El objeto libro
La
interacción entre el lector y el libro sucede a dos niveles. El
primer encuentro entre ambos es aquel que se refiere al nivel
intelectual, al mundo de las ideas, a un nivel intangible.
La segunda interacción tiene lugar en el nivel físico: cualquier
lector puede abrazar al libro entre sus manos, pasar sus páginas,
olerlas y subrayar las palabras con la yema del dedo. El libro es un objeto, y como tal, ocupa un espacio del que participa el lector
en un momento determinado.
El
movimiento en los libros
La magia que encierra el
hecho de pasar las páginas de un libro mientras lo leemos, ese
movimiento, aunque nos puede parecer un hecho estúpido, es un acto
reflejo con mucha trascendencia, todavía mayor cuando nos
topamos con un libro móvil.
La
denominación de libros móviles (movibles, quizá más acertada
aunque menos utilizada, animados o desplegables) queda restringida a todos
aquellos libros en los que el movimiento entra a formar parte de sí mismos, es decir, que sin el desplazamiento de las páginas o de
otros dispositivos incluidos en ellos, el mensaje que encierran nunca podrá ser recibido en su totalidad por el lector.
Esa, la energía
cinética, es de la que se sirven todos los libros recogidos en este
monográfico para llegar al lector y potenciar la interacción con el
objeto libro. El resultado, además de ser puro espectáculo, ayuda a
que las palabras cobren vida.
Madalena Matoso. El libro que hace clap. Fulgencio Pimentel.
Tipos de libros móviles
Los
libros móviles se pueden clasificar, como todos, utilizando muchos
criterios. Libros informativos, narrativos, álbumes ilustrados, libros de artista, novelas gráficas o libros-juego pueden ser
algunas de las categorías que les podemos asignar dependiendo de los
contenidos pero, generalmente los libros móviles se suelen
clasificar por las técnicas que utilizan los ingenieros de papel a
la hora de establecer qué movimientos o acciones realizarán los
elementos que componen las escenas, así como el resultado o efecto
que logran a través de ellos. Aunque hoy día la mayor parte de los
libros móviles combinan varios dispositivos diferentes, la forma de
clasificarlos tiene en cuenta el efecto que prima en cada uno.
Existen
muchas clasificaciones al respecto pero considero que la más
acertada es la que han realizado Ana María Ortega y Álvaro
Gutiérrez, donde se agrupan en tres categorías los efectos posibles definendo varios suptipos en cada una de estas. A saber:
Transformación
de imágenes: Una
ilustración da paso a otra que está oculta. Incluye:
- Solapas: El más
sencillo de todos. Lo constituye una pieza plana de papel o cartón
que al ser levantada destapa una ilustración oculta hasta ese
momento a los ojos del lector.
- Imágenes
combinadas: en estos libros, las páginas están divididas en
dos, tres o más secciones, de manera que puede pasarse una página
completa, con todas sus divisiones, y verse una ilustración nueva, o
sólo una parte apareciendo un dibujo que es combinación de otros
varios, permitiendo la posibilidad de lograr variaciones sobre la
ilustración original.
Norman Messenger. 60000 personajes. Acanto.
- Imágenes
transformables: estas pueden ser de tres tipos, por
transformación horizontal, vertical o circular. En los dos primeros
casos, dos imágenes están cortadas en lamas e imbricadas entre sí,
de forma que al tirar de una lengüeta ubicada en la parte inferior o
lateral de la página, las lamas de una imagen se deslizan sobre la
otra, a modo de persiana veneciana, disolviéndose la imagen que
veíamos y apareciendo una nueva. Si el dibujo es circular, lo que
tenemos son dos discos ilustrados y cortados en sectores circulares,
como una tarta, e interseccionados entre sí; deslizando con un
asidero uno sobre el otro, se crea un efecto diafragma en el que una
imagen se desvanece en otra.
- Panorama: todas
las páginas del libro se desdoblan formando una tira con una única
y continua ilustración.
María José Ferrada e Isidro Ferrer (il.). Un jardín. A buen paso.
- Encartes: dentro
del libro se incluyen cartas y otros documentos que constituyen en sí
elementos independientes a modo de reproducción de los originales.
Janet y Allan Ahlberg. El cartero simpático o unas cartas especiales. Destino.
- Troquelados: el
formato de las hojas del libro difiere del rectangular o presenta
perforaciones, siendo a su vez diferente el recorte de unas páginas
del de otras, de manera que la superposición de varia páginas va
creando variaciones de la imagen inicial.
