del mal.
Iris: Extraordinario, ¿no?
Gabriel: Sublime… ¿Has leído el que te presté?
Iris: ¿Cuál?
Gabriel: La esperanza.
Iris: Sí, Malraux es único. No entiendo como no es una lectura obligatoria para todos los adolescentes.
Gabriel: Estoy de acuerdo contigo… Malraux, Proust, Mishima, Böll, Chandler…
Iris: ¿Leíste El largo adiós finalmente?
Gabriel: Hace unos meses, después de terminar con las obras completas de Miller…
Iris: Hace poco le regalé Trópico de Cáncer a mi hermana y presiento que se cubrirá de polvo… Ella prefiere esas novelas de poca monta…
Gabriel: Como todo el mundo… Intelectuales quedamos pocos…
Iris: Sí…, una pena… ¿Qué has preparado para cenar?
Gabriel: Es una sorpresa, cielo...
Inmediatamente después de estas palabras, una pequeña columna de humo negro asoma por la puerta de la cocina.
Iris: ¡Fuego, Gabriel! ¡Está ardiendo la cocina! ¡Rápido, el extintor!
Gabriel corre hacia el rellano de la escalera. Tras un breve instante, regresa con el extintor de incendios y comienza a sofocar las llamas que, paulatinamente, invaden la cocina. Tras tensos momentos, consigue controlar el incendio. Iris, a su lado, se deja caer al suelo apoyando su espalda contra la pared y, presa de los nervios, exclama exaltada.
Iris: ¡So inútil! ¡El año próximo, en vez de tanta gilipollez, te regalaré las 1080 Recetas de cocina de Simone Ortega!
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¡Cielos! No me gusta nada la palabra 'intelectual'. ¿Quién se puede otorgar serlo o no serlo?
ResponderEliminarEsta palabra tiene un halo a su alrededor que detesto. Pero está claro que es algo subjetivo.
Por otro lado, ¿hay alguna palabra que defina el ansia de leer y aprender? Si la hay, por favor, que alguien deje referencia de ella. No se me ocurre en este momento.
Saluditos, Miriam
Desde luego, las 1080 es una obra de alto nivel intelectual.
ResponderEliminarTal vez no sea la obra de más alto nivel intelectual, pero sí es una de las que más se editan... no sólo de libros vive el hombre (y la mujer). Tal vez habría que leer Circe de Julio Cortázar, creo recordar algunas recetas un tanto inquietantes.Saludos, Amparo
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