Tom Schamp
Los que vemos los libros desde el otro
lado de la barrera, esa en la que, expectantes, nos adentramos en las historias
que otros han escrito para uso y disfrute de terceros, solemos desconocer en
mayor o menor medida lo que conlleva el proceso creativo de un libro ilustrado;
un camino la mar de complicado, sobre todo cuando has de lidiar los llamados
editores, un sector entre el que encontramos con relativa frecuencia seres que
quieren sacar buena tajada del arte y buena fe de otros, y de paso, provocar
terribles dolores de cabeza.
Por ello, considerando los comentarios
de muchos autores, ilustradores y diversos seres que revolotean en los
despachos donde se cuecen los libros, aquí les dejo con diez cualidades que
debe reunir un editor (de libros infantiles en este caso), sino bueno,
medianamente aceptable.
1. Abierto.
Un editor debe abrirse de par en par a diferentes propuestas, debe aprender a
ser receptivo ante nuevos desafíos, a comprender los cambios que ocurren en el
público y el ámbito literario para valorarlos convenientemente. Quizá la
extraña propuesta de hoy sea el superventas del mañana… La innovación no certifica
el éxito pero sí constituye un valor añadido.
2. Claro.
Si algo debe ser evidente en una empresa que se dedica a la publicación de
libros infantiles es su línea editorial. Una vez esté ésta bien definida, se
optimizará la inversión de tiempo, trabajo y tiempo. Un editor críptico,
cambiante y retorcido, acarreará (con total seguridad) más desgracias a la casa
editorial que éxitos de ventas.
3. Analítico.
Un editorial no vende chocolatinas, tampoco trajes de baño, ni perfumes de alta
gama. Una editorial vende libros y por ello el editor debe analizar
convenientemente el sector, a quién va dirigido su producto, su tipo de
cliente, el lugar de venta, el precio del producto, los costes y las ganancias,
su rentabilidad y otras variables que pueden condicionar la elección/rechazo de
las obras recibidas.
4. Generoso.
El editor, aunque corre con un riesgo mayor, posee un elevado margen de
ganancias comparado con el que reciben los autores (generalmente dos o más por
cada título), es por ello que en el proceso de negociación y firma de acuerdos
sobre la explotación de los derechos, debe ser generoso para con los autores,
sopesar pros y contras e intentar que todo el mundo gane con la publicación.
5. Ordenado.
El tiempo para cualquier editor es fundamental. Las campañas comerciales están
muy marcadas y la planificación debe estar bien pensada. Se tiene que actuar
con diligencia para estar en el mercado, más todavía cuando en muchos casos, la
ilustración y la maquetación conllevan un proceso lento que añade costes
adicionales y muchos imprevistos.
6. Dinámico.
La edición no es un proceso estático, sino que está vivo, es cambiante, y hay
que buscar soluciones a los problemas de última hora. Un editor negligente,
huidizo y ausente es un verdadero problema si de libros con diversas facetas
como los infantiles están en juego.
7. Dialogante.
El editor que se precia de serlo, debe escuchar y hacerse escuchar. En un
proceso interactivo como el de la publicación de un libro es necesario
conversar, dejar la abnegación a un lado, intercambiar opiniones, diferentes
puntos de vista, para, en una palabra, crecer.
8. Respetuoso.
El editor no es el gran gurú al que todo un equipo ha de venerar, su palabra no
es la ley aunque financie y coordine el proceso de publicación. El editor no es
el caudillo del papel impreso y debe respetar, tanto el proceso creativo, como las
decisiones de su equipo dentro de un contexto y un ideario. Por ello es preferible
rechazar un proyecto no acorde con la línea editorial en vez de retorcer,
mangonear y vapulear a sus creadores hasta la extenuación.
9. Serio.
Un editorial es una empresa y no conozco negocio boyante alguno que adolezca de
falta a la verdad, fallos torpes y giros inesperados. Las empresas viables y
autosuficientes son serias y fehacientes, rigurosas y concisas.
10. Amable. Un
editor es un intermediario entre autores, ilustradores, maquetistas,
correctores, traductores, impresores y distribuidores. Es un nexo de unión en
un engranaje complejo en el que trabajan multitud de personas y, por si no lo
saben, les diré que para interaccionar con personas, además de mucha mano
izquierda, es necesaria la cortesía y el agradecimiento. Eviten a los déspotas,
deslenguados y negligentes.
¡Muy interesante!
ResponderEliminarGracias.
Saludos
Me alegro de que te lo parezca. ¡Un saludo, Marisa!
ResponderEliminarYo añadiría LECTOR, y mejor si es un GRAN o un BUEN LECTOR (o ambas cosas).
ResponderEliminarPor cierto, leyendo este interesante post (una vez más felicidades por tu blog) no he podido dejar de pensar en el editor de La Frafatina... qué jartá de reír :-))))