Contacto

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Muros ficticios que se tornan reales


A una semana de las elecciones catalanas, en plena campaña electoral (por cierto, una más insultante, turbia y sectaria a la que nos tienen acostumbrados nuestros políticos), y teniendo en cuenta que poco puedo añadir a lo que se ha dicho ya (¡Mama, yo lo que quiero es una primitiva! De esas reventonas, que ya me las maravillaría yo para darle buen uso...), se me hace idóneo traer a este sitio de monstruos y libros ilustrados uno de esos títulos tan necesarios (¡Para que luego digan que los libros infantiles no son sesudos!) y tan invisibles (por eso estamos aquí dando el callo).


Waterloo & Trafalgar de Olivier Tallec y publicado por la editorial Adriana Hidalgo en su colección Pípala, es uno de esos títulos para disfrutar despacio, tranquilamente, ya que en una lectura rápida se pasarían por alto detalles de composición, gestos inadvertidos, guiños y otras vicisitudes que enriquecen este duelo ficticio entre dos personajes. Así que, eso hice, me lo llevé a casa para destriparlo a conciencia.


Con un título que nos sugiere de lleno una temática bélica (dos palabras para captar el discurso elemental del mismo: la cosa empieza bien), abrimos la tapa y nos sumergimos en este mundo donde el naranja y el azul son los dos colores protagonistas. ¿Por qué los habrá elegido el autor? ¿Naranja significa Trafalgar, y azul, Waterloo? ¿El azul es Francia, y el naranja representa a Inglaterra? El caso es que son las dos batallas más importantes de la historia de nuestro viejo continente.


Conforme vamos pasando las páginas nos dejamos llevar por una secuenciación que roza el cómic, las páginas se dividen en dos, en tres, en múltiples escenas que, aunque prescinden de la delimitación clásica viñetas-calles, imprimen más dinamismo y ritmo a un álbum que tiene mucho que contar en este formato híbrido. Si a ello unimos que no hay demasiadas palabras (alguna interjección, ciertas onomatopeyas y poco más), recuerda a esos dibujos animados mudos con cierto toque vintage de los estudios DePatie-Freleng, véanse El inspector o la conocidísima Pantera Rosa.


La acción se resuelve de manera impecable. El uno grita. El otro más. Desde este lado. Desde este otro. Exhibe sus armas. El otro también las suyas. Una suerte de enfrentamientos que dan buena cuenta de lo que es la guerra... Pero, ¿es esa su única intención? No, creo que el autor nos aboca a ser conscientes de los parecidos entre las dos facciones más que de sus diferencias. Ambos personajes llevan una vida tranquila y llena de intereses, cada uno en su respectivo lado del muro. ¿Y acaso es imposible compartir ese espacio? ¿Es personal, intransferible? ¿El muro, una frontera real?... Les dejo que lo descubran, estoy seguro de que se sorprenderán.  


1 comentario:

  1. Me parece muy interesante. ¿El libro tiene texto? ¿O es sólo visual? Gracias

    ResponderEliminar