martes, 31 de enero de 2017

Misterios en imágenes


Todos tenemos secretos. Unos más y otros menos. Algunos todavía guardan secretos de la infancia, otros proclaman secretos a voces, los menos los comparten con algún allegado y casi todos nos morimos de curiosidad por saber los de otros. Y, claro, el Sr. Burdick no podía ser menos...
Aunque Los misterios del Señor Burdick es un libro que forma parte de mi personal canon y al que he hecho referencia en ciertas ocasiones, nunca le he dedicado un espacio propio en este lugar de monstruos. Así que, a modo de disculpa para con Don Chris Van Allsburg, he aquí unas pinceladas sobre este álbum.
A nadie le llama la atención un libro negro, menos todavía si se supone que va dirigido a los niños (no sé si el autor eligió esta carta de presentación para repeler a lectores de tres al cuarto o por que el objeto libro adoptase cierto aire extraño, misterioso, atractivo...), pero el caso es que, cuando uno se atreve a cogerlo (sobre todo si es en la edición original, esa con tipografía roja), lo que esconde tiene mucha miga. En la edición en castellano de Fondo de Cultura Económica (gracias por este regalo), se reproduce en la tapa una de las imágenes que forma parte del legado del Sr. Burdick, un protagonista del que sólo conocemos un puñado de imágenes. (N.B.: Me encanta esta forma de crear un personaje a través de sus producciones, porque el lector, como todos, solemos forjarnos ideas, unas veces erróneas, otras ciertas, sobre como son los demás sin conocerlos personalmente. Es curioso como nuestros prejuicios y la propia experiencia entran a formar parte del juego, de la fantasía al fin y al cabo, esa que nos ata y nos libera al mismo tiempo).


Abrimos el libro. Guardas negras. La cosa va in crescendo. Portadilla blanca con otro dibujo a grafito. El contraste oscuridad-luz anuncia que algo va a pasar... “Introducción”. La cosa se pone seria. El autor nos cuenta la historia de este libro. En él se reproducen la serie de imágenes que (supuestamente) un desconocido llamado Harris Burdick llevó al editor de libros infantiles, Peter Wenders. Todas ellas ilustraban varios cuentos de su autoría y los llevaba a modo de muestra (portfolio que llamaríamos hoy día), acompañados de unas frases, como un pie de foto/imagen. El señor Burdick prometió que regresaría con sus historias, pero nunca más volvió. Sólo nos dejó catorce imágenes inquietantes acompañadas de un título y unas pocas palabras.
Metámonos en harina pues...


El estilo de las ilustraciones se adscribe al figurativo realista, a veces con elementos surrealistas (imagen de Extravío en Venecia), fantásticos (imagen de La casa de la Calle Maple) o descontextualizados (imagen de El arpa). Para su elaboración, Van Allsburg utiliza exclusivamente el lápiz de grafito. Si a ello añadimos la típica técnica de desdibujar las formas y el uso del claroscuro, se añade más aire a las escenas y las dota de cierta atmósfera irreal, a modo de ensueño. Como curiosidad cabe decir que la imagen Otro lugar, otro tiempo, que también se utiliza en la portada/tapa, está inspirada en una fotografía de Erich Lessing para el número de junio de 1959 de National Geographic que acompañaba un artículo sobre la posguerra en Alemania, un dato que pone en evidencia el proceso de construcción en el mundo de las artes gráficas (N.B.: Miriam Abad, gracias por la búsqueda y el detalle de hacérmela llegar. El poder de los libros es hermoso, dulce...).


El corpus del libro se estructura en dobles páginas en las que el texto ocupa la izquierda y la imagen la derecha, de tal manera que el ritmo en la lectura acaba focalizando la atención, primero en la imagen y posteriormente en el texto. De esta manera el autor consigue crear cierto efectismo, una sorpresa que crece con el mundo verbal. Aunque ambos lenguajes se complementan y se ayudan, no lo hacen del mismo modo. Mientras que el título remite a un contexto amplio, ese en el que la imaginación del lector desborda la doble página, las frases, por lo general, se refieren a un momento exacto, al instante en el que se congela la imagen. Esta segunda relación es más variable y en ella se pueden observar redundancias o complementariedades.
Otra cosa que diferencia a este álbum del resto es que la secuenciación no depende de la consecución de las escenas/imágenes, sino que depende del contexto. Es decir, no hay sucesión. Son parcelas de espacio y tiempo independientes. Es la ruptura en una de las características clásicas del álbum que, de no ser por la introducción, no podría definirse como tal.


Guardas negras. Tapa negra. ¿Fin? No, creo que no...
Si los misterios no fueran pocos, la cosa se complica cuando, y siempre según Van Allsburg, en 1993 aparece un anticuario que les relata a él y Wenders cómo, tras comprar la biblioteca antigua de una anciana, un espejo antiguo con retratos de algunos personajes del A través del espejo de Carroll que también estaba incluido en el lote, se cayó al suelo y, tras romperse el cristal, descubrió otra imagen similar a las restantes de Burdick que pertenecía a la historia de Perdido en Venecia.
Años más tarde Chris Van Allsburg publicó en su página web que Wenders había muerto en el año 2000 cuando contaba 91años.
Todos los que conocen la obra de Chris Van Allsburg saben que lo enigmático es una de sus constantes, como bien prueban títulos como El naufragio del Zéfiro, El expreso polar o Jumanji. Sin caer demasiado en lo efectista, es capaz de mantener cierta expectación en el lector antes, durante y después de leer sus libros, pero con este título consigue que eso trascienda más allá, lejos de la edad de los lectores y lejos de las fronteras. La universalidad de los, a mi juicio, dos juegos que propone ante el curioso lector partiendo de dos incógnitas (por un lado intenta ampliar los límites de la fantasía y por otro saber si el contexto es real o ficticio) es lo que hace a este libro diferente, más especial.


