Aunque
las bicicletas son para el verano parece que estos días
pre-primaverales están animando a más de uno a acomodarse sobre el
sillín (¡Mira que cuesta adaptar el culo a esta horma!) y empezar a
pedalear. Pero ¡cuidado!, que todavía se puede encapotar el cielo y
mojarnos en mitad del paseo entre los almendros en flor... No hay
prisa, ya llegará el verano y silbaremos a la luz de las estrellas
las canciones del ayer.
La bici sigue la cleta
por un ave siempre nida
y la trom suena su
peta...
¡Qué canción tan
perseguida!
El ferro sigue el
carril
por el alti casi plano,
como el pere sigue al
jil
y el otoño a su
verano.
Detrás del hori va el
zonte,
detrás del ele va el
fante,
corren juntos por el
monte
y a veces más
adelante.
Allá se va el corazón
en aero plano plano
y con él va la canción
escrita en caste muy
llano.
Eduardo Polo.
La bicicleta.
En: Chamario.
Ilustraciones de Arnal
Ballester.
Prefacio de Eugenio
Montejo.
2004. Ekaré: Caracas.
Qué suerte descubrir estos poemarios! Gracias
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