Hace un par de años me invitaron a unas jornadas de los llamados Planes Lectores en el CRAER de Elche de la Sierra (N.B.: ha llegado el momento de invitarles a familiarizarse con la geografía de mi tierra). A éstas concurrían un buen número de docentes bastante implicados y con todo tipo de ideas, todo hay que decirlo...
Ya metidos en harina, uno de ellos, el director del colegio rural agrupado (CRA) de Yeste, en nombre del equipo docente implicado en el proyecto, me advirtió de los problemas que habían surgido a la hora de comenzar con el Plan de Lectura, de darle forma a su programa de las “maletas viajeras” (en ese instante me percaté de que el romanticismo de las Misiones Pedagógicas de María Moliner seguía vivo… y suspiré) y otras muchas cosas, pero sobre lo que hizo verdadero hincapié fue en lo dificultoso que les había parecido la selección del fondo de la biblioteca escolar. Él nunca imaginó la vorágine de títulos dirigidos al público infantil que había en las librerías. Hablaba de lo abrumador de esta realidad, de que se veían incapaces de optimizar los recursos económicos para adquirir un “buen fondo”, lo que él consideraba más importante para lograr el éxito con el citado Plan.
Y aquí estoy, para dar uno de mis discursos…
Elegir un buen libro es tan difícil como elegir un/a buen/a novio/a (mucha oferta pero poca calidad…). Y si en vez de uno/a, tenemos que elegir unos cuantos/as, ¡para qué queremos más…! La cuestión es difícil, créanme, y no se resume en “me voy a la librería más cercana y ¡ale hop!: una biblioteca escolar”... Es como si dijésemos que cualquier bulto con ojos vidriosos que apalanque su cuerpo en la barra del bar de costumbre, valiese para subir al altar… Bien mirado, lo único que diferencia a las malas parejas de los malos libros es que los segundos no intentan sacarte las "corás" cuando el idilio termina… Así que ya saben: si quieren una serie de objetos que adornen los estantes, sólo tienen que mencionarlo, que mi vecina M. J. Canales tiene una colección de falsos volúmenes rellenando las estanterías de su casa que estará encantada de prestarles…
Dejando las coñas a un lado, la selección del fondo bibliográfico es muy importante para la buena consecución de los Planes Lectores, sobre todo si tenemos en cuenta que un chaval que decide pasar del teléfono móvil, la PSP (creo que se escribe así) y la píldora del día después, y se decide por la lectura, se merece lo mejor. Y atienda: para elegir lo mejor, lo mejor es leer.
Ya metidos en harina, uno de ellos, el director del colegio rural agrupado (CRA) de Yeste, en nombre del equipo docente implicado en el proyecto, me advirtió de los problemas que habían surgido a la hora de comenzar con el Plan de Lectura, de darle forma a su programa de las “maletas viajeras” (en ese instante me percaté de que el romanticismo de las Misiones Pedagógicas de María Moliner seguía vivo… y suspiré) y otras muchas cosas, pero sobre lo que hizo verdadero hincapié fue en lo dificultoso que les había parecido la selección del fondo de la biblioteca escolar. Él nunca imaginó la vorágine de títulos dirigidos al público infantil que había en las librerías. Hablaba de lo abrumador de esta realidad, de que se veían incapaces de optimizar los recursos económicos para adquirir un “buen fondo”, lo que él consideraba más importante para lograr el éxito con el citado Plan.
Y aquí estoy, para dar uno de mis discursos…
Elegir un buen libro es tan difícil como elegir un/a buen/a novio/a (mucha oferta pero poca calidad…). Y si en vez de uno/a, tenemos que elegir unos cuantos/as, ¡para qué queremos más…! La cuestión es difícil, créanme, y no se resume en “me voy a la librería más cercana y ¡ale hop!: una biblioteca escolar”... Es como si dijésemos que cualquier bulto con ojos vidriosos que apalanque su cuerpo en la barra del bar de costumbre, valiese para subir al altar… Bien mirado, lo único que diferencia a las malas parejas de los malos libros es que los segundos no intentan sacarte las "corás" cuando el idilio termina… Así que ya saben: si quieren una serie de objetos que adornen los estantes, sólo tienen que mencionarlo, que mi vecina M. J. Canales tiene una colección de falsos volúmenes rellenando las estanterías de su casa que estará encantada de prestarles…
Dejando las coñas a un lado, la selección del fondo bibliográfico es muy importante para la buena consecución de los Planes Lectores, sobre todo si tenemos en cuenta que un chaval que decide pasar del teléfono móvil, la PSP (creo que se escribe así) y la píldora del día después, y se decide por la lectura, se merece lo mejor. Y atienda: para elegir lo mejor, lo mejor es leer.
Imagen: Chica leyendo. 1868. Jean-Baptiste-Camille Corot.
Lo mejor es leer, pero ¿se dispone del tiempo? Quizá eso sea lo de menos. En muchos de los pueblos de tu geografía (y la mía, en buena medida), ¿se dispone de los libros o no hay más que alguna papelería con las lecturas obligatorias y una biblioteca que hace lo que puede (y no siempre puede hacer mucho)?
ResponderEliminarElche de la Sierra, Riopar, nacimiento del Río Mundo. El acercamiento a tu geografía me recuerda viajes de juventud.
ResponderEliminarEs difícil elegir el fondo incluso de la biblioteca de aula o el listado de las lecturas de un curso. Pocas bibliotecas, secciones de literatura infantil y juvenil poco surtidas, incluso en las "ciudades grandes", catálogos de las editoriales elaborados solo con fines comerciales.
Posibles soluciones: leer, leer,leer y compartir experiencias. He encontrado buenas recomendaciones en blogs de profesores. Y fundamental: la opinión de los propios alumnos-lectores.
Pensar que uno de los pilares del Plan Lector es la selección de títulos y es una muy buena señal en mi opinión; en cuantos lugares donde se jactan de "trabajar muy bien la lectura" ni siquiera se plantean ir más allá de las listas que les proporcionan las editoriales.
ResponderEliminarMuchas gracias a los tres por vuestras contribuciones y opiniones... Ya sabemos que leer todo lo que nos ofrece el mundo editorial es difícil, y elegir qué leer y seleccionar, todavía más... Así que lo poco que nos queda es rodearnos de buenos lectores y hacer caso de sus sugerencias.
ResponderEliminarUn saludo.
Román, creo que 'ahí le has dado': 'Para elegir lo mejor, lo mejor es leer'.
ResponderEliminarEs decir, hay que dedicarle tiempo y leer y leer. Además, el consejo de los demás y blogs como el tuyo son de gran ayuda.
Saluditos, Miriam