A todo lo anterior hay que añadir que este libro tiene muchas aplicaciones dentro del aula al constituir un pretexto inmejorable para trabajar la redacción, fomentar la imaginación, la construcción de historias (bien concatenadas, bien independientes), y empatizar con el género del libro-álbum, las narrativas gráficas y los autores. Prueba de ello es que hace unos años se publicó The chronicles of Harris Burdick, un libro en el catorce reconocidos escritores entre los que se cuentan Kate DiCamilo, Lois Lowry, Linda Sue Park, Jon Scieska, Tabitia King o Stephen King, realizan precisamente este ejercicio de narración en base a las imágenes de Chris Van Allsburg.


Decir también que el relato de The house on Maple Street de Stephen King (inserta en su libro Pesadillas y alucinaciones) está basado en la última de las imágenes de este libro.

Y poquito más, que ya es bastante para este libro tan redondo... Sólo me queda despedirme de ustedes confesándoles que, mientras escribo esto, todavía sigo dudando sobre si el Sr. Burdick existió.  

lunes, 30 de enero de 2017

Abecedarios necesarios


Cuando digo que el sábado estuvimos celebrando el cumpleaños del Pit, lo hago en sentido literal: mañana, tarde y noche. Un maratón a comer y beber (juerga que no disfrutas, juerga que no recuperas) en condiciones climáticas adversas (el viento nos cortaba el tegumento, pero nosotros, al lío) y con robo de móvil incorporado (¡Ojo avizor con carteristas y mangantes!).
Como se podrán imaginar, aquello dio para mucho (Lo he de confesar: nos va el jevimetal), y entre sorbo y sorbo, ¿de qué hablarán un funcionario de prisiones, una maestra de infantil y otra que vende tetas postizas? No se lo van a creer... ¡De abecedarios! Lo que oyen, a pesar de nuestras vidas bizarras, nos entretenemos con asuntos más sesudos.


Me sorprendió mucho enterarme de que en la etapa educativa de lo que en mi época llamábamos "pre-escolar", los alumnos no deben saber (por ley, ojo) lo que es eso de leer. Vamos, que algunos, con 5 años, no saben qué reza aquello de "Mi mamá me mima" (nunca mejor dicho). Corrientes pedagógicas y metodologías subversivas aparte, se ve que, al final y como siempre, depende del maestro, ese que puede poner toda la carne en el asador o refugiarse en la norma legislada.
Dice mi madre que yo aprendí a leer muy pronto, así que llegué a la escuela con los deberes hechos. Todo porque, según ella, la maestra de la guardería se emperraba en avanzar (¡Qué palabra tan bonita!), en darnos alas para poder volar. Por eso, cuando entro a un aula de colegio, me encanta ver las paredes llenas de las vocales en tamaño gigante, de sílabas fabricadas con los materiales más dispares y oraciones cortitas de todos los colores.
No obstante, entendiendo que la responsabilidad educativa es compartida entre docentes y padres, y habiéndome dejado en el cajón del olvido algunos abecedarios más que reseñables, los he sacado en este día por si algún padre se anima en esto de las letras, y afianza y aligera el proceso cognitivo de sus hijos... Así que, ¡ahí va este abanico!


El primero es el Abecedario a mano de Isol (2015, Fondo de Cultura Económica). Aunque tiene el formato clásico de álbum-abecedario (letras en mayúsculas y minúsculas en distinta tipografía y acompañadas de una imagen), su contenido es el propio divertimento de la autora que intenta establecer un diálogo con el lector. Se aleja de los clásicos sustantivos para adentrarse en adjetivos, verbos y expresiones con las que el niño puede indentificarse, preguntarse y responderse a sí mismo. Si esto fuera poco, Isol incluye elementos metaliterarios, disyunciones o complementación. Cada letra es una historia que podemos alargar con la imaginación. Divertido, poético y juguetón.




Hoy me siento de Madalena Moniz (2016, Pepa Montano). Es uno de esos libros bonitos que ha pasado muy desapercibido por haberse publicado a finales del año 2016, un periodo con mucha actividad que oculta tras la marabunta y deja en ese limbo lector a preciosas joyas visuales como esta. Madalena Moniz se decanta por la doble página para desarrollar su abecedario de adjetivos. Aunque algunos pueden tacharlo de emocionario (¡Qué moda más horrorosa!) es toda una suerte de imágenes evocadoras que permiten al lector descubrir por sí mismo sus rumores internos, deja a la libre interpretación toda una suerte de escenas de ida y vuelta entre el lector y la obra.



Abecedario. Abrir, bailar, comer y otras palabras importantes de Ruth Kaufman, Raquel Franco y Diego Bianki (2014, Pequeño Editor). Hace un par de años que se editó esta obra galardonada con el Bologna Ragazzi Award. Utiliza la página sencilla para presentar un abecedario construido a base de verbos que, acompañados por imágenes que ilustran cada uno de ellos, incorpora elementos descriptivos que van construyendo al mismo tiempo un álbum informativo bien pensado. De gran colorido y formas un tanto planas, es un libro inmejorable para niños dinámicos.




