Cuando
tras un fin de semana desconectando de toda rutinaria actividad (aunque no lo
crean este sitio forma ya parte de mi quehacer diario, un trabajo no remunerado
económicamente, que absorbe parte de mi tiempo) echo una ojeada al correo
electrónico y a los perfiles que este blog tiene en Facebook y Twitter, es una gran
alegría toparse con la buena noticia de que la Revista Cuatrogatos, uno de los
referentes en esto de la LIJ hispanohablante, te selecciona como uno de los
espacios necesarios para informarse de las nuevas que nos traen los libros para
niños. Se te llena la boca de una gran sonrisa, te apetece agitar las alas, y volar.
A
pesar de esta explosión inicial, pasados unos momentos empiezo a pensar en las
consecuencias que, como siempre, oscilan entre esa dicotomía de favorables y
negativas… Pérdida de anonimato, mayor cantidad de trabajo, cortapisas,
egocentrismo…
Lo
peor de todo sería el exceso de cautela... Creé este blog para decir lo que me
viniese en gana, para reírme de ese celofán absurdo y lleno de estupidez que nos
envuelve, y que, al fin y al cabo, es lo que intenta la buena literatura: ser
crítico con la realidad del momento, mostrarla, y de paso, entretener, unos
rasgos que podrían ser diezmados a base de visibilidad y, de paso, originar
altercados, problemas y otras desavenencias... Resumiendo: estar en el ojo del
huracán y hacer gala de polémica constante, puede ser contraproducente para la
viabilidad del lugar que compartimos los monstruos.
Por
otro lado, el reconocimiento es algo que anima en un viaje como este, en el que por un
mar de líneas, colores y letras, conoces a mucha gente, recibes opiniones de
todo tipo, se te tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones y de vez en
cuando tienes la suerte de disfrutar de algún “pequeño” regalo. Lejos de
ostentaciones, lujos y trajes de diez mil euros (¡menos mal que en jamás me he puesto
uno!... Con las ganas que tiene mi señora madre…), decir que, llevando una vida
modesta (tranquilícense los envidiosos), a veces me encuentro en el buzón con
libros que acompañan a notas de agradecimiento, como es el caso de Sueños de pirata, otro proyecto de
Consuelo Digón y Cintia Martín (ediciones Tralarí), cuyo nombre pronuncio aquí,
no en aras de la cera, ni del mamoneo, ni de culos ensalivados, sino por su
buen hacer, la apuesta por historias sencillas y la valentía a la hora de
gestar proyectos como este. Recomendado, sin más.
Me alegro un MONTON de que algo que muchos sabíamos, ahora se haya reconocido de forma más notoria todavía.Gracias Román.
ResponderEliminarNo te pases Encarnita, que no me han concedido el Nobel... ja, ja,ja... Pese a ello, ME ENCANTA tanta emoción.
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