Movimiento:
Los personajes o artefactos ilustrados están animados. Como:
- Articulaciones:
muchos libros disponen de imágenes que se ponen en movimiento al
tirar, empujar o deslizar una palanca de papel que puede crear
movimientos basados en giros producidos por rótulas y articulaciones
de papel, metal o de plástico.
- Ruletas:
un disco giratorio que al darlo vueltas provoca que la imagen que
vemos en una ventana de la página, de paso a la siguiente.
- Flip-books o folioscopios: Libros de pequeño tamaño con una secuencia de imágenes que varían gradualmente de una página a otra, creando así una percepción de movimiento aparente cuando estas se pasan a gran velocidad.
- Flexágonos: estructuras de papel plegadas que al moverlas alternativamente dejan ver caras ocultas. (NOTA. tanto flip-books como flexágonos podrían encontrarse en la categoría de "Transformación de imágenes").
- Flip-books o folioscopios: Libros de pequeño tamaño con una secuencia de imágenes que varían gradualmente de una página a otra, creando así una percepción de movimiento aparente cuando estas se pasan a gran velocidad.
Tridimensionalidad:
Tratan de conseguir efecto de relieve o profundidad en la escena de
las páginas:
- Teatrillos: la
apertura del libro supone el levantamiento de un escenario sobre el
que se sitúan, en distintas capas, los decorados y personajes que
ilustran el tema del libro.
- Libros-túnel:
en éstos, el contenido se alarga como un acordeón de manera que al
mirar desde un extremo, se ven en perspectiva todas las páginas
troqueladas que constituyen el libro, formando un escenario
multicapa. A veces estos libros incluyen una mirilla en la portada
por la que apreciar el efecto.
D. Westerfield. 1992. The rain forest. Colección particular.
Marie Helene Taisné. 2017.
- Libros carrusel:
sus pastas se abren 360 grados hasta tocar una contra la otra,
construyendo un tiovivo sobre el que las ilustraciones se disponen
alrededor del eje formado por el canto del libro.
-
Pop-up: la apertura de una página produce la energía
necesaria para que una estructura tridimensional autoeréctil se
despliegue, volviendo a su condición plana al cerrarse el libro.
¿Qué
es un ingeniero del papel?
La ingeniería de papel,
de manera estricta, trata la creación de estructuras utilizando como
materia prima el papel. Aunque estas estructuras pueden ser muy
variadas y con distintos fines, generalmente y de manera restrictiva,
nos referimos a la ingeniería de papel en el desarrollo de todos los
libros móviles que hemos definido ya. Por tanto, un ingeniero de
papel se encarga del diseño, desarrollo, construcción y producción
de diferentes piezas, ensambles y dispositivos realizados sobre papel
u otros materiales de las mismas características (acetatos,
plásticos o espumas laminadas) dentro de este contexto.
La formación de los
ingenieros de papel es muy variada. Seguramente y como bien dice
David A. Carter, si a cualquier ingeniero de papel le preguntásemos
como ha llegado a serlo nos diría que deshaciendo y diseccionando
muchos libros pop-up, ya que muchos de estos profesionales provienen
del mundo del diseño industrial, las artes gráficas y la
ilustración. Esto provoca que en muchos casos ilustrador e ingeniero
de papel sean la misma persona.
Excepto en Japón, donde
tradicionalmente el papel es una materia prima con gran interés
(el origami o papiroflexia estática, el kirigami o papiroflexia dinámica o el llamado popigami, tres disciplinas muy relacionadas con este tema), se cuentan con los dedos de una mano las
universidades que ofrecen a sus estudiantes formación específica,
léanse asignaturas, seminarios o cursos, sobre las posibilidades de
este material, por lo que los estudios en todas estas técnicas se
ligan más a un plano autodidacta y extra-académico.
Entre los principales ingenieros de papel del mundo encontramos a Robert Sabuda, Matthew Reinhart, Tor Lokvig, Bruce Foster, David A. Carter y James Díaz, en Estados Unidos; David Pelham, Roer Van der Meer o Graham Brown en Inglaterra; Kees Moerbeek en Holanda; Anton Radevsky en Bulgaria; y Marion Bataille en Francia. Dentro del panorama español sólo podemos citar al estudio Fénix Factory, un grupo pionero en estos procesos.
Para profundizar más en
las bases de esta disciplina, me gustaría recomendarles Los
elementos del Pop-Up, de David A. Carter y James Díaz (Combel),
un libro esencial a la hora de comprender todo lo que se relaciona
con la terminología especializada y las técnicas que utilizan estos
profesionales a la hora de dar forma a estos libros, así como el canal de YouTube, The Pop-Up Channel, dirigido por Duncan Birmingham y que cuenta con unos 30 vídeos.