ABC-BOOK de Xabier Deneux (2016, Combel). Presentado en formato boardbook es un álbum muy bien pensado, no sólo porque incorpora multitud de troqueles que imprimen cierto dinamismo y una lectura “divertida”, sino porque presta atención al diseño gráfico (formas, relieves y colores planos) y propone mucha interacción visual y táctil. Aunque se limita a un tipo de palabra, los sustantivos, no lo hace así con el número y puede llegar a proponer varios por cada letra. Como todos los anteriores, tiene varios niveles lectores, y claro, eso añade valor al objeto libro.




Alfabeto de Sonia Delaunay (2011, Gustavo Gili). Por último quería enmendarme con este abecedario... Para mí es uno de los más hermosos que se han publicado en los últimos años, no sólo porque esta elaborado sobre las canciones y retahílas de nuestra infancia (plus añadido cuando pagamos por algo), sino por esa extraña pero hermosa conjunción entre ilustración de vanguardia (no olvidemos que la autora fue una de las mayores exponentes del simultaneísmo, un estilo basado en el contraste de colores) y la tradición oral. Letras bailarinas en un álbum genial.




Y si no tienen bastante con esta amplia oferta de alfabetos ilustrados, confíen en la imaginación de los enseñantes, esos que siguen bastante este espacio y se inspiran con los libros más variados. Porque guarderías, escuelas infantiles y colegios están llenos de verdaderos artistas que, con creatividad y pasión, abonan un terreno llamado futuro.

viernes, 27 de enero de 2017

Actualidad sin sentido


Copos de nieve sobre la orilla del mar, chantajes fruto de los caprichos monárquicos que pagan los ciudadanos, subidas estratosféricas de las tarifas eléctricas en la semana más fría del año (ya se podían haber esperado...), apóstatas que se marcan dos horas de cola para que San Antón bendiga a sus galgos, y el presidente de los Estados Unidos haciendo el homínido ... Harto de buscarle sentido al sinsentido, he decidido refugiarme en las canciones de Edward Lear y dejarme hacer. Si no puedes con el enemigo, únete a él.

El búho y la gatita se dieron a la mar
en un batel verde y brillante como un guisante;
llevaban miel, membrillo, y bastante dinerito,
bien envuelto en un billete de cinco reales.
El búho contempló los astros del infinito,
y rasga que te rasga cantó con su guitarra:
¡Oh, mi divina minina! Oh, mi lindo amorcito,
qué hermosa gatita eres tú...
Eres tú...
¡Sí, eres tú!
¡Qué hermosa gatita eres tú!”

[…]

The Owl and the Pussy-cat went to the sea
in a beautiful pea-green boat,
they took some honey, and plenty of money,
wrapped up in a five-pund note.
The Owl looked up to the stars above,
and sang to a small guitar,
O lovely Pussy! O Pussy, my love,
What a beautiful Pussy you are.
You are,
You are!
What a beautiful Pussy you are!”

[...]

Edward Lear.
Los jumblies y otras canciones sin sentido.
Ilustraciones de Leslie Brooke y el autor.
Traducción de Óscar Mariscal.
2016. Sevilla: El Paseo.


miércoles, 25 de enero de 2017

LIJ de color de rosa. Chismes y Literatura infantil


Lo rosa está de actualidad (si es que alguna vez ha dejado de estarlo...). Que se lo digan a la omnipresente Barbara Rey... Que sí, que sí, que estar pendiente de la política internacional tiene más caché (Esto de darle tanta importancia a Trump -con lo poco que lleva en el cargo- no me convence), pero el caso es que los líos de faldas monárquicos nos pueden haber costado a los españoles quinientos millones de las antiguas pesetas (lo escribo con letra porque estoy harto de poner ceros)... ¿Y qué es eso? Na', tres milloncejos de euros.


Lo cierto es que encuentro algo torpe esa postura de esquivar las noticias del corazón, sobre todo cuando se hace desde la típica y forzada pose cultureta. Nuestras vidas mortales, además de jondura y lectura, también se alimentan de chismes y panderetas. “Cum laudem” y títulos universitarios aparte, hay que ser conscientes de que la vida nos maltrata a partes iguales. Y a todos, millonarios, cantantes, políticos insignes, toreros, actores, bailarines, vedetes, flamencos o payasos, nos rascan un poquito, y que no salga algo de mierda, es raro. ¿A qué viene ese tufillo elitista que impregna todas las producciones culturales que, como el libro, tanto bueno (se supone) nos han dado?


No se equivoquen, todo esta interrelacionado... Si Oscar Wilde no se hubiera enamorado de un capullo, jamás hubiera escrito De profundis, o qué decir de la Misericordia de Pérez Galdós, fruto de una afición por lo pordiosero, por los pillastres... Visto desde otro ángulo, mejor le iría a la LIJ si Ricky Martin nos desvelara con qué libros concilian el sueño sus gemelos, conocer qué leía Belén Esteban de niña, o saber qué títulos encandilan a nuestras infantas, las pequeñas. ¡Hay tanto qué podrían hacer por la Cultura nuestros famosos y no hacen...!
En fin, que estoy harto de tanta polaridad, de tanto estereotipo manido. Ni los cultos son tan cultos, ni los barriobajeros tan poco instruidos. Que nadie está exento de alcahueteo, ni tan siquiera los de los libros para niños...


