viernes, 28 de octubre de 2016

Políticos ruidosos y vacíos


Resulta bastante indigesto corroborar que nuestros políticos, a pesar de los meses de parón que se han gastado (cobrando, eso sí), siguen tan inútiles como siempre (Quien los echara de menos que levante la mano). Verborrea, jeta y, sobre todo, mucha perrería, hablan por sí solas. Que no me cuenten rollos: como bien decía Carroll: un vacío perfecto y terminante. Sólo saben agitar la campana, llamar la atención con torpeza y de cualquier forma. Lo que habrá que penar...

A nuestro Heraldo todos lo elogiaban:
¡qué porte, qué soltura y cortesía!
¡Y qué solemnidad! Era mirarle
y percibir su gran sabiduría.

Comprado había un gran mapa marino
sin la menor señal de tierra firme:
y estaban todos de lo más contento,
pues era un mapa claro y comprensible.

¿De qué sirven los polos y ecuadores,
los ejes, coordenadas y señales?”,
preguntaba el Heraldo, y respondían:
¡Signos convencionales son los tales!

¿Que otros mapas enseñan islas, cabos?
Demos gracias a nuestro comandante,
pues -decían- el suyo es el mejor:
¡un vacío perfecto y terminante!”

Qué adorables... Mas pronto averiguaron
que quien administraba su destino
sólo tenía un modo de orientarse,
y era tocando el cascabel sin tino.
[…]

* * *

The Bellman himself they all praised to the skies-
Such a carriage, such ease and such grace!
Such solemnity, too! One could see he was wise,
The moment one looked in his face!

He had bought a large map representing the sea,
Without the least vestige of land:
And the crew were much pleased when they found it to be
A map they could all understand.

What's the good of Mercator's North Poles and Equators,
Tropics, Zones and Meridian Lanes?”
So the Bellman would cry: and the crew would reply
They are merely conventional signs!”

Other maps are such shapes, with their islands and capes!
But we've got our brave Captain to thank”
(So the crew would protest) “that he's bought us the best-
A perfect and absolute blank!”

This was charming, no doubt; but they shortly found out
Taht the Captain they trusted so well
Had only one notion for crossing the ocean
And that was to tingle his bell.
[...]

Lewis Carroll.
El discurso del Heraldo.
En: La caza del carualo.
Edición bilingüe.
Ilustraciones de Tove Jansson.
Traducción de Jordi Doce.
2016. Madrid: Nórdica Libros.



miércoles, 26 de octubre de 2016

Buscando la felicidad: sencillez y conformismo


Cuando alguno de mis pupilos, en aras de la inocencia o por puro desacato (algunos hacen siempre de su capa un sayo), me dice, “Román, ¿te puedo hacer una pregunta?”. De inmediato tuerzo el morro: “¿Tiene que ver con algo de lo que estamos hablando?” “Sí.” Miente como un bellaco, pero pienso que la cuestión quizá nos aproveche más que la dieta mediterránea, una sobre la que empiezo a creer que es una entelequia a tenor de lo que mis alumnos se llevan a la panza. Enderezo el gesto, respiro y espero. “¿Cómo se puede ser feliz?” Ya la hemos cagado. A ver cómo salgo de esta... No creo que nadie (filósofos incluidos) tenga respuesta a semejante dilema, más que nada porque la subjetividad lo ronda y cuando los pareceres se inmiscuyen en los argumentos, éstos cada vez son más y más tortuosos.


“Pepito, basándome en mi experiencia, podría decir que el conformismo siempre ha jugado un papel bastante claro en mi felicidad. Ser consciente de la realidad en la que vives, evitar las comparaciones, aprovechar lo que tienes, ser generoso con uno mismo y con los demás, no minusvalorar las oportunidades, marcarse metas alcanzables y dejar a un lado las frustraciones, son puntos claves a la hora de alcanzar un grado de felicidad, si no pleno, bastante óptimo.” Todos embobaos. No han entendido ni media. “Como veo que el martes ha hecho mella en vosotros más de la cuenta y que todavía andáis demasiado espesos para cogerlo al vuelo, lo dejamos para mañana.”