¿Cómo se hace un
libro pop-up?
En el libro animado
clásico tenemos cuatro actores principales: escritor, ilustrador,
ingeniero de papel y montador, cuya actividad esta muy relacionada
entre sí.
En este proceso, el
escritor elabora el texto sobre el que se irá construyendo el objeto
libro. El texto se envía al ilustrador y al ingeniero de papel. El
ilustrador elabora una serie de bocetos y se los presenta al
ingeniero de papel. Este punto es importante ya que, a pesar de las
ideas magníficas que pergeñe el ilustrador, el ingeniero de papel
tiene limitaciones considerables en cuanto al formato, el tamaño, el
efecto deseado, las dimensiones o las características de los
materiales se refiere.
El ilustrador realiza las modificaciones oportunas si las hubiera y entrega los bocetos finales al ingeniero que comenzará a preparar el tipo de dispositivos que utilizará. Una vez las ilustraciones estén terminadas, el ilustrador imprime las ilustraciones en los materiales convenidos (Nota: La primera impresión es en blanco, lo que se llama "white dummy") y se las entrega al ingeniero para que realice el montaje, terminando así una maqueta inicial que se presenta a edición.
El ilustrador realiza las modificaciones oportunas si las hubiera y entrega los bocetos finales al ingeniero que comenzará a preparar el tipo de dispositivos que utilizará. Una vez las ilustraciones estén terminadas, el ilustrador imprime las ilustraciones en los materiales convenidos (Nota: La primera impresión es en blanco, lo que se llama "white dummy") y se las entrega al ingeniero para que realice el montaje, terminando así una maqueta inicial que se presenta a edición.
Tras la aceptación del proyecto, en el proceso de edición se establece
todo lo que se refiere a la maquetación, el color y, por supuesto, la definición
de los troqueles para obtener las piezas que se necesitan en el
montaje de estos mecanismos. Una vez hecho este trabajo se lleva a imprenta de la que saldrán los materiales para producir una serie
limitada (de 5 a 10 ejemplares), ya que es necesario ver su
efectividad en la cadena de montaje y barajar posibles
modificaciones. Todos ello se hacen llegar a los montadores
(“packager” en inglés), el cuarto pilar sobre el que se sustenta
la producción de estos libros. Una tarea manual y casi artesanal que
encarece bastante el precio final de estos libros. Si el producto es
óptimo comienza la producción en cadena y si no lo es, se acometen
las modificaciones oportunas antes de entrar en la cadena, para llegar, finalmente, al lector.
Algo de historia...
Hace más de setecientos
años que alguien tuvo la genial idea de añadir un dispositivo móvil
a un libro. No sabemos muy bien quién fue ni cómo ni dónde, pero el
caso es que los primeros libros con esta característica datan del
siglo XIII. Teniendo en cuenta esto, merece la pena echar un vistazo
mucho más profundo a los datos históricos que referiré a
continuación.
Algunos estudiosos creen
que fue el mallorquín Ramon Llull (1233-1316) el primero en incluir
las primeras volvelas o ruedas de papel giratorias en sus escritos
para poder explicar sus teorías sobre la numerología y la
existencia de Dios de un modo más visual en su obra Ars Magna.
También se cita a Matthew Paris, un monje benedictino inglés y
contemporáneo de Llull, que incorpora estos dispositivos en el libro
Chronica Majora, un libro sobre el cálculo del tiempo.
Astronomicum caesiarumx Apianox (1540). BNE.
Posteriores a estos dos
pioneros son el matemático alemán Peter Bienewitz (o Pedro Apiano
en castellano) que en 1524 publica Cosmographia, un libro que
incorpora elementos móviles de papel para ilustrar sus trabajos
sobre geografía e instrumentos astronómicos, el flamenco Andrea
Vesalio con su De humani corporis fabrica (1543), en el que
figuran ilustraciones realizadas en el taller de Tiziano y que
muestran la anatomía humana en detalladas capas superpuestas
utilizando la técnica de la solapa, y el cosmógrafo y navegante
aragonés Martín Cortés Albácar, que editó en 1551 el Breve
compendio de la esfera y de la arte de navegar, una obra de
formato similar y de gran valor científica.
Tadeo Felipe Cortés del Valle y Castillo. Calendario romano (s. XVIII). BNE.
Como apunte y para un
recorrido más detallado sobre todos estos ejemplos y muchos más, les recomiendo el
catálogo de la exposición maravillosa titulada Antes del pop-up, una
muestra realizada en la Biblioteca Nacional (Madrid, España) durante
el año 2016, y que algunos tuvimos la suerte de disfrutar en vivo y
en directo.