- ¡Shhhh! ¡Mari! ¿T'has enterao de que a Mengano le dieron el premio a la edición porque se lio con la que maneja to' el cotarro en los baños del Conde Duque, donde hacen lo del Salón?
- Y una hora antes, roneando con esa de la distribución... Se ve que quiere amplíar el negocio... ¡Ni canta ni baila, pero no te lo pierdas!
- ¡Ese siempre ha sido un golfo! Y no te comas de vista a Pepe El Letras... Yo no sé qué hace para pillar tantas subvenciones... Naranjito, podemita, pepero o socialista, ¡se matricula en todas las autoescuelas! Y claro, le premian con las del Ministerio, las de la Xunta y las del Cabildo.  ¡Sólo le faltan las del más allá!... ¿Cómo se las maravillará?
- ¡Ay! ¡Qué engentrolls! Como la petarda esa... Haciéndose la interesante en las redes sociales y ¡Venga! ¡Más madera! Todos dándole cera... Así pasa, que llevé a los críos a la presentación de su último libro, y ¡qué sinapismo...! ¡Casi tengo que llevarlos a urgencias!
- ¡Pffff! Estos culturetas... Aburren a las piedras. El mejor era aquel que contaba cuentos, el del gorro de calceta. Tan humilde, tan poquita cosa..., pero hablaba y, ¡oye!, que se comía el mundo. ¡Qué poderío! ¡Y qué ovaciones! Pero ya sabéis, el que no tiene padrino, se come una m...
- Ni que lo digas... ¡Oye tío! ¿Te enteraste de ese que le robó la editorial a la novia? Pobrecica, ¡qué ilusa! Yo nunca me hubiera fiado de ese fantasma, tanto repeine y colonia cara... Hay que estar al loro...
- ¡Al loro, Cantimploro!
- ¡Uy! Y porque no os habéis enterado de esos dos ilustradores que casi se lían a palos por cierta editora de renombre... ¡Hasta dónde llegan algunos!
- Ja, ja, ja... Paz amor y un poquito de editor ¡Menudo percal! Si es que, nenes, ¡el cotarro está muy mal!
- Una cosa... ¿Y lo de Bologna de este año? ¿No os parece raro? Cataluña y las Baleares de artistas invitados...
- A saber... La Generalitat ya no sabe a quien untar para lucir la senyera... ¿Y los valencianos? Qué lástima... Toda la vida con el Tirant Lo Blanc y ¡menudo feo!
- ¡Ojo al panojo! Y si no el de los monstruos... el bloguero enterao ese...
- ¿Ese? Ese es un chalao, un impertinente y un revenío. ¿Pero no decías que te salía urticaria cuando lo leías? ¿Pa' qué te sigues martirizando?
- Sí, tía, es como la carne pescuezo... To' hueso.. Pero hay que leerlo. Que lleva más razón que un santo.


N.B.: Todas las imágenes proceden de Telephone, un divertido álbum de Mac Barnett y Jen Corace (il.) publicado por Chronicle Books e inédito en castellano.

martes, 24 de enero de 2017

Libros incómodos, libros necesarios


Mal empieza la semana cuando resuena por los pasillos la palabra bullying... Esperemos que la cosa no dé mucho de sí, que visto como está el patio, no es de extrañar que se vayan de madre... Para evitar posibles sorpresas y quebraderos de cabeza, ya he preparado sobre la mesa del salón el Juul de Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen, un libro editado en castellano por Lóguez y que ha pasado por diversas reimpresiones desde que se publicara por primera vez en 1996.
Les seré sincero, este álbum y un servidor siempre han tenido una relación con muchos altibajos. Yo no la definiría como de “amor-odio” (sería estúpido decir que no me gusta un libro tan redondo y bien pensado), pero sí albergo ciertas reticencias en lo que a orientación de lectura se refiere (no todos los niños pueden leerlo todo...).


Juul es el típico libro del que nadie quiere hablar. No le gusta ni a madres ni a padres, tampoco a muchos maestros, y los libreros nunca cuentan con ejemplares... Está claro que Juul es un libro incómodo. Termina mal, y eso en Literatura Infantil, parece imperdonable. Tánto, que una vez se me ocurrió contarlo en una de esas escuelas de padres que tan de moda se pusieron hace unos años y al día siguiente ya me estaba parando el cura del pueblo por la calle (Si novelara mi vida como profesor rural, me forraba)... Pero, ¿por qué tanta preocupación por un libro para niños? Más que nada porque, mirando más allá del acoso escolar, podríamos decir que Juul ahonda en cómo la sociedad moldea al individuo, en los procesos que llevan a la rendición del yo ante la presión colectiva, en la mutilación de la identidad a través de la coacción, en la autodestrucción mental y física... Crítica social pura y dura.