He pensado en hacer una lluvia de ideas o en plantear una tanda de situaciones cotidianas en las que puedan buscar sus propias respuestas, pero al llegar a casa me he acordé de Última parada de la calle Market, un libro-álbum con texto de Matt de la Peña e ilustraciones de Christian Robinson, publicado en castellano por Corimbo este otoño. Fui a la estantería y lo abrí. Ahí seguían Jackson y su abuela en la parada del autobús, saliendo de la iglesia bajo la lluvia, para esperar a Dennis, su chófer particular. Jackson le pregunta a su abuela porqué ellos no tienen coche, a lo que ésta le responde - Pero, hijo, ¿para qué lo queremos? Tenemos un autobús lanzallamas y al señor Dennis, que siempre te enseña un nuevo truco de magia. Hay mucha verdad en sus palabras, unas que, poco a poco, van cambiando la forma de percibir el mundo del pequeño Jackson... ¡Decidido! Nada mejor que este álbum, muy laureado, por cierto, para hacerles comprender lo que para mí es la felicidad, más que nada porque no creo que sus vida difieran mucho de la mía. Y si difiere, tendrán que seguir buscando su propia respuesta, con esta historia o con otra.


martes, 25 de octubre de 2016

Y de repente, encontrarse a uno mismo


21:17 horas. Un largo día. Atravieso el umbral. Cojo las escaleras. Espera. Hay que mirar el buzón. Ahí está. Otro paquete más. Lo coloco bajo el brazo y subo las escaleras. ¿Por qué nunca utilizo el ascensor? A cada giro de la llave un respiro de alivio. Dejo todos los bártulos y me pongo cómodo. Afuera sigue lloviendo. Huele a otoño. Fresco y húmedo. El cubito de hielo tintinea cuando cae en el vaso. Derramo un generoso trago de vermú y unas aceitunas. Me encanta el primer mordisco, cuando el alcohol y las yerbas las empapan, y el sabor a vinagre pasa a ser dulce y chispeante. Enciendo la lámpara de pie y dejo caer mi peso sobre el sofá. Milrazones. ¿Por qué le habrá dado al bueno de Jesús esta vez? Encontramos un sombrero. Jon Klassen. El tercer libro que cierra su trilogía dedicada a esos objetos que coronan el perchero. Dos tortugas. Un sombrero que equilibra la balanza. Color de fondo degradado. Sobriedad. Me invita a entrar con un halo de misterio. ¿Primera parte? ¿De qué va esto? Un desierto en el que se respira calma y sofoco, y dos tortugas que se encuentran un sombrero en mitad de la nada. Juegan con él, se lo prueban alternativamente. Pero sólo hay uno. Imposible compartir un sombrero entre dos cabezas. Deciden dejarlo donde está. 


Segunda parte. Yo los hubiese llamado “actos”: no son tortugas, son grandes intérpretes. Algo va mal... Me río a carcajada limpia. Sopeso la forma de leérselo a mis alumnos de Bachillerato. Algo va a peor. Tercera parte. Las estrellas brillan en el firmamento. Cierro el libro. Sonrío. La dicha, el triunfo o la pena me llenan. Es una extraña sensación. No es el libro. Soy yo. Pienso en lo extrañas que somos las personas, en porqué me gustan tanto los seres humanos, en la dicotomía de nuestra naturaleza, en el ruido que no nos deja creer en los demás, que no nos deja ser nosotros mismos. Me pregunto sobre la causa y el efecto. Sobre lo instintivo y lo social. Es un cosquilleo raro. Pero me gusta. Quiere decir que estoy en el mundo. Hoy es un gran día gracias a un gran libro, a uno de los mejores libros de este año. Cojo un sombrero y me miro al espejo. Me gustaría soñar con él puesto. Tener alguien a mi lado con quien compartirlo.


