Tras
unos días de relax (merecido, por supuesto, que llevo mucha tralla…) y haber
ingresado de nuevo en el mundo ordinario, me topo con la noticia de que se han
hecho públicos los flamantes ganadores (para mi criterio incluiría a los cuatro
en el grupo de “libros de conocimientos”, ¡increíble!) y seleccionados (que
también vale lo suyo) del premio Bologna Ragazzi 2015 en sus diferentes
categorías.
Tras
echarle un vistazo (ustedes pueden hacer lo mismo aquí) y constatar la valía de
muchos de los títulos que se recogen (de todos me es imposible, ya que
geográficamente me es difícil estar al tanto de todas las novedades del mercado
internacional), surge en mí el debate ya clásico, en el que los premios y toda
una suerte de factores e intereses se ve involucrado. Y a eso me dedicaré hoy…
A
pesar de que los jurados de los premios internacionales se seleccionan con
bastante criterio y la mayoría de las veces no pertenecen a grupúsculos sectarios,
ni al poderoso sector editorial, hemos de ser conscientes (igual que ellos) que
sus decisiones influyen notablemente en el mundo LIJ. En tres palabras: cortan
el bacalao… Por ejemplo: ¿Acaso no se han fijado en la destacada presencia de autores e ilustradores asiáticos,
latinoamericanos (¡viva!) y árabes en las últimas ediciones del citado premio…? Europa y
Norteamérica, inventores y grandes productores de libros para niños, quedan
relegados a la cola en pro de nuevas visiones de este arte literario llamado
álbum ilustrado, algo que, quizá tenga un cariz renovador y transgresor, o que
quizá esté relacionado con el emergente –en ocasiones boyante, como el caso de
China- mercado editorial en el ámbito de estos países (es decir, intenciones
oportunistas en base a criterios mercantiles… Soy un malpensado…, lo sé).
También
hemos de sumar que, como en cualquier otra labor donde los intervinientes son
humanos, existe un sesgo hacia los gustos y preferencias de los integrantes (en
este caso del jurado) a la hora de realizar la selección de los títulos,
cuestión de la que es fiel reflejo el elevado número de libros donde las técnicas
digitales, el grafismo y el tratamiento de imágenes están presentes. Esta es la
clara evidencia de que, por un lado, el mundo del diseño gráfico se ha
introducido irremisiblemente dentro del álbum ilustrado (los tipógrafos, los diseñadores
industriales, los publicistas, e incluso los arquitectos, también necesitan
comer…), y por otro, que esta es la era de la ilustración tecnológica
(¡Bienvenida sea!... con resignación).
Si
se fijan, también se percatarán de que la mayor parte de las editoriales
representadas en esta selección se podrían incluir dentro de las llamadas
editoriales independientes, es decir, empresas pequeñas que, alejándose de los
cánones preestablecidos por la Literatura Infantil clásica, publican títulos
que se aproximan a nuevas historias y transgresoras visiones a través de
formatos cuidados y una distribución restringida. Esta realidad se puede deber
a dos razones: La primera es que lo minoritario aporta credibilidad a la
independencia de juicio, lo desconocido nos sorprende, lo diferente nos atrae.
La segunda razón es que si las grandes casas ya se comen su gran ración del
pastel, ¿por qué no dejar que las minúsculas se alimenten de las sobras?
Polémicas
aparte considero que, en premios de esta categoría (internacionales y reputados)
deberían quedar recogidas todas las editoriales que configuran la gran familia “lijera”
y reconocer la excelencia tanto de gigantes, como de sus hermanas pequeñas…
¿Acaso SM, Anaya, Harper o Random House no publican buenos libros?
Por
último, me gustaría llamar la atención sobre un aspecto en el que hago hincapié
frecuentemente: ¿Comprar los derechos de publicación de uno de estos títulos (sobre todo de las menciones) garantiza el éxito?... Aunque se vendan bastantes ejemplares a tenor del
renombre que ha adquirido un título, probablemente no trascienda entre los
lectores (que se lo pregunten a muchos editores que se han arriesgado a ello).
No se olviden que hablamos de libros para niños, un público que, aunque
exigente y sensible a todo lo que le rodea, se relame con cosas sencillas y
poco rebuscadas, sin dobleces y directas que, en muchas ocasiones se alejan de
estas obras de arte que reconocen los adultos en pro de la buena marcha de la
industria.
No
obstante, disfruten de estos libros. Seguro que merece la pena.
Muy, pero que muy interesantes reflexiones.
ResponderEliminarBesadetes
Me parece muy interesante lo que tu planteas.Realmente debemos reconocer que la era digital nos invadió y nos encontró desprevenidos a muchos. Gracias por tus opiniones.Zunilda
ResponderEliminarEn todos los premios hay intereses creados.
ResponderEliminarMe parecen muy buenas tus reflexiones, aunque los ganadores, o al menos los que has mostrado no me parecen nada transgresores o innovadores...
Sálvia, Zunilda, me alegra saber que os han gustado estas reflexiones.
ResponderEliminarPilar, respecto a la transgresión o innovación decirte que estoy totalmente de acuerdo contigo, pero quizás el jurado no piense lo mismo... Para ello deberíamos conocer sus criterios, algo que es difícil. En cualquier caso comentarte que solo concursan aquellos títulos que son remitidos por las editoriales para tal efecto, no todos los libros publicados durante el año 2014. Otro factor a tener en cuenta.
¡Un saludo a todas!