Lo que más “molesta” de Juul es su prosa. No hay demasiados rodeos, es directa, clara, concisa, muy visual y, sobre todo, brutalmente sincera. Ese tonillo visceral que utilizó el ya fallecido escritor Gregie de Maeyer (todavía no he logrado captar si es un recurso estilístico o parquedad geográfica) te pone el vello de punta mientras lo lees. Insignificancia, inocencia, crueldad y cinismo en un mismo lote: la condición humana. No sólo agita a aquellos que sufren o han sufrido el acoso escolar en su propio pellejo, un fenómeno que nació con la Escuela, sino a todos los que lo han sentido cercano. También están los que lo han contribuido a silenciarlo (Y si yo hubiera...) y aquellos que lo han llevado a cabo. A pesar de que en él sólo podemos ver a Juul, es un libro bastante coral, sobre todo porque a todos nos atañe.
Menos mal que alguien tuvo la bendita idea de echar mano de la obra de Vanmechelen, el afamado escultor belga, para que, a través de sus esculturas conceptuales en madera, restara cierta crudeza a la historia. Es cierto que son rígidas y angulosas, pero también es una elección más que acertada porque complementan a la narración y la hacen más subjetiva. Le imprimen cierto aire de metáfora visual a pesar de lo explícita que se desarrolla la acción en la secuencia de imágenes.


Juul no es un discurso moralista a pesar de sentarse en el constructivismo que llena Europa de las tendencias pedagógicas a finales del XX. Quizá sea un poco efectista (¿A quién no le cuesta alejarse de las luces de neón?...) y demasiado sincero (Les aviso que podría haberse convertido en un libro acerca del suicidio y se prefirió conservar un soplo de esperanza), pero tengo claro que en él prima la honestidad, y eso, tal y como están las cosas de la LIJ, ya es bastante.
No. No es un libro cómodo. Pero es un libro necesario.


lunes, 23 de enero de 2017

¡Feliz cumpleaños, abuela!


Mi abuela es mediana, lampiña, suave; tan tranquila por fuera, que se diría toda de candor...
Mi abuela es tremenda y el otro día cumplió noventa, ¡que ya son! Tiene un lustre que para qué y como siga sin moverse, va a salir rodando. Que los años son un lastre no es ninguna novedad, pero lo de mi abuela es sobrenatural: ni colesterol, ni hipertensión, ni azúcar. Una miaja de fatiga, y poquito más (Tánto, que hasta sus amigas le desean el mal: “Paca, ya era hora de que te pasara algo..., ya era hora...”). Cada vez tengo más clara su ascendencia nipona, a pesar de que ostenta un apellido español en vías de extinción. Se calienta la cabeza poco (Las preocupaciones no son buenas, así que, últimamente, empiezo a pensar que dejar los problemas a un lado es la única manera de rozar la centena), a pesar de que, como a cualquiera, le han punzado las penas.


A esta mujer le extrañan pocas cosas. Ha visto (y vivido) mucha miseria (no hace falta que les recuerde lo que era España hasta los años 80..., ¿o sí?), y para mi gusto, poco se ha quejado. Como buena bracera, ha trabajado como una negra: cinco hijos y recogiendo acelgas, espinacas o ajos, lavando la ropa entre el hielo, limpiando cuadras o cocinando. Lo peor de todo es que, aunque hoy vive a cuerpo de reina, es consciente de que la social-democracia la ha convertido en una inútil (según ella ya no sabe ni cocinar, ni fregar, ni planchar... ¡Menuda estrategia!).


Mi abuela, la única que me queda, es un rato moderna. Se casó con algún hijo parido (que en aquellos años, era tela), y pantalones, de las primeras. Lo entiende todo aunque se haga la tonta (será de los pocos beneficios que acarrea la sordera) y, cuando encuentra algo raro, reza su coletilla favorita: “Se ve que es lo que se lleva”. Es una abuela de asfalto (la primera vez que pisó un pueblo fue cuando contaba ochenta...), muy espabilada y despierta.


A pesar de que en su temprana vejez mi madre se empeño en matricularla en el aula de alfabetización de adultos (y así, entretenida, ni traía ni llevaba), no hubo manera de que terminara “juntando las letras” y se ha quedado como en sus años de escuela. Una pena... Más todavía teniendo en cuenta que el pasado jueves le podía haber regalado Las arrugas de la abuela, lo último de Simona Ciraolo y publicado en castellano por la editorial Andana. Y así podíamos haber trasladado esta hermosa conversación de una abuela con su nieta, a esas anécdotas e historietas que, cuando éramos pequeños, nos contaba entre siesta y siesta... ¡Pasar no pasa nada! ¡Sólo que tendremos que leérselo nosotros a ella!


miércoles, 18 de enero de 2017

Álbumes sin palabras, un pequeño vistazo / Wordless picture books, a little view


Un álbum sin palabras o álbum mudo (en inglés wordless/silent picture books) es lo más parecido a llevar al extremo la negación a esa pregunta que se hacía la Alicia de Carroll (¿Y de qué sirve un libro sin dibujos [...]?). 
When Carroll's Alice asked “[...] and what is the use of a book […] without pictures or conversations?” She couldn't imagine that someday it would exist a book made enterely of images. These books are wordless or silent picture book (in Spanish “álbum sin palabras”) Un álbum sin palabras es la máxima expresión de las narrativas gráficas, es decir, libros que construyen una historia a base de la secuenciación de imágenes que, generalmente se basan en escenas que ocupan un lapso espacio-temporal definido (páginas sencillas, dobles o viñetas). 
A wordless picture book is the highest expression of graphic narratives. Books that build a story based on a sequence of images. These images are generally based on scenes that occupy a defined space-time lapse (single or double pages, or a bullet ).




