-Ya no es lo que era o, probablemente, no lo parece…
- ¿Quién?
- El hombre… Menos misericordioso, más hermético, menos sensible, más sexuales, más endiosado, en definitiva, más humano que nunca...
Y llegados a este punto, cabe cuestionarse eso de “¿Hasta dónde llegaremos?”.
Sólo un cataclismo puede librarnos de esta degradación tan suculenta, que holla lo incomprensible. Y así vendrán otras guerras, otros mundos, para recordarnos lo mal que lo hemos hecho durante las últimas décadas.
Pensarán en qué bicho tropical me ha picado esta mañana, a lo que respondo que dos, una película y un libro, aunque de procedencia más nórdica, que desgrano a continuación.
La cinta blanca, filme muy alabado por la crítica, es de esas películas con gusto indescriptible, no como los buenos vinos, sino como los mejores vinagres. Larga y un poco flácida (a fin de cuentas sólo pretende contar la vida de un pueblecito alemán) aboga por explayarse en una cuestión bastante peliaguda: la educación como germen del belicismo. Tema canalla y que provoca cierta repulsa hacia este título del séptimo arte, me sugiere puntos en común con la realidad actual… Así que, vean y comparen.
Por otro lado esta esa “canción” (a veces los libros toman otra forma de arte…) con la que la editorial Los cuatro azules nos ha sorprendido esta primavera (de paso agradecería a estas editoras que facilitaran imágenes de cierta calidad sobre los libros que editan, porque me las veo negras para dar con ellas, de ahí que la imagen de hoy se refiera a la edición alemana)… Algo con lo que nadie había contado, de Marit Törnqvist, aunque parezca una obra dirigida a niños (tanto sentido metafórico puede parecer enrevesado al joven lector…, ¿alguien se atreve a establecer similitudes con la obra de Jimmy Liao?), se adhiere a ese mensaje que hoy forma parte de este blog: “¿Hasta donde nos llevará esta sociedad fuera de sí?”… Seguramente al mismo sitio de siempre, quizá a ninguno…, lo esperanzador es que todavía hay personas que andan contracorriente, que se preocupan por los demás, que creen en las casualidades, en lo hermoso de la vida.
De todos modos, no se aflijan, y sigan viviendo, es lo único que nos queda a fin de cuentas…
- ¿Quién?
- El hombre… Menos misericordioso, más hermético, menos sensible, más sexuales, más endiosado, en definitiva, más humano que nunca...
Y llegados a este punto, cabe cuestionarse eso de “¿Hasta dónde llegaremos?”.
Sólo un cataclismo puede librarnos de esta degradación tan suculenta, que holla lo incomprensible. Y así vendrán otras guerras, otros mundos, para recordarnos lo mal que lo hemos hecho durante las últimas décadas.
Pensarán en qué bicho tropical me ha picado esta mañana, a lo que respondo que dos, una película y un libro, aunque de procedencia más nórdica, que desgrano a continuación.
La cinta blanca, filme muy alabado por la crítica, es de esas películas con gusto indescriptible, no como los buenos vinos, sino como los mejores vinagres. Larga y un poco flácida (a fin de cuentas sólo pretende contar la vida de un pueblecito alemán) aboga por explayarse en una cuestión bastante peliaguda: la educación como germen del belicismo. Tema canalla y que provoca cierta repulsa hacia este título del séptimo arte, me sugiere puntos en común con la realidad actual… Así que, vean y comparen.
Por otro lado esta esa “canción” (a veces los libros toman otra forma de arte…) con la que la editorial Los cuatro azules nos ha sorprendido esta primavera (de paso agradecería a estas editoras que facilitaran imágenes de cierta calidad sobre los libros que editan, porque me las veo negras para dar con ellas, de ahí que la imagen de hoy se refiera a la edición alemana)… Algo con lo que nadie había contado, de Marit Törnqvist, aunque parezca una obra dirigida a niños (tanto sentido metafórico puede parecer enrevesado al joven lector…, ¿alguien se atreve a establecer similitudes con la obra de Jimmy Liao?), se adhiere a ese mensaje que hoy forma parte de este blog: “¿Hasta donde nos llevará esta sociedad fuera de sí?”… Seguramente al mismo sitio de siempre, quizá a ninguno…, lo esperanzador es que todavía hay personas que andan contracorriente, que se preocupan por los demás, que creen en las casualidades, en lo hermoso de la vida.
De todos modos, no se aflijan, y sigan viviendo, es lo único que nos queda a fin de cuentas…
me dió tiempo a leerlo ayer en la librería, es tremenda, unas ilustraciones buenísimas, un texto en su mensaje demoledor a pesar de ese pequeño latido de esperanza, ains, que bueno
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