Tomi Ungerer
Con la primavera en plena
efervescencia (Nota 1: Ya empiezan a notarse las alergias) y este
calor que nos asola (Nota 2: Dicen que va a cambiar el tiempo pero yo
no veo atisbo de ello), he decidido lavar y guardar ropa de abrigo
(Nota 3: No toda, que luego nos sorprende el frío a mitad de mayo).
Aunque mirándolo por
otra parte, creo que me traería más cuenta limpiar y colocar el
calzado de invierno porque entre que tengo “pocos” (denoten la
ironía entre las comillas) pares de botas y zapatos, y que el
espacio escasea en mis armarios, me van a salir por las orejas (y
sólo tengo dos, imaginen lo grotesco del tema...). Si a mi fetichismo
galopante y manifiesto con esta prenda del vestuario, unimos que no se me rompen ni a
tiros (es lo que tiene hacerse grande, que todo empieza a ser más
duradero), zapatillas y sandalias me empiezan a invadir. Sí, sí, ya sé lo que me van a decir, pero lo siento,
no me puedo resistir ante unos zapatos buenos y bonitos (lo de barato
dejémoslo aparte porque está visto que el buen calzado es caro. Ya saben: piel de calidad, buena goma, acolchados, buena terminación,
herretes a la medida...).
Me exaspera que mucha gente preste poca
atención a sus pies y eso que solo tenemos dos, la mar de
importantes. Los pilares que nos sostienen, nos permiten
desplazarnos y hacer deporte. Es por ello que hay que vestirlos
cómodamente, cuidarlos con mimo y delicadeza (¡Las cremas no sólo son para la cara!), evitar los zapatos de tacón en la medida de lo
posible (ya sé que estilizan mucho, mujeres, pero contribuyen a la
aparición de juanetes y son nefastos para la columna vertebral) y
acudir al podólogo cuando observemos alguna herida o deterioro
provocado por hongos y bacterias.
Y después de estas
sugerencias sobre pedicuras y otras manías saludables (parezco su médico favorito), me interno
sin más demora en esta curiosa selección que nació a costa de un
par de títulos en los que zapatos y zapatillas eran los
protagonistas y que he ido aumentando conforme han pasado los días
(si conocen algún título más, no duden en incluirlo en sus
comentarios). ¡Que la anden y disfruten!
Ilustrados
Antonio Rubio y Óscar
Villán. Zapato. Kalandraka.
Mar Benegas y Christian
Inaranja. Me duermo en un zapato. Combel.
Mar Pavón y María Girón. Inseparables.
Tramuntana.
Tomi Ungerer. ¿Dónde
está mi zapato? Kalandraka.
Germán Machado y Martín Romero. Salir a caminar. A Buen Paso.
Germán Machado y Martín Romero. Salir a caminar. A Buen Paso.
Estela Antón y Paco Martínez. Humberto el ciempiés.
Takatuka.
Asun Balzola. Los
zapatos de Munia. Destino (Edición en rústica en Oxford).
Jean-François Dumont. Más
tonto que un zapato. Picarona.
Pep Molist y Maria Espluga. Arena en
los zapatos. Bambú (Edición más actual en Combel).
Eduardo Flores. Los
zapatos de Fred Astaire y otras historias imposibles. Apila.
Una Leavy y Anne Decis. Tomás no
quiere zapatos. SM.
María Menéndez-Ponte y Javier Andrada. Pupi y los zapatos
asesinos. SM.
Carlos Pellicer López.
Juan y sus zapatos. Fondo de Cultura Económica.
Emilio Carballido y Carmen Cardémil (il.). Los zapatos de fierro. Fondo de Cultura Económica.
Emilio Carballido y Carmen Cardémil (il.). Los zapatos de fierro. Fondo de Cultura Económica.
Svjetlan Junakovic. A
mi manera. Una historia de zapatos. Saga Editorial.
Gigi Bibot et Pépito
Máteo e Isabelle Chatellard. Los zapatos. Edelvives.
Ramón Aguirre y Mario Ayguavives. Zapatario. Apila.
Cuentos clásicos
Charles Perrault. El
gato con botas. Varias ediciones.
Charles Perrault.
Cenicienta. Varias ediciones (La imagen que acompaña es de la
edición ilustrada por Roberto Innocenti para SM).
Wilhelm y Jakob Grimm. Los
zapatos rotos de tanto bailar. Varias ediciones.
Wilhelm y Jakob Grimm. Los
duendes y el zapatero. Varias ediciones.
H. C. Andersen. Los
zapatos rojos. Impedimenta.
Tradicional (incluido generalmente en Mother Goose Nursery Rhymes). The Old Woman Who Lived in a Shoe (La viaje que vivía en un zapato). Varias ediciones.
Narrativa
L. Frank Baum. El mago de Oz. Varias ediciones. (Imágenes de las ediciones ilustradas por Jùlia Sardá, Robert Ingpen y W. W. Denslow)
Ursula Wöfel. Zapatos
de fuego y sandalias de viento. Noguer.
Miguel Fernández-Pacheco.
Los zapatos de murano. Siruela.
Lygia Bojunga Nunes.
Zapatos de tacón. SM.
Zapatos todavía no traducidos al castellano
Eve Bunting y Sergio Ruzzier. Whose shoe? Clarion Books.
K. G. Campbell. The mermaid and the shoe. Kids Can Press.
Libro de actividades.
Jordi Palet y Ester Llorens. Zapatos, zapatitos y
zapatones. Parramón.
Tomi Ungerer
Que maravilla es "A mi manera"... He revisado el listado rápidamente para ver si lo habías incluido, Román. Una vez visto que sí, ya he aprovechado con más calma para tomar nota de algún otro de los títulos que has listado.
ResponderEliminarSaludos.
Como siempre, muy bueno Rubén... ¿Los zancos rojos entrarían en esta categoría?
ResponderEliminarMe acabo de dar cuenta... Román, no Rubén... jajajaja. Cualquier día de estos salgo loca. Por cierto, el Mago de Oz también tiene cierta obsesión por un par de zapatos, los "Chapines de Rubí". Por si te sirve.
ResponderEliminarRubén, "A mi manera" es un imprescindible de las historias de zapatos, ¡no se me podía olvidar! Mari Fe, la verdad es que lo estuve pensando, creo que son idóneos para caminar por el camino de baldosas amarillas, ¡lo incluiré! Gracias por vuestros comentarios. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarYo recuerdo 'La vieja que vivía en un zapato', me pasaba horas dibujando casas con forma de bota.
ResponderEliminar¡Es verdad! Lo añado ipso facto. ¡Mil gracias Leoletras!
ResponderEliminarEn realidad Dorothy recibió los zapatos plateados, "silver shoes". La película los pintó de rojo.
ResponderEliminar