Bob Staakes

Aunque es una tipología de álbum ilustrado que da muchos quebraderos de cabeza a especialistas de LIJ o bibliotecarios (su clasificación es bastante difícil... unos los incluyen dentro de la categoría de “álbum ilustrado” dependiendo de los parámetros sobre los que descanse la elaboración del discurso, y otros los adscriben a la de “álbum gráfico” en pro de una taxonomía más clara y útil), está claro que pertenece al género del libro-álbum.
It is a type of picture book wich also produces many problems to Children's Literature specialists or librarians (Its classification is quite difficult depending on the parameters you take for discourse making off) Anyway, it's clear that it belongs to picture books.




Marie Caudry

Los álbumes mudos, a pesar de haber sido relegados clásicamente a los pre-lectores, las vanguardias de finales del siglo XX y del nuevo milenio en lo que al álbum se refiere, han ayudado a que se consideren en un espectro más amplio de lectura donde tienen cabida lectores más experimentados, lo que origina híbridos entre el álbum y la novela gráfica. Un libro sin palabras no es un libro sencillo, no. Pueden estar repletos de detalles, ofrecer interpretaciones múltiples y diferentes sentidos de lectura (Si quieren profundizar en todas estas cuestiones les recomiendo pasearse por AQUÍ).
Despite being orientated to pre-readers, silent picture books have been involved in other reading context, for instance adult readers who prefer graphic narratives (comic and graphic novel) instead traditional ones. A book without words is not a simple book. They can be full of details, offer multiple interpretations and meanings, and different senses of reading.  



Peter Schossöw


Anouk Boisrobert y Louis Rigaud

Sin dudarlo diría que son los libros más universales que existen ya que no es necesario echar mano de traductor para entender su mensaje, por lo que, si tienen ocasión de viajar a otros países, les animo a visitar las librerías, descubrirlos y meterlos en la maleta a modo de recuerdo. No olviden que quizá esta sea la razón por la que muchos de estos libros se utilizan a la hora de establecer puentes entre los seres humanos (por ejemplo pueden echar un ojo al IBBY Camp in Lampedusa).
You will never feel lost in translation with these books. You will always understand their messages. They are the most universal books that exist (if you travel to other countries, you can visit bookstores and buy some of them. They are the best souvenir you can keep in the suitcase!). Here you are the reason why many of these books are used to establish bridges between humans (See IBBY Camp in Lampedusa).




Bastien Contraire


Carson Ellis

Mientras realizaba este pequeño monográfico, me han surgido muchas dudas. Preguntas a tenor de títulos como El intruso de Bastien Contraire (¿Un álbum sin palabras sirve sólo a la narración, o también puede servir al juego? ¿Pasa entonces a ser un artefacto no literario?), el Popville de Anouk Boisrobert, Louis Rigaud y Pablo Guerrero, el Bluebird de Bob Staake, el ¡¡Máaas!! de Peter Schossöw, La playa de Zullo y Albertine, El viaje de Max de David Gauthier y Marie Caudry (¿Se podría ser más heterodoxo al incluir en este grupo libros que parten de poemas o incluyen pequeñas frases? ¿Acaso no desarrollan la acción completamente sobre el contenido gráfico?), o el ¿Mau iz io? de Carson Ellis (Si se hace uso de un lenguaje verbal inventado y/o intraducible en un álbum, ¿podría considerarse álbum sin palabras?), que quizá ustedes puedan responder.
While I was writing this post, some doubts came... Is a wordless picture book only for storytelling? Can we learn some skills with them? Can we also have fun? How many words can a wordless picture book keep? Only the title? Perhaps some more? Can a silent picture book loose its essence if it is inspired by a poem, by little phrases or by a fairy tale? Can you include a book into this category if it's made with an invented language?  


Albertine Gruss

Seguramente, conforme se sumerjan en el mundo de los libros mudos, tendrán sus propias dudas y les surgirán nuevas ideas, que pueden ir contrastando con la representativa bibliografía especializada que he añadido antes de la selección y en la que se exploran distintos aspectos de este "género".
I think you will also have your own questions and you will probably need some help to answer them. That is the reason I've included some bibliography below.
Así que, sin dilatar mucho más esta ligera introducción, ahí va esta colección de álbumes sin palabras que he dividido en dos partes. En primer lugar he destacado mis álbumes sin palabras favoritos, 15 títulos que, bajo mi criterio, se merecen un lugar privilegiado ya que han trascendido al tiempo y son representativos de muchas de las tendencias que se suelen dar en estos libros, como los pictogramas, la mutación y evolución de las formas geométricas, los libros circulares, las historias cotidianas, los libros-juego, los informativos, las adaptaciones de los cuentos clásicos y las novelas gráficas. En segundo lugar incluyo una miscelánea que reúne muchos títulos conocidos y no tan conocidos de los álbumes y libros ilustrados sin palabras, editados en castellano o de otros lares. Una buena colección que seguro ampliará sus horizontes y les animará, no sólo a descubrir y descartar títulos, sino a leer imágenes.
After this brief presentation, here you are a wide collection of wordless picture books. I've divided into two parts. First I have highlighted my favourite silent picture books, 15 titles that deserve a honour place (they have successed and they are representative). Secondly, I include a miscellany that brings together many well-known and not-so-well-known titles from all over the world. A good sellection that will surely open your horizons and encourage you, not only to discover and discard titles, but to read images
¡Que los disfruten en silencio y los cuenten de viva voz!
Enjoy them in silence... but tell them aloud!