Teniendo en cuenta todo
lo anterior hay que apuntar a que los libros móviles, aunque con
cierta intención didáctica, durante todo este tiempo están
dirigidos al mundo adulto y que no es hasta bien entrado el siglo
XVIII, cuando se desarrolla el concepto moderno de infancia y se
incorporan estos elementos en los libros dirigidos a los niños.
Los primeros libros para
niños que incluyen recursos propios de los libros animados se
empiezan a fabricar a partir de 1775, en Inglaterra, gracias al
editor Robert Sayer, que publica sus “harlequinades” o
“metamorphoses books”, unos libros de versos con solapas que
pueden alternarse para dar diferente aspecto a los personajes que en
ellos se recogen.
R. Sayer. 1770. Harlequinade de Adán y Eva. Colección particular.
A estos les siguen las
muñecas de papel que fabrica la firma de juguetes S. & J. Fuller
entre 1810 y 1816, y los “toilet books” de William Grimaldi
(1820), unos libros que tienen su origen en el que este artista de
miniaturas idea para su propia hija con el fin de enseñarle modales
y que más tarde se reproducirá en serie. Durante la misma época
aparecen los llamados “peep-show books” o libros-túnel, unos
libros que se recogen en la tipología y cuya autoría se desconoce.
W. Grimaldi. 1821. The toilet. Colección particular.
Todos estos libros,
aunque basan su atractivo en la inclusión de este tipo de recursos,
no pueden considerarse libros móviles propiamente dichos ya que el
movimiento no queda integrado dentro del mensaje. Es en 1856 cuando
la casa editorial Dean & Son, fundada en 1800, comercializa los
primeros libros móviles propiamente dichos, media centena de libros
que ellos llaman “toy-books” y en los que los personajes pueden
actuar y moverse de acuerdo con cada historia gracias a mecanismos
como las lengüetas y las persianas venecianas.
A esta le sigue la
editorial Tuck & Sons, fundada por el alemán Raphael Tuck (N.B.:
No olvidemos que Alemania es un país donde las artes gráficas
evolucionan más rápidamente gracias a la cromolitografía), que
publica la llamada “Father's Tuck Mechanical Series” (1890), unos
libros impresos en Baviera, montados en Londres y que incluyen
imágenes desplegables y escenarios en relieve.
E. Nister. 1896. Peeps into Fairy Land. Colección particular.
Otro editor de libros
mecánicos es Ernest Nister (Nuremberg) cuyas series de libros
móviles más conocidas se producen a partir de 1891. Sus libros con
ilustraciones preciosistas y con escenarios multicapa que se levantan
automáticamente al pasar la página, “panorama picture books”, o
con láminas de transformación rotatoria, “dissolving pictures”,
se comercializan en Europa y América gracias a la colaboración con
la casa neoyorkina Dutton.
Sin lugar a dudas los
libros de imágenes móviles más originales del siglo XIX son
ideados por Lothar Meggendorfer (1847-1925), el llamado rey de los
libros móviles, que da nombre al premio más prestigioso de este
tipo de creaciones y de quien les recomiendo buscar su biografía.
Este artista de Múnich tiene una visión cómica muy especial que
transmite a través de ingeniosos dispositivos mecánicos. En
contraste con sus contemporáneos, Meggendorfer no esta satisfecho
con una sola acción en cada página, sino que es capaz de dar
movimiento a cinco partes de la ilustración en diferentes
direcciones y simultáneamente. Idea intrincadas palancas ocultas
entre páginas, remaches metálicos e hilos de cobre que dan enormes
posibilidades de movimiento a sus personajes. Como nota curiosa decir
que Maurice Sendak era el propietario de varios de estos libros que
se pueden contemplar en el Rosenbach Museum and Library.
L.Meggendorfer. 1887. Internationaler Circus. Colección particular.
Los primeros en producir
los primeros libros animados estadounidenses son los hermanos
McLoughlin en 1880 (Nueva York) con sus dos series de Little
Showman, cada una de las cuales contenía escenas
tridimensionales que se desplegaban en pantallas multicapa.
A finales del siglo XIX y
comienzos del XX, el editor francés A. Capendu de París produce una
serie infantil de libros con movimiento (1910) que utilizan solapas o
lengüetas entre los que destaca Caperucita Roja.
