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martes, 24 de enero de 2017

Libros incómodos, libros necesarios


Mal empieza la semana cuando resuena por los pasillos la palabra bullying... Esperemos que la cosa no dé mucho de sí, que visto como está el patio, no es de extrañar que se vayan de madre... Para evitar posibles sorpresas y quebraderos de cabeza, ya he preparado sobre la mesa del salón el Juul de Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen, un libro editado en castellano por Lóguez y que ha pasado por diversas reimpresiones desde que se publicara por primera vez en 1996.
Les seré sincero, este álbum y un servidor siempre han tenido una relación con muchos altibajos. Yo no la definiría como de “amor-odio” (sería estúpido decir que no me gusta un libro tan redondo y bien pensado), pero sí albergo ciertas reticencias en lo que a orientación de lectura se refiere (no todos los niños pueden leerlo todo...).


Juul es el típico libro del que nadie quiere hablar. No le gusta ni a madres ni a padres, tampoco a muchos maestros, y los libreros nunca cuentan con ejemplares... Está claro que Juul es un libro incómodo. Termina mal, y eso en Literatura Infantil, parece imperdonable. Tánto, que una vez se me ocurrió contarlo en una de esas escuelas de padres que tan de moda se pusieron hace unos años y al día siguiente ya me estaba parando el cura del pueblo por la calle (Si novelara mi vida como profesor rural, me forraba)... Pero, ¿por qué tanta preocupación por un libro para niños? Más que nada porque, mirando más allá del acoso escolar, podríamos decir que Juul ahonda en cómo la sociedad moldea al individuo, en los procesos que llevan a la rendición del yo ante la presión colectiva, en la mutilación de la identidad a través de la coacción, en la autodestrucción mental y física... Crítica social pura y dura.


Lo que más “molesta” de Juul es su prosa. No hay demasiados rodeos, es directa, clara, concisa, muy visual y, sobre todo, brutalmente sincera. Ese tonillo visceral que utilizó el ya fallecido escritor Gregie de Maeyer (todavía no he logrado captar si es un recurso estilístico o parquedad geográfica) te pone el vello de punta mientras lo lees. Insignificancia, inocencia, crueldad y cinismo en un mismo lote: la condición humana. No sólo agita a aquellos que sufren o han sufrido el acoso escolar en su propio pellejo, un fenómeno que nació con la Escuela, sino a todos los que lo han sentido cercano. También están los que lo han contribuido a silenciarlo (Y si yo hubiera...) y aquellos que lo han llevado a cabo. A pesar de que en él sólo podemos ver a Juul, es un libro bastante coral, sobre todo porque a todos nos atañe.
Menos mal que alguien tuvo la bendita idea de echar mano de la obra de Vanmechelen, el afamado escultor belga, para que, a través de sus esculturas conceptuales en madera, restara cierta crudeza a la historia. Es cierto que son rígidas y angulosas, pero también es una elección más que acertada porque complementan a la narración y la hacen más subjetiva. Le imprimen cierto aire de metáfora visual a pesar de lo explícita que se desarrolla la acción en la secuencia de imágenes.


Juul no es un discurso moralista a pesar de sentarse en el constructivismo que llena Europa de las tendencias pedagógicas a finales del XX. Quizá sea un poco efectista (¿A quién no le cuesta alejarse de las luces de neón?...) y demasiado sincero (Les aviso que podría haberse convertido en un libro acerca del suicidio y se prefirió conservar un soplo de esperanza), pero tengo claro que en él prima la honestidad, y eso, tal y como están las cosas de la LIJ, ya es bastante.
No. No es un libro cómodo. Pero es un libro necesario.


4 comentarios:

  1. Un libro muy recomendable para compartir con los peques (y no tan peques) de la casa, y poder explicarles un tema tan complicado.
    Un abrazo

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  2. Gracias por tu caluroso comentario ¡Un abrazo!

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  3. Un gran libro que recomiendo desde hace muchísimo tiempo. Genial que le hayas dado voz en tu blog. ;)

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  4. ¡Hola Blanca! Ya dije que iba a dar voz a la LIJ que sonaba a lejos. Y aquí estamos, Juul y un servidor ¡como nuevos!... Contento de leerte, te digo como siempre "¡Aquí te espero!"

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