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viernes, 22 de septiembre de 2017

Los viernes...


La falta de costumbre, esa que traen consigo las vacaciones, es mala compañera cuando se trata de lidiar con astado adolescente. Ríanse a sus anchas, pero quien no trabaja en esto de la secundaria no sabe lo que es. Energía a raudales (para volver a poner en marcha Garoña), griterío incesante (les aseguro que más de uno/a me ha confesado que les resulta incomprensible cómo no lo oímos), carreras, riñas y amores recién forjados. Y en mitad de esta algarabía, un servidor, como otros tantos, a punto de desmoronarse. Menos mal que es viernes y mañana será otro día... ¡Hale! ¡Feliz descanso!

Los viernes llegan cansados,
sin ganas de jugar,
ni ganas.

Se suben al sofá
y se quitan los zapatos,
que se quedan patos en la alfombra,
con sus lenguas,
y sus cordones,
con sus calcetines desnudos
de ver películas.

Los viernes tienen sopas y un ojalá
colgados en la solapa de estar,
y se tienden sobre la cena,
llenos de cuadros y servilletas de papel.

Hay días en que los viernes se arreglan,
se ponen guapos,
salen,
amanecen,
y se les pone cara de sábado.

Clara López.
Los viernes.
En: Los días liebre.
Ilustraciones de Marcos Viso.
2017. Pontevedra: Faktoría K de Libros.


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