Las cosas nunca son como uno las piensa, sino como se le
presentan, sobre todo si uno está en clara minoría, lo que se traduce en
desventaja… Es preferible tener muchos acólitos que buenos amigos, más que nada
porque los primeros te hacen creíble, y los segundos te discuten con razones…
Corre entre el populacho esa sensación preclara de que lo
mayoritario es lo verdadero. Craso error el de las masas, comportándose a una,
como hormigas ante la tormenta…, pero sin objetivo que las guíe.
Mejor nos iría de uno en uno, pensando en lo propio para
aupar a lo de todos, cosa que nuestra naturaleza de animal cívico-social nos
impide de cara a lo que piensen los demás. Por ello, ya es la soledad,
suficiente condena para el pensante, que hurga en lo suyo para hacer germinar
lo ajeno. Más sólo el tiempo y la distancia liberan las mentes de los verdugos,
y es entonces y no antes, cuando el exilio de los cantores sin canto, se hace
vuelo… y trina entre demagogos, demócratas y fascistas (¿hay alguna
diferencia?), barriendo en su recorrido el rancio sabor que contamina al yo que
habita en nosotros.
Y por muchos pasos que demos, por muchos aniversarios que
soplemos, debemos abrirnos paso entre el mundo y pintar un camino, que aunque
estrecho, sea nuestro.
MARTÍ I POL, MIQUEL. 2012. El aniversario. Ilustraciones de Carme Solé Vendrell. Madrid: El
jinete azul.
Una preciosidad de álbum ilustrado que ocupa un lugar privilegiado en mi biblioteca particular.
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