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martes, 12 de marzo de 2013

Libros y nazismo (4)



Aunque creamos que los peor parados en el conflicto de la Segunda Guerra Mundial fueron las los judíos, las minorías étnicas y sexuales, léase gitanos u homosexuales,  o las clases desfavorecidas y tradicionalmente discriminadas, las omnipresentes ideas nazis  han pervivido en la larga tradición europea y son las directrices del actual tejido social entre todos los países del viejo continente, una realidad que no sólo da más fuerza a la Historia, sino que a veces afianza el sentimiento común ya que el victimismo siempre hace más por la unión que por la escisión.
Los limites del Tercer Reich, pese a restringirse dentro de un ámbito geográfico, quedaron más extendidos de la cuenta gracias a la estrategia e intereses, no sólo de Adolf Hitler, sino del resto de mandatarios europeos ya que los  panorama socio y geopolítico de la primera mitad del siglo XX eran muy complejos (no me atrevería a aventurar que fuesen parecidos a los actuales…). Entre los territorios que se vieron engullidos por el voraz apetito germano se contaban Austria, Ucrania o Polonia. Otros, entre los que destacaban parte de los Países Bajos, Suiza, la totalidad de Centroeuropa, Francia, Italia o Grecia, se sumaron a los territorios ocupados que, aunque no participaron activamente del sentimiento, si prefirieron doblegarse y decidir, por un lado, su supervivencia, y por otro, mantenerse dignos aunque serviles.
De entre todos ellos, es Dinamarca, el marco espacial para el desarrollo de la acción en la novela juvenil ¿Quién cuenta las estrellas? de Lois Lowry (editorial Espasa), un país donde sus habitantes vivieron medianamente tranquilos mientras duró la contienda (cosa bastante rara dada la proximidad a Inglaterra) y donde el exterminio judío comenzó fue bastante tardío. A pesar de ello este libro, sencillo y bien escrito, narra las peripecias de dos familias cuyas hijas, Annemarie y Ellen, mantienen una relación de amistad, que será la detonante de una lucha por salvar las vidas de los miembros judíos de una de ellas trasladándolos a Suecia, un país libre del yugo nazi.
Aunque basada en hecho reales, es una narración bastante vívida en la que destaca la acción de vértigo que crea esa atmósfera de preocupación, de solidaridad entre vecinos, algo que no se ve hoy día. ¿Necesitaremos otra guerra para ello? Esperemos que no…

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