Aunque las tempranas rebajas nos hayan obligado a echarnos a
la calle para ahorrarnos unas pesetas (¡Ojalá nunca hubiésemos abandonado una
divisa de la que se calcula hay todavía mil millones pululando por ahí! ¡Quién
los pillara!) y no exprimir a los Reyes Magos, las caras que veo, no sólo están
jodidas de frío, sino que irradian menos alegría que la Virgen de las Angustias…
Normal… Con la que cae…
Dicen que el paro ha descendido, otra milonga más de los
turbios tiempos que vivimos (¿y la industria?, ¿dónde está la que nos
prometieron?), a la que hay que añadir la reforma de la ley de régimen local
(¿sólo hay que bajar los sueldos de cuatro alcaldes?, ¿y los demás?, ¿acaso no
están aquí para servir al ciudadano? ¡Que cojan el toro por los cuernos!), las
medidas de austeridad con las que amenaza Alemania -coartada para exprimirnos
más a los países mediterráneos-, ¡Y porque no hablo de la que se va a liar en
EE.UU!... Que si muchas autonomías no han cumplido con el control del déficit
(era de esperar, dada la poca imaginación de los recortes…), la privatización
de hospitales, servicios educativos, asistencia básica (¿va a quedar algo público
en este país…?)… Sinceramente, ya no sé a qué país emigrar…
Y pregunto: ¿alguien se dignará a devolvernos la paga extra
a los funcionarios? A lo que respondo: me alegro de que las ventas navideñas no
hayan sido lo suficientemente boyantes… Y entre tanto volandero pensamiento, sólo
me queda escribir la carta a los magos de oriente…
“Queridos Reyes Magos:
Este año necesito algo que me distraiga de tanta monotonía,
tanta queja, tanto pesimismo y tanto desastre personal y colectivo. Quiero algo
con lo que pueda botar de alegría, saltar de un lado a otro y disfrutar de la
poca vitalidad de estos días. A veces es necesario soltar una carcajada al aire
y luchar con optimismo, con la felicidad de los niños cuando empiezan a
caminar. Sentirme ágil, ligero y volar… ¿Por qué no un canguro? ¿Uno gigante
capaz de todo? ¿De dar un brinco y cambiar el mundo? ¡Quiero un canguro por
navidad!”
Flora, James. 2012. Un
canguro por navidad. Ilustraciones del autor. Madrid: Lata de Sal.
¡Caray! Pues ya nos dirás qué come el canguro y si te deja dormir. ;-)
ResponderEliminarCreo que un buen paseo por el campo también hará las veces de desestresante... ¡Ya queda menos para la primavera!