De
palabras vanas esta hecho el mundo. También de escandalosas, sonoras y alegres.
En definitiva, de cientos de palabras. De “cariño”, “viaje”, “tardanza”, “perdón”,
“papá” y “mamá”… Dicen que la palabra,
el mejor invento del ser humano, a veces enmascara la mentira y, otras tantas,
vale menos que un acto efímero…, pues ¡no sólo de palabras vive el hombre! ¡Qué
bonito sería inventar palabras todos los días!..., y usarlas…, para llamarte “alicótaro”
o “barbarrisa”, “personema” o “cuchiflito”. ¡De palabreros, palabrería y
palabros líbreme Dios!..., y si no lo hace, tendremos que hacer un nudo a
nuestra lengua o, en su defecto, mordérnosla, algo que hace con frecuencia un
maestro y una cosa que deberían hacer todos los políticos.
Pero
aunque el mundo esté abarrotado de palabras, siempre nos olvidamos de que estas
se fabrican a base de letras. Esas unidades que solitarias sirven de poco y
cogidas de la mano dan sentido a muchos pensamientos. Esos tortuosos e
infranqueables caminos que recorren nuestros cuadernos de párvulos y que se
deforman conforme avanzan los años, el empeño y la desidia. Esas que tienen
embobados a todos los seguidores de “Pasapalabra” (¡bendito rosco que ha hecho
tanto por el abecedario!). Esas que nos ayudan a encontrar raros vocablos en el
diccionario. Esas que rigen el orden de lista en la clase del quinto curso de
primaria o esas que nos ayudan a la hora de deletrear una dirección de correo
electrónico.
Palabras
y letras, letras y palabras, aunque distintas son similares: variantes de una
misma invención nos facilitan la comunicación, abren nuestra mente a los
conceptos más complejos y desarrollan nuestra imaginación, esa misma que lleva
a la protagonista de Letras robadas, el
álbum ilustrado de Triunfo Arciniegas y Claudia Rueda (Editorial Océano-Travesía),
por los puestos del mercado de abastos y descubrir los lugares maravillosos que
encierra.
En
definitiva, para cualquiera de nosotros, es una suerte haber descubierto las
letras, y de paso, las palabras.
Gracias por tus letras, tus palabras y tus recomendaciones.
ResponderEliminarBuen año y buenas lecturas, Amparo