Pasamos al siglo XX y con
él a la Primera Guerra Mundial, una época en la que pocos libros
pop-up se producen en la Europa de las contiendas debido a su coste,
la elevada mano de obra y la escasez de papel. Termina así la Edad
de oro de los libros móviles.
En 1929 y pasado este
primer enfrentamiento bélico, el editor inglés S. Louis Giraud
junto al inventor de juguetes ópticos Theodor Brown, inicia una
nueva serie de libros móviles que pueden considerarse auténticos
libros pop-up ya que contienen ilustraciones que se erigen de forma
automática, se mueven y son visibles desde todos los ángulos.
Tienen un precio moderado gracias al tipo de impresión utilizada y
son muy populares. Se publican dos series, la primera dentro de la
publicación Daily Express Children's Annual durante más de cinco
años, y la segunda (Bookano Stories, 17
números) en Strand Publications una editorial que fundan tras
abandonar la primera.
L. Giraud. 1930. Daily Express Children's Annual. Colección particular.
Es así como en plena
Gran Depresión, las editoriales estadounidenses buscan maneras de
reavivar la compra de libros. En los años 30, Blue Ribbon
Publishing, acuña y patenta el término “pop-up” para referirse
a unas creaciones dirigidas por Harold B. Lenz en las que combinan
elementos de los libros móviles con personajes de Walt Disney y
cuentos de hadas tradicionales para producir animaciones dinámicas.
También en este periodo, acontece en España la producción de libros desplegables.
Destacan casas catalanas como la editorial Molino, la editorial
Maravilla (colección Cuentos en Movimiento), Gráficas Manén
(colección Teatrines), la editorial Selva (Albums Relieve)
o la editorial Juventud que publicó en 1935 un precioso Peter
Pan.
A. Saló. 1935. Peter Pan y Wendy. Juventud.
A finales de los 30 y
primeros 40, la cosa se anima... McLoughlin Brothers vuelve a entrar
en el mercado del libro móvil en 1939 con la publicación de la
serie Jolly Jump-up, con diez títulos ilustrados por
Geraldine Clyne, la primera figura femenina de los libros
desplegables. También se lanza la serie de Finnie the fiddler, el
libro inaugural de Julian Wehr, que desarrolla una ingente labor
artística con libros que utilizan el sistema de lengüetas o
pestañas que se accionan para crear movimiento. Entre 1942 y 1950,
Wehr publica más de 40 libros infantiles y vende más de 9 millones
de copias. Sus ilustraciones se imprimen en papel ligero, por lo que
su precio es bajo (un dólar). En España son publicados por
Ediciones del Zodiaco.
Aunque suene testimonial
cabe destacar la simbiosis que a partir de los años 40 establecen el
arte y el libro animado, ya que aparecen en Europa los libros
infantiles de Bruno Munari, el gran diseñador, donde troqueles y
solapas invitan al juego en unos libros sencillos, una realidad que
continuará Andy Warhol en Estados Unidos con la publicación en 1967
de su Index Book.
V. Kubasta. 1965. Tip Top Tap y los dragones. Colección particular.
A partir de finales de
los años cincuenta, Artia, una agencia de importación/exportación,
produce una serie de libros pop-up muy innovadores en la entonces
Checoslovaquia. Vojtech Kubašta es su artista preeminente y creador
de docenas de libros pop-up que son comercializados por los ingleses
Brancroft & Co de los que se llegan a vender 10 millones de
copias. En muchos casos estos libros están formados por una doble
página que se abre y crea una escena.
A mediados de los años
sesenta, Waldo Hunt, pretende comercializar las creaciones de Kubasta
en Estados Unidos pero el Pacto de Varsovia se lo impide, por lo que
funda Graphics International, una compañía con sede en Los Ángeles
que comienza a producir sus propios libros pop-up gracias al
ingeniero de papel Ibn Penick. Entre estos destacan los libros de
adivinanzas de Bennett Cerf (1965) que produce para Random House.
Hallmark Cards (Kansas
City, Missouri) absorbe Graphics International al final de la década
y Waldo Hunt decide abandonar la compañía para fundar Intervisual
Communications en 1974 (California), que será una de las grandes
compañías gracias al ingeniero Roer Van der Meer.
En este momento empieza
la Edad Moderna de libros desplegables que llega hasta hoy día y en la que numerosas compañías
como Compass Productions, White Heat, Ltd., Van der Meer Paper
Design, Sadie Fields Productions o Designimation producen al año
entre 200 y 300 nuevos libros pop-up.