Bibliografía

Arizpe, E., Colomer, T., Martínez-Roldán, C el al. 2014. Visual journey through wordless narratives: an international inquiry with inmigrant children and The arrival. Bloomsbury Academic.
Arizpe, E. 2013. Meaning-making from wordless (or nearly wordless) picturebooks: What educational research expects and what readers have to say. Cambridge J. Edu., 43(2): 163-176.
Arizpe, E. 2010. Minority voices create words for wordless picturebooks. 32nd International Board on Books for Children and Young People IBBY Congress, Santiago de Compostela.
Arizpe, E. y Styles, M. 2004. Lectura de imágenes: los niños interpretan textos visuales. México: FCE.
Bosch. E. 2015. Estudio del álbum sin palabras. (Tesis Doctoral inédita). Universidad de Barcelona. (N.B.: Una maravilla y disponible de manera íntegra AQUI)
Bosch, E. 2012. ¿Cuántas palabras puede tener un álbum sin palabras? Ocnos, 8: 75-88.
Bosch, E. y Durán, T. 2009. OVNI: un álbum sin palabras que todos leemos de manera diferente. AILIJ Anuario de Investigación de Literatura Infantil y Juvenil, 7(2): 39-52.7
Bradnock, Marianne. 2016. Wonderfully wordless: the 500 most recommended graphic novels and picture books. The School Librarian, 64(2): 127
Crawford, P.A. Y Hade, D.D. 2000. Inside the picture, outside the frame: Semiotics and the reading of wordless picture books. Journal of Research in Childhood Education, 5(1): 66-80.
Jalongo, M. R., Dragich, D., Conrad, N. y Zhang, A. 2002. Using wordless picture books to support emergent literacy. Early Childhood Education Journal, 29(3): 167-177.
Lartitegui, Ana G. 2014. Páginas mudas, libros elocuentes. Tramas visuales y discurso. Col. Cuadernos Hexágono. Zaragoza: Pantalia.
Lewis, D. 2001. Reading contemporary picturebooks. Picturing texts. London: Routledge Falmer.
Mantei, Jessica y Kervin, Lisa. 2015. Examining the interpretations children share from their reading of an almost wordless picturebook during. Australian Journal of Language and Literacy, 38(3): 183-192.
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Ramos, A. M. y Ramos, Rui. 2011. Ecoliteracy through imaginery: a close reading of two wordless picture books. Children's Literature in Education, 42(4): 325-339.
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Serafini, F. 2014. Exploring wordless picture books. The Reading Teacher 68(1): 24-26.


Mis 15 álbumes sin palabras favoritos / My top15 wordless picture books




Claude Ponti. El álbum de Adela. Lata de Sal.


Suzy Lee. La ola. Barbara Fiore.


Iela Mari. El globito rojo. Kalandraka.


Aaron Becker. Imagina. Kokoro.


Jörg Müller. El soldadito de plomo. Lóguez.


Jerry Pinkney. The lion and the mouse. Little Brown.




Angela Lago. De noche en la calle. Ekaré.


Warja Lavater. Le petit chaperon rouge. Adrien Maeght.


Jeannie Baker. Window. Greenwillow Books


David Wiesner. Flotante. Océano Travesía.



Istvan Banyai. El otro lado. FCE.


Mitsumasa Anno. El viaje de Anno (I, II, III, IV). Juventud.


Quentin Blake. Clown. Red Fox.


Shaun Tan. Emigrantes. Barbara Fiore.

N.B.: Aunque los tres títulos siguientes se consideran novelas sin palabras destinadas al público adulto, he decidido aglutinarlas en un todo e incluirlas en esta selección como nota histórica sobre este tipo de narrativas gráficas que tan comunes son hoy en día en el ecosistema de la Literatura Infantil para que las conozcan y disfruten.




Por orden de aparición:
- Frans Masereel. La ciudad. Nórdica Libros.
- Otto Nückel. Destino. Sans Soleil Ediciones.
- Lynd Ward. God's man; Wild Pilgrimage; Madman's drum; Prelude to a million years; Song Without words; Vertigo. Art Spiegelman, ed. Library of America. (Reedición, 2010)


*     *     *

Miscelánea de álbumes/libros sin palabras (algunos para jóvenes)
Wordless picture books selection (some for young adults)



Ji Hyeon Lee. La piscina. Barbara Fiore.


Béatrice Rodríguez. El ladrón de gallinas. Libros del Zorro Rojo.


Béatrice Rodríguez. La revancha del gallo. Libros del Zorro Rojo.


Béatrice Rodríguez. Un día de pesca. Libros del Zorro Rojo.


Aaron Becker. Explora. Kokoro.


Aaron Becker. Return. Candlewick Press.


Barbara Lehman. El libro rojo. Libros del Zorro Rojo.



Marla Fraaze. El granjero y el payaso. Algar.


Marije Tolman y Ronald Tolman. La isla. Adriana Hidalgo.


Marije Tolman y Ronald Tolman. La casa del árbol. Adriana Hidalgo.


David Wiesner. Martes. Océano Travesía.


Lizi Boyd. Linterna mágica. Libros del Zorro Rojo.


