En
cierta ocasión no sé quién me habló de la suerte de las aves, de sus designios
y vicisitudes. También me dijo que, si una golondrina se encaprichaba del alero
de tu tejado, la mala ventura te visitaría unos cuantos años… Quizá haya sido
así, quizá sea una cuestión de apreciación, pero lo único que sé es que me
encanta verlas surcar el aire en la bajura, como flechas de trayectoria
caótica, cruzando sus vuelos, buscando la vida, encontrando el amor…
Vendrá el otoño
y las golondrinas
se irán hacia
lugares más templados,
siguiendo los
senderos elevados,
envueltas en sus
negras gabardinas.
Vendrá la
primavera y, peregrinas,
regresarán con
sus brazos alzados;
en los tejados
sus nidos colgados
adornarán el
friso y las esquinas.
Recuerdo cuando
algunas se posaron
al pie de mi
ventana en suave vuelo,
llamarón al
cristal y se elevaron,
y sueño, cuando
veo azul el cielo,
que vuelven las
que a Bécquer visitaron
trayéndome el
amor que tanto anhelo.
Margarita Souviron.
Golondrinas.
En: La suerte
de las aves.
Ilustraciones de Sofía León.
Ganador del VII Premio de poesía para niños “El
príncipe preguntón”.
2014. Granada: Ediciones Diputación de Granada.
¿Quién no va querer asomarse a este maravilloso libro después de leer esta entrada...?
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