Hay gente que, sin comerlo ni beberlo, te da lecciones de vida. Personas buenas o malas, inteligentes o estúpidas, apocadas o convincentes, aburridas o divertidas. Cualquiera es susceptible de enseñarte cómo funciona el mundo, esa realidad cotidiana.
Si bien es cierto que yo prefiero a los ponentes sabios, sinceros y humildes, las mejores clases suelen venir de personas necias, altivas, y en absoluto brillantes. Listillos advenedizos que, abusando de situaciones de poder, te despiertan del letargo para explicarte lo cotidiano a base de putadas. Y no vean lo que jode.
No crean que me va la marcha. Sería tonto si los incluyera en mis círculos más cercanos. Además de inspirarme verdadera repugnancia, también he desarrollado un mecanismo instantáneo para identificar a todos estos hijoputas, un sexto sentido parecido al olfato que me avisa de que alguno anda cerca. Pero por más largas que les doy, me quieren bien cerquita.
A veces desearía tener cara de tonto, de inútil, ser más feo y pasar más desapercibido, con tal de no despertar su atención y vivir en la felicidad del ignorante. Creer en la especie humana,
Para quitarme los malos rollos hoy he elegido el libro de mirada alegre y luminosa que nos trae Barry Falls gracias a la editorial valenciana Andana. ¡Es tu mundo ahora! es uno de esos álbumes que le encanta a todo el mundo, no solo porque versa sobre la relación entre padres e hijos, sino porque también habla de un futuro esperanzador.
A modo de manual de vida, este libro casi circular que empieza y termina con un guiño al autor y su hija, se articula sobre tres lecciones. La primera nos habla de la belleza del mundo y de las posibilidades que nos ofrece. La segunda nos empuja a enfrentarnos a la adversidad y a todos esos momentos grises que nos trae la vida. Y la tercera nos anima a buscar nuestro camino de una manera personal sin olvidar el apoyo de quienes nos quieren.
Articulado sobre un texto de rima consonante, este libro huye de las miradas excesivamente positivistas y siembra un mensaje realista que, si bien parece un recetario, nada tiene que ver con un libro de autoayuda.
Guiños multiculturales, colores vivarachos y composiciones aparentemente caóticas inspiradas en la técnica del collage, las ilustraciones de Barry Falls tienen un aire que recuerda al trabajo de Oliver Jeffers. Surrealistas y oníricas, beben de metáforas visuales y desbordantes detalles que ayudan a la lectura creativa de cualquier espectador.