En este mundo (no conozco otro) hay mucha misería, muchos desastres, terremotos y erupciones descontroladas, mucho dolor, demasiada tontería, muchas muertes, mucha gente interesada, políticos a puñados, gente desesperada, pobre, triste, mucha corrupción, mucha necedad, ignorancia a manos llenas, pocos rebeldes, menos dignidad, sentido crítico mínimo, muchos recuerdos, pocas enmiendas, ningún perdón y albedrío a raudales. ¿Y sobre lo que no hay y debería haber? Eso ya nos lo dice Michael Ende...
Un muchacho muy viejo,
y tocino sin grasa,
ladrido de conejo,
y hielo que se abrasa,
un círculo picudo,
un mar sin orilla.
un griterío mudo,
un sillazo sin silla,
y salceda sin sauce,
y arroba que no pesa,
y río sin su cauce,
y delgaducha obesa,
y padre cuya edad
no llega a la del hijo,
feo sin fealdad,
y hercúleo canijo,
o el treinta y uno de febrero,
o una obra sin un obrero,
o la mitad mayor,
o el ensueño sin soñador.
y tocino sin grasa,
ladrido de conejo,
y hielo que se abrasa,
un círculo picudo,
un mar sin orilla.
un griterío mudo,
un sillazo sin silla,
y salceda sin sauce,
y arroba que no pesa,
y río sin su cauce,
y delgaducha obesa,
y padre cuya edad
no llega a la del hijo,
feo sin fealdad,
y hercúleo canijo,
o el treinta y uno de febrero,
o una obra sin un obrero,
o la mitad mayor,
o el ensueño sin soñador.
Michael Ende.
Hay cosas que no las hay.
En: El libro de los monicacos.
Ilustrado por Rolf Rettich.
2009. Barcelona: Noguer.
Hay cosas que no las hay.
En: El libro de los monicacos.
Ilustrado por Rolf Rettich.
2009. Barcelona: Noguer.
¡Hola Román! muchas gracias por esta sugerencia. Hemos hablado en el desayuno precisamente de esto. Un abrazo
ResponderEliminarY gracias a espacios como el tuyo y el de Pedro Villar y de muchos otros no habrá escritores sin lectores. Gracias por presentarnos esta obra de Michael Ende y tus reflexiones.
ResponderEliminarSaludos desde la Ciudad de México.