En todas las reuniones de
trabajo experimento una doble sensación, esa que mezcla admiración
y desprecio hacia la especie humana. Y no es de extrañar puesto que,
cuando el hombre se ubica entre sus iguales, se transforma en el ser
social que es (que por otra parte es el que la Sociedad está
empeñado en hacer desaparecer). Es así como los hombres damos
muestras de nuestros intereses, de nuestras habilidades sociales, de
las destrezas que dominamos y de nuestras carencias: sólo en
presencia de otros seres humanos somos quienes realmente somos.
Me chifla observar
detenidamente los comportamientos de mis colegas y corroborar quién
es quién en un juego de intereses individuales y compartidos. Oír,
ver y callar son los tres verbos clave en un método ciéntifico de
andar por casa que te deja dilucidar quiénes son los palmeros de
quién, a quién se la suda todo este tinglao, quiénes tienen
intereses opuestos, a quiénes les encanta escuchar sus trinos
melodiosos, quiénes necesitan aplausos y quiénes viven de la manera
más desinteresada. Ayuda a distinguir entre quien necesitan tu
aprobación y quien juzga sin piedad, entre quien piensa con quietud
y quien se deja llevar por las arengas de la marabunta, entre quien
manda sin hablar y quien habla por no callar, entre quienes miran
hacia el futuro y quienes miran hacia el presente, quienes ambicionan
y quienes se conforman, quienes luchan y quienes claudican, entre
aquellos que son expertos en la guerra y aquellos que no llegan a
escuderos principiantes.
Pregúntense cuando estén en mitad de un
encuentro laboral: ¿Quiénes enmascaran sus dobles intenciones?
¿Quiénes abogan por la transparencia? ¿Quiénes ensalzan sus
virtudes para dejar de ser mediocres? ¿Quiénes imponen su ley por
miedo a la derrota? ¿Quiénes consensúan en pro del triunfo?
Quiénes necesitan la aprobación de los demás para justificar sus
faltas?... Como siempre ocurre, concluiremos sintetizando todo en
cigarras perezosas y hormigas hacendosas, pero más nos valdría
dejar de ver la paja en el ojo ajeno y advertir la viga en el
nuestro.
No obstante y si su sueño
pasa por ser un gran investigador privado (¿A quién no le gustaría
ser un afamado detective y criminólogo?), lo mejor es entrenar esa
capacidad de percepción-análisis a través de una serie de libritos muy
agradable que ha construido Olivier Tallec gracias a unos personajes estupendos.
Quién qué Dónde, Quién qué Quién, Quien qué Qué, Quién qué Antes Después y dos historias escritas por Laurent Rivelaygue que llevan por título Los Quienqué y el muñeco de nieve que no se quería derretir y Los Quienqué y el extraño ataque del golpe de sol gigante componen hasta la fecha los títulos de esta serie dirigida a primeros lectores.
Editados en castellano por la editorial BiraBiro nos
invitan al mundo de la observación de las imágenes a partir del
juego del acertijo y los pequeños detalles. Así que ya saben, una
de dos: a prestan atención a los patrones de comportamiento de los
que les rodean o bajan el interruptor hasta desconectar.
Hola,
ResponderEliminardejame decirte que me ha gustado mucho la entrada, es muy interesante y a la vez todo lo que piensas estoy totalmente de acuerdo, cuanta razón tienes.
He seguido tu blog ya que es muy interesante, me seguirías devuelta si te gusta el mío?.
Un abrazo