Cuando nace un monstruo
pueden pasar dos cosas: que nazca en una familia de lectores o que
no. Si nace en el seno de una familia no lectora, el monstruo puede
que tampoco lea, y si está rodeado de lectores, la probabilidad de
que lea será mayor.
Cuando nace un monstruo
que le gusta leer, pueden pasar otras dos cosas, que aprenda a leer
muy pronto o que aprenda a leer más tarde. Si aprende a leer pronto,
puede que se canse antes, y si aprende a leer más tarde puede que se
canse después.
Cuando nace un monstruo
al que le gusta leer y no se cansa de ello pueden pasar dos cosas,
que su padres le compren todos los libros del mundo o que sus padres
frecuenten las bibliotecas. Si recibe un libro tras otro ese monstruo no
aprenderá a valorar los libros como una patria compartida, y si
visita la biblioteca con frecuencia tendrá contacto con otros
lectores y podrá diversificar sus lecturas en una medida mayor.
Cuando nace un monstruo
al que le gusta leer, no se cansa de hacerlo y frecuenta las
bibliotecas, pueden pasar dos cosas. Puede que ese monstruo nunca deje
de leer libros para niños o puede que deje de leerlos. Si deja de
leerlos tendrá que buscar libros para adultos e irse a otra sala de lectura, y si no deja de leer
libros infantiles tendrá que buscar más libros infantiles.
Cuando nace un monstruo
al que le gusta leer, no se cansa, frecuenta las bibliotecas y es
aficionado a la literatura infantil, pueden pasar dos cosas. Que ese
lector, cuando sea adulto, esté interesado en compartir sus lecturas
con otros adultos, o que no. Si quiere compartirlas tendrá que
buscar otros adultos como él con quienes hablar de esas lecturas, y
si no quiere tendrá que charlar con niños o simplemente aislare en
un mundo de lectores ¿incomprendidos?
Cuando nace un monstruo
al que le gusta la lectura, no se cansa, visita las bibliotecas,
siente pasión por la literatura infantil y quiere compartir sus
lecturas con otros adultos, pueden pasar dos cosas. Que ese monstruo
decida crear un blog para hablar de lo que se le pasa por la cabeza
cuando lee esos libros para niños o que se limite a otras tareas
menos literarias. Si decide hacer un blog, tendrá que invertir mucho
tiempo y trabajo y a cambio podrá interaccionar con otros monstruos
como él, mientras que si no lo hace dispondrá de más tiempo para
otros menesteres, pero también de menos gente con la que conversar sobre ello.
Cuando nace un monstruo
al que le gusta la lectura, no se cansa, visita las bibliotecas,
adora la LIJ, quiere compartir sus reflexiones sobre la lectura con
otros y además le da vida a un espacio virtual para charlar con
otros lectores, pueden pasar dos cosas, que la pasión inicial tenga
una fecha de caducidad, o que el blog siga y siga hasta durar 10
años. Si la cosa queda en agua de borrajas, tendrá que pensar en
una ocupación alternativa, si la cosa va para largo, hay que ir
celebrándolo de año en año.
De esta forma y emulando
al fantástico Cuando nace un monstruo de Sean Taylor y Nick Sharrat (editorial
Juventud), les comunico que a pesar de que el cumpleaños real de
este monstruo es en junio, durante esta semana celebraré el 10º
aniversario de este lugar, una fiesta a la que están todos
invitados.
1 comentario:
Genial entrada. Y con un álbum ilustrado de los que no hay que perderse.
Un abrazo
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