Los elementos móviles
y el discurso literario
Como acabamos de ver, en
el siglo XIX, son dos las principales orientaciones que han tenido
los dispositivos móviles incluidos en estos libros. Mientras que en
al principio tenían un aspecto más informativo o académico ya que
servían para apoyar y afianzar teorías, conocimientos y hechos,
conforme pasa el tiempo, estos artilugios pasan a ser más lúdicos y
quedan enmarcados en la esfera del juego, un hecho que deriva de su
orientación hacia el público infantil y por el que han merecido en
muchas ocasiones la denominación de libros-juego o juegos de papel.
Entra el siglo XX y
estas dos realidades, lo informativo y lo lúdico, conviven con lo
literario desde dos nuevas vertientes. Por un lado tenemos todas
aquellas producciones literarias (o no) que debido a su gran éxito
son remozadas en formato pop-up, un fenómeno que tiene más que ver
con la orientación comercial que con el desarrollo y mejora del
discurso literario. Y por otro están aquellos libros móviles o
pop-up que nacen desde la originalidad y lo creativo, se alejan de lo
decorativo y pretenden construir un nuevo tipo de discurso utilizando
recursos dinámicos.
Dado que este es un
espacio donde los monstruos leen, a continuación, presentaré muchos
de los libros animados contemporáneos (álbumes ilustrados en este
caso) donde esos componentes dejan de ser puramente atractivos y se
integran de manera notable en la narración, participan de ella y
contribuyen a la lectura. Libros que gozan, algunos de ellos, de un
reconocimiento y aceptación unánime dentro del mundo del libro
infantil. ¡Ahí van!
Me
gustaría empezar por Bruno Munari y su serie infantil de los años
cuarenta que incluye títulos como Nunca
contentos, El
ilusionista amarillo o
Buenas noches a todos,
editados recientemente en español por la editorial Niño. En ellos
el gran autor interviene con la técnica de las solapas la
materialidad del libro, establece sinergias con el juego, la
curiosidad o las adivinanzas entre el texto y las imágenes e invita
al lector a participar del sinsentido y a descubrir, tanto los mundos
conocidos, como los desconocidos.
En esta línea podemos citar
algunos clásicos de Eric Carle que a base de troqueles, disminución
en la longitud de las páginas o troqueles permite al lector una
experimentación con el objeto libro sin menosprecio alguno.
La
casa embrujada de Jan
Pienkowski (Norma), además de ser el primer libro que incluye varios
mecanismos en espacios secundarios de cada doble página, tiene un componente dinámico muy interesante ya que crea una atmósfera de
misterio y sorpresa al recrear ruidos (interacción sonora, fabuloso...) relacionados con el argumento.
Tras
estos dos clásicos llegan los imprescindibles contemporáneos de
David A. Carter y de los que tomaré como ejemplo Un
punto rojo (Combel). Como muchas
veces ha apuntado, el autor concibió estas narraciones a partir de
los dispositivos de ingeniería de papel y no a partir de un texto o
una serie de ilustraciones como se suele hacer, es decir, dio
prioridad y por tanto identidad a los recursos del papel para
posteriormente dotarlos de continuidad. Decide que sea el lenguaje
del movimiento el que narre en primer lugar mientras que los del
texto y la imagen queden supeditados a él.
Uno de los ya clásicos libros pop-up de Marion Bataille es ABC3D (Kókinos), un álbum abecedario que, además de una estética minimalista y cuidada donde el color y la forma son las protagonistas, ofrecen una visión tridimensional de las letras -en este caso- haciendo uso de multitud de técnicas de este tipo
También
me gustaría hablar de dos de los libros de Anouk Boisrobert y Louis
Rigaud, En el bosque del
perezoso (Hipòtesi) y Popville (Kókinos),
centrándome en la capacidad para narrar en un escenario mutable
donde la continuidad está erigida en base al movimiento de
decrecimiento y crecimiento respectivamente.
Apuntar al Ver la luz de Emma Giuliani (Ed. Kókinos)...
No
me puedo olvidar del Animalario
universal del Profesor Revillod
de Javier Sáez Castán (Fondo de Cultura Económica), uno de los mejores libros de imágenes
combinadas que, para mi gusto, existen, ya que supone un ejercicio de
fantasía quimérica exquisito, ni de los Cuentos
infinitos de Ediciones
Tralarí (Consuelo Digón y Cintia Martín), creaciones móviles
españolas que se sirven de las técnicas del plegamiento y la
manipulación del soporte por parte del lector para construir una
narración cíclica e interminable y que, a pesar de carecer de
páginas reales, se sirven de la cinética para establecer tres
escenas en un mismo espacio físico.
