Segundo día de julio y ya estamos de
vacaciones. Como la semana pasada tuve bastante trajín no pude
despedirme de ustedes como se merece la ocasión, así que este lunes hago una excepción y me pongo al teclado para
decirles adiós.
Y ustedes dirán “¿Y este muchacho,
que nos va a contar que no nos haya contado ya?” La verdad es que
poca cosa, que las neuronas las tengo un tanto colapsadas (algo
similar les sucede a las estanterías de mi casa…) y me atropello a
la primera de cambio...
Cada vez palpo más esa sensación de
que no doy a basto. Durante estos últimos años el ritmo ha sido
frenético para un servidor. Cambios, nuevas responsabilidades, líos
familiares y reuniones vespertinas (no saben cuánto las odio,
todavía más si te percatas de que son cónclaves políticos, de muy
baja estofa claro...), están empezando a hacer mella. Si a ello le
unes que los blogs están de capa caída, que generar nuevos contenidos
semana tras semana se hace más tedioso, que el mercado de novedades es
absorbente, el poco tiempo para visitar librerías y bibliotecas, y un
largo etcétera de peros, la cuesta se hace más empinada.
Acostumbrado a la supervivencia, por
ahora no pienso echar el cierre, pero el futuro, aunque sigue siendo
una incógnita, se presta a mirar hacia delante, quizá desde otras
azoteas que sean menos mediáticas pero que ofrezcan un panorama que
se pueda saborear más lentamente.
El caso es que mientras escribo esto le
doy a la neurona y me digo a mí mismo, “Pero Román, el día que
digas adiós ¡tendrás que organizar una gran bacanal!”. Sí, algo
divertido. Nada de firmas de libros ni charlas teóricas sobre el
álbum ilustrado. Una buena jarana en un chiringuito de playa, con
musicote y unas cervezas fresquitas. Se iba a apuntar hasta la
Intemerata. Mandaría invitaciones a doquier. A los cuatro puntos
cardinales. A Ana Martínez, Patricia de Cos, Belen Recursos Infantil, Concha Pasamar, LlibresChus, Esther Rodrigo y los de La biblioteca de los peques, Pep Bruno,
Marta la logopeda, Elena DeTalleres, Paula de YoMiMeconLibro, Maite de LibrisInfants, Lion D. Santiago, Maria Amélia Jannarelli de Blog Do Livrinho, Mrs Norris, Aida Beatriz Sánchez, Agustí Montardit, AbelAmutxategui, Belén Juan, Jorge Gómez Soto, José Rovira, Jesús Buiza, Jesús Ortiz, Silvia Cartañá, Nohemí Mata, Guillermo Mozos, Ana G. Lartitegui, ChicaBombín, Rocío Antón Cortés, Gemma Lluch, Rafael Muñoz, José Morán, rz100arte, A. M. Vozmediano, Sàlvia, María José Urós, La Mamá Corchea,
Maride, Luis M. Cencerrado, Evaristo Romaguera, David Pintor, David Guirao, César S. Ortiz, Luis Daniel González, La RanaEncantada, los de Más Leer, el CEPLI, la Revista Babar, los de
Cuatrogatos, el grupo Bib Botó, la Fundación Entrelíneas, CEGAL y
su Club Kiriko, las Redes de Bibliotecas Escolares de Andalucía, al
grupo de Bibliotecas Escolares de Albacete, los integrantes de ABIBA, a Luz María, mi Amparito Cuenca y mi Rosa Romero. A montones de ilustradores, escritores, editores, bibliotecarios, libreros, narradores orales, investigadores y mediadores de lectura. En definitiva a todos aquellos que me visitan y apoyan desde hace tiempo y a los que siempre estoy muy agradecido por difundir esta labor.
Lo mejor de todo es que no
faltara ni el Tato. ¿Se imaginan? Estaría bonito, muy bonito. Y más
que vistoso, colorido.
“Ay, Román, mira que te gusta
fantasear… ¡Que esto no va de discotecas! ¿Y los libros qué?”
Se preguntarán. Y yo les respondo: los libros siempre están, porque
los llevamos dentro.
¡Feliz verano!
*Todas las imágenes de esta entrada pertenecen al libro En la playa de Susanna Mattiangeli y Vessela Nikolova, editado en castellano por Patio Editorial.