lunes, 24 de octubre de 2016

¡Feliz Día de la Biblioteca!, manque pierda


Conforme se aproxima este día, las bibliotecas bullen de fervor. Se organizan multitud de actividades enmarcadas en estos, se supone, espacios plurales, las redes sociales a rebosar de mensajes que ensalzan las bondades de esta institución, la Administración derrocha optimismo cultural, los políticos babean entre libros y un servidor prefiere quitarse la venda y hacer otro análisis que echa mano de realismo en vez de tópicos.
En un país como este en el que la miseria y la envidia nos corroen (no se ofendan, pero cada cosa tiene su nombre), no es de extrañar que nos hayamos contaminado tan pronto del capitalismo que impera en occidente, uno que hace gala de tanto patrimonio y propiedad privada. Atrás (si es que alguna vez sucedió) quedó eso de disfrutar de lo público. Con las bibliotecas ocurre lo mismo que con los parques, que si vemos a alguien en ellas lo tachamos de pobre o excéntrico en vez de lúcido y pragmático. La de veces que habré escuchado lo de “¡Será piojoso! Mira que sacar el libro de la biblioteca... Uno que ha pasado por tantas manos... ¡So guarro!” o aquello de “Es un tacaño, ¡con su sueldo y yendo a la biblioteca...!” Y así nos va, las casas llenas de libros (que de vez en cuando alguien se atreve a leer), las bibliotecas vacías de gente y nuestros impuestos inutilizados sobre las estanterías.


Tatsuro Kiuchi

Además hay que tener en cuenta que si se fomentara del uso de la biblioteca, no sólo como templo de saberes, sino como lugar de esparcimiento, habría una disminución en el consumo de otras ofertas culturales y de ocio. Esto iría en detrimento de espacios como librerías o ludotecas infantiles originando el cierre por bancarrota de estos negocios (Sí, sí, díganme aquello de que las librerías también viven de las compras institucionales, pero seamos francos, un libro en una biblioteca, aunque tiene una vida útil mucho más breve, también es mucho más intensa y diversa)... No interesa que la gente utilice las bibliotecas, sino que acuda a ellas y haga bulto.
Por otro lado, y como razón recurrente, tampoco interesa que los ciudadanos se formen en un conocimiento rico donde la objetividad sea una constante. Los poderosos sólo desean formarse a sí mismos y sus allegados para que nadie les pueda tocar las pelotas y cagarse (sí, no me he saltado ninguna consonante) en sus intereses creados. No obstante hay que decir que, por el momento, nadie nos prohíbe el acceso a las bibliotecas y que, si no vamos a ellas es porque no nos sale del pijo. Eso sí, a todos nos encanta parecer muy leídos a base de repetir como guacamayos lo que cuatro charlatanes dicen en los teledebates, pero de Trotsky, Margulis, Saint-Saëns o Peter Seeger, no sabemos NA-DA.


Daniel Rodríguez Quintana

Veo a diario cómo algunas bibliotecas pierden usuarios (sobre todo aquellas que no poseen salas de estudio), una realidad que en parte de debe a la escasa, en ocasiones nula, afluencia de público infantil a ellas. A pesar de talleres, dramatizaciones y narradores orales veo pocos niños en las bibliotecas públicas que, como las de mi barrio, hacen su labor en la periferia. Debemos apuntar que la causa tiene mucho que ver con la modificación en los hábitos de vida familiares. Los niños viven encerrados, casi secuestrados en sus hogares, y el poco tiempo que salen de ellos lo tienen saturado con todo tipo de actividades que les impiden, no sólo jugar con sus iguales (la lacra del individualismo), sino acudir a la biblioteca a leer o esparcirse, a respirar de su propio aire y desgastar las páginas de los álbumes o libros informativos que allí moran.


Oliver Jeffers

Por último me gustaría apuntar hacia una realidad que poco va a gustar (coloquen mi cara en una diana y apunten bien con los dardos). Al igual que ocurre con el mundo de la escuela o la medicina, la biblioteca es un fiel reflejo de sus trabajadores, gente que, lo creamos o no, tiene sus intereses y problemas personales, que, algunas veces, miran hacia derroteros completamente opuestos a los de la institución para la que trabajan. He visto más bibliotecarios pasivos y aburridos que pro-activos y comprometidos, algún que otro predicador (¡Ejem!) y, como en todos los sitios, mucho desencanto. Esta claro que crisis de toda índole nos ha pasado factura a todos los que trabajamos para la Administración, a mí el primero, pero eso de boicotear la biblioteca desde sus propias entrañas, no indica mucha pasión por la cultura, la magia de la lectura o el servicio al ciudadano.
Así que nada: ¡Feliz Día de la Biblioteca! manque pierda...