Son
muy interesantes las creaciones de los japoneses Katsumi Komagata y
Megumi Kajiwara y Tathuhiko Nijima. El primero se centra en páginas
monocromas, superpuestas, plegadas, texturizadas y troqueladas que
invitan al lector a sumergirse en lo fantástico desde unos espacios
aparentemente desérticos, algo que ya conseguiría Munari desde sus primeras
series de libros. Los segundos son dos artistas que recientemente han
publicado dos obras innovadoras, Shilouette
y Motion Shilouette, que utilizan un elemento erguido entre dos páginas para establecer un lenguaje basado en las sombras. Es este
recurso cinético el que se utiliza como conector en una serie de
escenas en cada una de las cuales se narra una historia gracias a dos escenas conectadas por una sombra proyectada en diferente perspectivas y que necesita de la manipulación del libro para alcanzar el mensaje.
Como
colofón y dentro de este epígrafe me gustaría hablar de Á
l'intérieur des méchants
un libro de Clotilde Perrin (Seuil Jeunesse) inédito en nuestro país donde los malos
de los cuentos infantiles son los protagonistas gracias al juego de
descubrimiento que establece gracias a la inclusión de solapas.
Mientras que en el caso de la serie de Munari el dispositivo abre
nuevas puertas al discurso, en este caso funciona como técnica de
desbordamiento literario y se relaciona con lo metaficcional. Hurgamos y descubrimos multitud de detalles
humorísticos, metáforas, elipsis, que se esconden en los bolsillos
y la ropa interior de los villanos de las narraciones clásicas
infantiles. Aunque no es novedoso (les remito a un título como El cartero simpático o unas cartas especiales de Janet y Allan Wahlberg), es más que destacable por combinar intertextualidad con elementos móviles y el fenómeno del álbum-catálogo.
Selección de libros
móviles y pop-up contemporáneos
Aunque
en el apartado anterior he diseccionado muchos de aquellos libros
móviles o pop-up con los que establezco un completo diálogo y en
los que me encuentro muy cómodo como lector literario, en este hueco hay que hablar de otros libros donde se recogen otros muchos mundos y en los que destacan aspectos literarios, gráficos, técnicos y/o arquitectónicos.
Volúmenes, formas, rápidos movimientos, escalas, efectos sonoros y
nuevos materiales que conciben otras posibilidades merecen también una
mención. No están todos los que son, pero sí son todos los que están.
Disfruten de ellos...
Lewis Carroll adaptado por Robert Sabuda. Alice in Wonderland. MacMillan.
David A. Carter. Te amo. Combel.
Consuelo Digón y Cintia Martín. La manzana. Ediciones Tralarí.
Philippe UG. Pop-Up Op-Art: Vasarely. Prestel.
Ronald King. Alphabeta Concertina. Circle Press.
Scott L. Mc Carney. Alphabook 3. Autoedición.
Kveta Pacovska. Unfold/Enfold. The Art Book. Chronicle.
Kveta Pacovska. Rund und eckig: Ein Formenspielbuch. Revensburger.
R. Vidaling. Yeux t'aime. Tana
Hélène Druvert y Jean-Claude Druvert. Anatomie. De la Martinière Jeunesse.
Para ampliar
información
Aunque
he ido citando numerosas fuentes a lo largo de todo este monográfico
sobre los libros móviles y pop-up, no me quiero marchar sin enlazar
con algunas espacios de la red donde viven los libros móviles y los
libros pop-up. En primer lugar les recomiendo pasarse por la página
personal de Ana María Ortega y Álvaro Gutiérrez, la mejor página web en español, a mi juicio, sobre cuestiones técnicas
e históricas relacionadas con estos libros ya que poseen una extensa colección privada de la que han podido ver numerosos ejemplos a lo largo de este monográfico y que también participan en exposiciones organizadas por todo nuestro país (la próxima en Valladolid, ¡no se la pierdan!).
También en lengua española me gustaría hacer referencia a este artículo de la Revista Babar que es bastante completo en cuanto a datos históricos se refiere, y al grupo de facebook No es solo de niños (libros po-up, álbumes ilustrados y libros especiales) donde el “género” del libro en tres dimensiones está muy presente, hay gran cantidad de vídeos demostrativos y se tienen en cuenta novedades y tendencias dentro de este mundo.
Como estudios académicos en profundidad también les recomiendo dos tesis doctorales realizadas en universidades españolas, El libro como juguete, sus tipologías y recursos para la interacción de José Joaquín Roldán Jiménez (Universidad Politécnica de Valencia) y la de Marta Serrano Sánchez titulada ¡Pop-up! La arquitectura del libro móvil ilustrado infantil (Universidad de Granada).
