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lunes, 26 de febrero de 2018

Cuando nace un monstruo al que le gusta leer libros infantiles...



Cuando nace un monstruo pueden pasar dos cosas: que nazca en una familia de lectores o que no. Si nace en el seno de una familia no lectora, el monstruo puede que tampoco lea, y si está rodeado de lectores, la probabilidad de que lea será mayor.
Cuando nace un monstruo que le gusta leer, pueden pasar otras dos cosas, que aprenda a leer muy pronto o que aprenda a leer más tarde. Si aprende a leer pronto, puede que se canse antes, y si aprende a leer más tarde puede que se canse después.


Cuando nace un monstruo al que le gusta leer y no se cansa de ello pueden pasar dos cosas, que su padres le compren todos los libros del mundo o que sus padres frecuenten las bibliotecas. Si recibe un libro tras otro ese monstruo no aprenderá a valorar los libros como una patria compartida, y si visita la biblioteca con frecuencia tendrá contacto con otros lectores y podrá diversificar sus lecturas en una medida mayor.
Cuando nace un monstruo al que le gusta leer, no se cansa de hacerlo y frecuenta las bibliotecas, pueden pasar dos cosas. Puede que ese monstruo nunca deje de leer libros para niños o puede que deje de leerlos. Si deja de leerlos tendrá que buscar libros para adultos e irse a otra sala de lectura, y si no deja de leer libros infantiles tendrá que buscar más libros infantiles.


Cuando nace un monstruo al que le gusta leer, no se cansa, frecuenta las bibliotecas y es aficionado a la literatura infantil, pueden pasar dos cosas. Que ese lector, cuando sea adulto, esté interesado en compartir sus lecturas con otros adultos, o que no. Si quiere compartirlas tendrá que buscar otros adultos como él con quienes hablar de esas lecturas, y si no quiere tendrá que charlar con niños o simplemente aislare en un mundo de lectores ¿incomprendidos?
Cuando nace un monstruo al que le gusta la lectura, no se cansa, visita las bibliotecas, siente pasión por la literatura infantil y quiere compartir sus lecturas con otros adultos, pueden pasar dos cosas. Que ese monstruo decida crear un blog para hablar de lo que se le pasa por la cabeza cuando lee esos libros para niños o que se limite a otras tareas menos literarias. Si decide hacer un blog, tendrá que invertir mucho tiempo y trabajo y a cambio podrá interaccionar con otros monstruos como él, mientras que si no lo hace dispondrá de más tiempo para otros menesteres, pero también de menos gente con la que conversar sobre ello.


Cuando nace un monstruo al que le gusta la lectura, no se cansa, visita las bibliotecas, adora la LIJ, quiere compartir sus reflexiones sobre la lectura con otros y además le da vida a un espacio virtual para charlar con otros lectores, pueden pasar dos cosas, que la pasión inicial tenga una fecha de caducidad, o que el blog siga y siga hasta durar 10 años. Si la cosa queda en agua de borrajas, tendrá que pensar en una ocupación alternativa, si la cosa va para largo, hay que ir celebrándolo de año en año.
De esta forma y emulando al fantástico Cuando nace un monstruo de Sean Taylor y Nick Sharrat (editorial Juventud), les comunico que a pesar de que el cumpleaños real de este monstruo es en junio, durante esta semana celebraré el 10º aniversario de este lugar, una fiesta a la que están todos invitados



1 comentario:

  1. Genial entrada. Y con un álbum ilustrado de los que no hay que perderse.
    Un abrazo

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