Estamos
a día 8 de enero y aún no ha llegado todo el frío. Va apeteciendo
hincarle el diente al gorrino pero no se curan los jamones, ni toman
cuerpo los salchichones. ¿Y qué me dicen de las tiendas de ropa? A
pesar de que han vendido algún abrigo, no se están haciendo de oro con las suculentas rebajas que nos están llegando... Los
habrá encantados con este invierno veraniego, pero yo necesito
gélidas temperaturas para mantener mi tejido adiposo a raya (tirita
que tirita, del michelín me voy librando). Así que hagan
procesiones o recen a los dioses nórdicos para que el mercurio baje
más todavía y los pingüinos no tengan que marcharse de la
Antártida..., ¡lo que llorarían!
El pingüino llora
lágrimas cuadradas.
Crash, crash...
Cubitos de hielo.
Lágrimas azules
del color del cielo,
que se van rompiendo
cuando caen al suelo.
Beatriz Oses
Qué difícil es llorar
en el Polo Norte.
En:
Lo que saben los erizos.
Ilustraciones
de Miguel Ángel Díez.
2015.
Faktoría K de Libros: Vigo.
Feliz año nuevo, Román. Ando yo también cogiendo calor con estos poemas de Beatriz. Continuamos con el hilo de la lectura. Un abrazo. Ana N
ResponderEliminar¡Feliz año, Ana! ¡Qué bien eso de que nos tapemos con la misma manta, con las mismas palabras!
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