Lizzi Boyd. Tiempo libre. Libros del Zorro Rojo.


Paula Bossio. El lápiz. FCE


Cristina Hernández. La mutante. Narval.


Ajubel. Robinson Crusoe. Media Vaca.


María Pascual. ¿Dónde están mis gafas? Thule.


Mitsumasa Anno. Anno's Alphabet. Bodley Head.


Istvan Banyai. Zoom y Re-zoom FCE.


Monique Félix. Historia de la ratita encerrada en un libro. Ediciones Maria Di Mase.


Monique Félix. Segunda historia de la ratita encerrada en un libro. Ediciones Maria Di Mase.



Jay Alison. Imagina. Lumen.



Adolfo Serra. Caperucita Roja. Narval.


Gabrielle Vincent. un día, un perro. Zendrera Zariquey.


Emilie Vast. Korokoro. Barbara Fiore.


Mariana Chiesa. Migrando. Petra Ediciones.


Issa Watanabe. Migrantes. Libros del Zorro Rojo.


Magdalena Armstrong Olea. Trapo y Rata. FCE.


Chris Rashka. Una pelota para Daisy. Corimbo.


Suzy Lee. Alice in wonderland. Corraini.





Suzy Lee. Sombras. Barbara Fiore.


Suzy Lee. Espejo. Barbara Fiore.


Mark Ludy. El hombre de la flor. Edaf.


Iela Mari. Las estaciones. Kalandraka.





Iela Mari. Historias sin fin. Anaya.



Iela Mari. El erizo de mar. Anaya.


Iela Mari. La manzana y la mariposa. Kalandraka.


Josse Goffin. Ah! Kalandraka.


Josse Goffin. Oh! Kalandraka.


Juanjo G. Oller. Y recuerda... Milimbo.


Juanjo G. Oller. Hansel y Gretel. Milimbo.



François Soutiff. Tralarí, tralará. Picarona.


Cristina Pérez Navarro. En el silencio del bosque. A buen paso.


Annette Tamarkin. En el jardín. Océano Travesía.


Annette Tamarkin. En el cielo. Océano Travesía.



Raymond Briggs. El muñeco de nieve. La Galera.


Dieter Schubert. Monky. Ekaré.


Ingrid y Dieter Schubert. The umbrella. Lemniscat.


Bernardo Carvalho. Un día en la playa. Libros del Zorro Rojo.


Jae-Soo Liu y Dong Sheen Il. El paraguas. Pastel de Luna.


Guojing. Hija Única. Pastel de Luna.


Arnal Ballester. No tinc paraules. Media Vaca.


Miguel Calatayud. El mundo al revés. Media Vaca.



Miguel Calatayud. Al pie de la letra. Kalandraka.


Sergio Mora. La caca mágica. Bang


David Pintor. Ciudades de papel. El Patito Editorial.


Thomas Ott. The number 73304-23-4153-6-96-8. La Cúpula.


Thomas Ott. Cinema Panopticum. La Cúpula.


Gerda Muller. Adivina quién hace qué. Corimbo.


Juan Gedovius. Trucas. FCE.


Juan Gedovius. Encimosaurio. SM.


Benjamin Lacombe. Cuentos silenciosos. Edelvives.


Dick Bruna. Historia sin palabras. Aguilar (No hay imágenes disponibles por lo que la imagen que acompaña pertenece a Another story to tell)


Gabriel Pacheco. La bruja y el espantapájaros. FCE.



Joe Sacco. La gran guerra. Penguin-Random House.


Kveta Pakovská. Hasta el infinito. Faktoría K de libros.


Mandana Sadat. Del otro lado del árbol. FCE.


Mandana Sadat. Mi león. FCE.


Renato Moriconi. Bárbaro. FCE.


Sylvia van Ommen. La sorpresa. FCE.


Gonzalo Moure y Alicia Varela. El arenque rojo. SM.


Mercer Mayer. Un niño, un perro y una rana. Los cuatro azules.


Anne Bertier. Chiffres en tête. MeMo.


Pep Brocal. Olaf se va de picnic. Bang.


Arianne Faber. La fábrica de nubes. A buen paso.


Enrique Flores. El encuentro. El Jinete Azul.


Ana Juan. Circus. Logos.


Katja Kamm. Invisible. FCE.


Katsumi Komogata. ¡Descúbrelo! Petra ediciones.


Patrick Lenz. Tom y el pájaro. Libros del Zorro Rojo.


David Merveille. El papagayo del señor Hulot. Kalandraka.


Alé Mercado. Pablo pájaro. Thule.


Riki Blanco y Eduardo Solano. Hubo un tiempo en el que el cielo. A buen paso.


Thé Tjong-Khing. ¿Dónde está el pastel? Blume.


Molly Bang. The grey lady and the strawberry snatcher. Simon & Schuster.


Stephen Savage. Where's Walrus? Scholastic.



Peter Spier. Noah's Ark. Doubleday.


Madalena Matoso. Todos fazemos tudo. Planeta Tangerina.


Ara Jo. The rocket boy. Hansol soo Book.


De Paola. Tomi. Flicks. Harcourt.


Tord Nygren. The red thread. R&S Books.


Leo Timmers. Bang. Gecko Press.


Jeannie Baker. Mirror. Candlewick Press


Katy Couprie y Antonin Louchard. Tout un monde. Thierry Magnier.