También en lengua española me gustaría hacer referencia a este artículo de la Revista Babar que es bastante completo en cuanto a datos históricos se refiere, y al grupo de facebook No es solo de niños (libros po-up, álbumes ilustrados y libros especiales) donde el “género” del libro en tres dimensiones está muy presente, hay gran cantidad de vídeos demostrativos y se tienen en cuenta novedades y tendencias dentro de este mundo.
Como estudios académicos en profundidad también les recomiendo dos tesis doctorales realizadas en universidades españolas, El libro como juguete, sus tipologías y recursos para la interacción de José Joaquín Roldán Jiménez (Universidad Politécnica de Valencia) y la de Marta Serrano Sánchez titulada ¡Pop-up! La arquitectura del libro móvil ilustrado infantil (Universidad de Granada).
En tercer lugar les recomiendo irse de viaje y dar un garbeo por las páginas de dos
asociaciones de amantes de los estos libros. La de
The Movable Book Society, una organización norteamericana que reúne
a muchos apasionados de este tipo de libros y que tiene en su web
muchos enlaces interesantes, así como listados de los últimos libros pop-up
editados en lengua inglesa, y la de Livros Animes, organización francesa dedicada al disfrute y estudio de los
libros móviles y que contiene información útil sobre las técnicas,
la historia y las publicaciones más recientes del género dentro de
Francia y fuera de ella.
Además
de todo esto, les dejo unos cuantos lugares de otros países donde se recogen
contenidos referentes a estos libros como Best Pop-Up Books (completísima y con muchísima información), Pop-Up Lady (ambos en inglés) Pop-Up Kingdom (en japonés) y La boutique du livre animé (en francés).
Y como colofón, un
guiño al libro
Han
pasado diecisiete años desde que entramos en el nuevo milenio, uno
en el que esperábamos desterrar al papel de nuestras vidas a tenor
de una fe ciega en los formatos digitales que tanto bueno nos han
dado. Pero no ha sido así, el papel está más presente que nunca:
hace unos días se publicaba una encuesta en la que los niños
preferían el libro físico al libro digital. No creo que todo sea
tan blanco o tan negro y, seguramente, esas inclinaciones dependan de
muchos factores y den lugar a interacciones muy variopintas,
diferentes, e incluso, complementarias.
Lo
único que sé es que, cada vez que abro un libro pop-up ante los
ojos de un niño, una historia cobra vida en el papel y unas cuantas
bocas se abren. Quizá muchos libros de estas características pequen
de comerciales, pero lo cierto es que son magníficos señuelos para
atrapar a los lectores, para buscar una estrecha relación entre el
objeto llamado libro y el actor lector.
Llámenlos
libros-juego, libros de autor, libros de artista o libros dinámicos,
pero son el máximo exponente de que el libro, en su naturaleza, en
su forma, también es capaz de expresarse a través de los materiales
que lo componen, de su sola existencia, de su vida.
Estupenda entrada Román, muchas gracias, la comparto
ResponderEliminarMe apasionan los libros pop up. Muchísimas gracias por esta entrada tan interesante y completa. La guardo para masticarla, releerla, volverla a disfrutar y la comparto en el blog de nuestra biblioteca escolar.
ResponderEliminar¡GRACIAS Román!
Bea
Es un verdadero placer visitar tu "espacio".
ResponderEliminarUn lugar para perderse disfrutando de cada entrada.
Muy completo el monográfico de pop-up, un tema que me apasiona.
Gracias por compartir!!
Abrazo virtual ;)
¡Muchísimas gracias a vosotras por vuestros comentarios, Rocío, Bea y Ana!¡Un abrazo monstruoso!
ResponderEliminarMuchisimas gracias por este artículo tan completísimo. Es estupendo.
ResponderEliminarQue maravilla de entrada. Me sorprendió gratamente y me sirve mucho para enseñarles las maravillas del pop up a mis estudiantes. Muchas gracias
ResponderEliminarHola, cordial saludo. Gracias por tomarte el tiempo y permitirnos navegar en el bello océano con los libros pop up
ResponderEliminarExcelente entrada. Compartiendo en twitter.
ResponderEliminarHola! què maravilla un sueño...que hermoso para crear y jugar y hacer nuestros propios pop-up!
ResponderEliminarRecurrirè a esta pàgina para que la visiten mis estudiantes del profesorado.
Gracias!!!
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Gracias por extenderte tanto en el tema y dedicarle tanto interés. Has sido de muchísima ayuda
ResponderEliminarMe encantó el artículo. Gracias
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