Un lugar de Oriente
Medio, 4 de Enero de 2017
Querido Román:
Gaspar, Baltasar y un
servidor esperamos que hayas comenzado el año con buen pie. Nosotros muy
liados, como puedes imaginar. Entre que el trabajo siempre se nos
acumula a última hora y la difícil situación que estamos viviendo
por estos lares durante los últimos tiempos, no sabemos muy bien si
seremos capaces de cumplir todos los sueños...
Te escribo porque no
sé cómo ha aparecido esta carta en las sacas de nuestros pajes.
Creo que ha sido un error. Habla de unos libros de poesía preciosos
que había en la biblioteca pero ya no están... Te habrás
confundido de destinatario. Te la hemos enviado por vía urgente, así
que, si la encuentras llena de escarcha sobre la repisa de tu
ventana, no te alarmes: ha sido un ángel.
Como no hemos
encontrado ninguna carta tuya más, no sabemos qué llevarte, pero
seguro que alguna tontería cae en tus zapatos mientras nos
calentamos el gaznate con esa mistela tan rica que sueles dejarnos.
Deseando que termines
la Navidad con mucha salud y felicidad, se despiden con un abrazo,
Melchor, Gaspar y
Baltasar
Albacete, 15 de Diciembre
de 2016
Estimado/a Sr./a.:
Mi nombre es Román
Belmonte, usuario habitual de la Biblioteca Pública del Estado de
Albacete. Le escribo la presente para hacerle llegar una queja formal
acerca de la gestión del fondo infantil de la misma.
Hace un par de días me
vino a la cabeza Las tres reinas magas: Melchora, Gaspara y
Baltasara, un libro de Gloria Fuertes publicado por la ya extinta
editorial Escuela Española e ilustrado por Ulises Wensell. Sabía de
antemano que ese libro se encontraba, junto a bastantes otros títulos
de dicha colección, en las dependencias de la sala infantil de la
citada biblioteca. No obstante preferí comprobar la ubicación en la
base de datos sita en la página web. Mi sorpresa fue mayúscula
cuando en ella, no sólo no aparecía ese título, sino que no
aparecía ningún otro de la citada colección. Dado que muchas veces
pueden existir errores, decidí acudir a la biblioteca y preguntar
directamente a los auxiliares de biblioteca. Efectivamente ningún
titulo de dicha colección estaba disponible, ni en la sala ni en el
depósito, y se me confirmó que habían sido dados de baja, es
decir, eliminados del fondo de la biblioteca. Pregunté a la auxiliar
que me atendió que si era posible hablar con el responsable de la
sala infantil, a lo que me respondió que no por encontrarse el citado funcionario de baja.
Le pedí que me explicara qué criterios seguían para dar de baja un
libro y qué hacían con ellos tras la decisión. Ella, amablemente,
me respondió que se tenían en cuenta criterios como que no fueran
de interés general, el número de préstamos que habían recibido, o
el espacio disponible en el depósito. Después del proceso, los
libros se podían ofrecer a la Red de Bibliotecas Municipales o a
entidades sin ánimo de lucro como Cáritas o Cruz Roja. Tras esa
charla me acerqué a la Red de Bibliotecas Municipales que gracias a
su “Sección de programas” tienen a buen recaudo una excelente
colección de joyas infantiles, y nada, a ellos no se les había
ofrecido esos títulos... Así que, cabizbajo, me dirigí a una
librería de viejo y segunda mano, y, aunque hurgué en las
estanterías topándome con muchos libro que llevaban el código de
barras y la signatura de la citada biblioteca, no encontré ni el más
mínimo resplandor de los libros que buscaba. ¿En qué estantería
estarán...?
Soy consciente de que no
sé cómo funciona una biblioteca, tampoco los problemas que la
acucian, ni cómo se gestiona el depósito de una, pero lo que
todavía no puedo comprender es cómo el personal que está al cargo
de la sala infantil no sabe apreciar el valor, no sólo monetario
(sobra con echar mano de internet para dar buena cuenta del precio
que han alcanzado estos libros), sino cultural, de una colección con
la que han aprendido a leer, han reído y han soñado muchas
generaciones de niños.
No son las cuitas de un
nostálgico, no, sino las de alguien que pone en valor una colección
única. Era única porque reunía gran parte de la obra de la mayor
poeta para niños que ha dado este país en toda su historia y cuyo
centenario celebramos este 2017. Era única porque muchos de esos
libros aglutinaban el trabajo de algunos de los mejores ilustradores
nacionales como Ulises Wensell, Miguel Ángel Pacheco, Tino Gatagán
o Jesús Gabán. Era única porque ha transcendido a pesar de los
años. Era única porque dichas ediciones ilustradas no se han vuelto a
publicar.
Esos libros -que sí, que
estaban encuadernados en tapa blanda y que parecían barajas de
naipes- podían haber tenido otro fin que no fuese contribuir a la
especulación en las tiendas de segunda mano (algo que por parte de
una institución publica llama mucho la atención) o a engordar el
mismísimo cubo de la basura. Se deberían haber contemplado otras
opciones para no perder unas páginas que bien podían haber sido
utilizadas para conmemorar el nacimiento de Gloria Fuertes durante
este año que comienza. La pena es que ya no hay marcha atrás...
Hablar de atentado contra
el patrimonio cultural me parece excesivo ya que espero que haya
otras instituciones que sí velen por la literatura infantil
española, pero sí hay que hablar de irresponsabilidad e
incapacidad, tanto personal, como institucional, a la hora de
preservar y promover, hoy y en el futuro, la cultura entre la
ciudadanía albaceteña, en particular, y la española, en general.
Esperando que estas
palabras sirvan para promover una mejora en los procesos de selección
del fondo, para desarrollar una mayor formación de los
bibliotecarios en ciertas materias y para animar a la conservación
de nuestro patrimonio cultural infantil, se despide con un cordial
saludo
Román Belmonte
¡qué decirte, Román! Para mí sí es un atentado contra nuestro patrimonio y un ejemplo de la falta de conocimiento y sensibilidad de las instituciones.
ResponderEliminarEspero que redirijas tu carta a aquellos que debe ir destinada. Sí lo haces, añade mi nombre en la firma.
Hace unos años me pasó algo parecido con un libro que no es de nuestro patrimonio, pero que creo que merece su pervivencia en una biblioteca. Era la "Bibliotecaria de Basura". En mi caso la ficha electrónica decía que estaba en la biblioteca pero no aparecía. Pedí que lo buscarán y al final apareció en el montón de expurgo. Lo salvé supongo que temporalmente. Y sé que está práctica es común en el mundo occidental. Yo he comprado libros bellísimos de bibliotecas de EEUU... Pero, no deja de ser triste para los que creemos en lo común.
Gracias por tu post, tu cariño monstruoso, y tu blog. Espero que los Reyes te traigan muchas cosas. Un abrazo.
La bibliotecaria de Basora (maldito corrector).
EliminarNo puedo decirlo de otra forma
ResponderEliminarhttps://youtu.be/zu9W8AtZy7U
¡Gracias a las dos por vuestros comentarios. Miriam, por supuesto que la he remitido al director de la citada biblioteca (y a otros muchos lugares...), aunque dudo de su trascendencia... Rocío, me ha encantado esa ovación, aunque no creo que sea para tanto :D ¡Que las Reinas Magas o sus homónimos masculinos os hayan traído muchos regalos! (A mí, pocos, que no he sido muy bueno... :P)
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