Seguramente
más de uno me habrá echado de menos durante los faustos al dios Libro que se
sucedieron la semana pasada en todo occidente (en otros países con hambre y
guerra están más preocupados por comer y no morir que de leer… aunque bien es
cierto que si algunos leyeran, nos olvidaríamos de todo esto…), pero he de
comentarles que me he ausentado por cierto viaje de trabajo a Eslovenia, ese
pequeño desconocido que sobrevive entre italianos, exyugoslavos, austriacos y húngaros.
Mis humildes disculpas…
Para
compensarles y tras deambular por parajes y ciudades de este país, les traigo
algo de su cultura, principalmente, en forma de literatura infantil e
ilustración, ya saben, mi especialidad…
Eslovenia,
a pesar de carecer de una personalidad arraigada entre sus habitantes
(recuerden esa palabra que tanto gusta a D. José María Aznar: “balcanizar”) y
denotar cierto provincianismo nacionalista (si hablan usted con cualquier
esloveno denotarán cierto triunfalismo y egocentrismo en sus palabras
hinchadas), he de constatar que es una amalgama cultural que admite sus miedos
y riesgos (algo de lo que deberíamos tomar nota los españoles mientras dejamos
de mirar nuestro mugriento ombligo), no sólo por la extensión de sus fronteras,
sino por lo insignificante de su repercusión, tanto económica, como política.
Llenos
del humor italiano, cuadrículas germánicas (no olvidemos que formo parte de ese
imperio austrohúngaro que tanto ha dado que hablar en nuestra historia), el
hermetismo que propician los Alpes julianos y sus escasos cuarenta kilómetros
de costa, y la diversidad de los países balcánicos (el general Tito murió en su
capital Lublijana), han sabido reinventarse culturalmente basándose
principalmente en las artes plásticas (galerías de arte a patadas), el acervo
eslavo y una literatura laxa donde prima la poesía, algo que se puede sopesar
en la literatura infantil patria.
Influenciada
por los cuentos infantiles y leyendas de corte germánico, la literatura
infantil eslovena camina lenta y se desliga de las corrientes que priman en el
viejo continente. Seguramente auspiciada por un volumen mínimo de negocio, se
permite el lujo de experimentar a través de ilustraciones poco convencionales e
innovadoras, a la vez que promociona el producto nacional, algo en lo que se
parece al sector español que, aunque empieza a despegar unos años antes, sigue
a retortero del inglés y el francés.
En
cualquier caso y para alegrarles la mañana, aquí les remito unos ejemplos de
los más conocidos ilustradores/as eslovenos/as y que han sabido abrirse camino
en la LIJ continental e internacional. ¡Disfrútenlos!
Ančka
Gošnik Sodeck
Marlenka
Stupica
Jelka
Reichman
Marija
Lucija Stupica
Lila
Prap
Alenka
Sottler
Stefan
Turk (nacionalizado)
Nikolaj
Pirnat (el primer ilustrador esloveno de "El Quijote")