Molly Cornelius

jueves, 20 de octubre de 2016

Filatelia y LIJ, una exposición virtual / Children's literature & Stamps, an online exhibition


Aunque los tiempos han cambiado y la tecnología ha mutado nuestra perspectiva vital, todavía hay nostálgicos (y no tanto) que se pirran por una tarjeta postal y aparcan a un lado el correo electrónico, ese que, por otro lado, tanto ha hecho por las empresas y la globalización.
Although life has changed and technology mutated our vital perspective some years ago, nostalgic ones still prefer postcards instead e-mail (that precious tool wich has made companies and globalization grow up).
No es lo mismo coger el teclado y el ratón para que en un santiamén nos respondan desde el otro lado del charco, que escribir un carta de puño y letra, introducirla en un sobre, lo que es más importante, llevarse el sello a la lengua para poder franquearla debidamente (es de esas cosas que un niño no puede perderse a pesar del sabor tan desagradable que se te queda después y que tánto echo de menos desde que Correos se empeñara en fabricarlos autoadhesivos), franquearla y colarla por la boca del buzón.
Using the keyboard has nothing to do with handwriting a letter, place it in an envelope, wet the stamp on the tongue (it is one of those things that children should never lose... Why did postal services change them into adhesive ones?), cross it and take it to a mailbox.
¡Oh, el sello! ¡Ese pequeño trozo de papel estampado por una cara y encolado por la otra que tantas alegrías y desdichas nos ha proporcionado! ¡Ese objeto de culto para filatélicos que estudian hasta sus bordes festoneados...! Conmemorativos, patrióticos o simbólicos, los sellos son minúsculas obras de arte, recordatorios de nuestra historia o notas que colorean los más varipintos mensajes. Y como las obras y personajes de LIJ no podían ser menos, ¡he aquí una de sellos “lijeros”!
Oh, the stamp! That little piece of paper printed on one side and glued on the other! It has given us so many joys and sorrows! That object of worship for Philately lovers!... Memorial, patriotic or symbolic, postage stamps are tiny works of art, reminders of our History or coloured notes that suit different messages. Needless to say Children's Literature tiltles and characters cannot be out of them, of course.
Es curioso darse cuenta del especial tributo que las diferentes empresas postales de cada país les rinden a títulos y personajes de la literatura infantil. Resulta sorprendente que, a pesar de la poca visibilidad que tiene la LIJ en nuestra vida diaria, reciba la misma notoriedad que cualquier otro hecho cultural. Esa es la magia de la insignificancia, que mide todo con el mismo rasero y aporta un hueco especial para todo aquello que merece un reconocimiento, ese que en este caso pone de manifiesto cómo los libros para niños no son sólo importantes para la infancia, sino para todos aquellos que, tras observar una imagen minúscula, se retrotraen al pasado y recuerdan lo importantes que fueron (o siguen siendo) estas historias de las que ya olvidaron los detalles.
We must notice the special tribute that postal services in each country pay to children's books. Surprisingly, despite the low visibility that Children's Literature has in our daily life, it receives the same notoriety than any other cultural event. That's the magic of insignificance, which measures everything with the same standards and provides a special niche for everything that deserves recognition. Postage stamps show how children's books are not only important for children, but for those who, after observing a tiny image, are brought back to the past and remember how important they were these stories were (or still are), despite forgotten details.
También hay que hablar de la pequeña tarea de difusión que tiene el sello dispersando el hecho cultural en un soporte con doble funcionalidad. Quizá algunos vean algo de patriótico en ellos, pero lo cierto es que sirven para realizar un flujo de información fuera y dentro de nuestras fronteras, porque no olvidemos que, en lo que respecta a las obras de LIJ, hay quienes las desconocen y a través de ellos, pueden abrir otras puertas, otros momentos para preguntarse porqué están ahí y porqué no, para leerlas.
It's important to recognize the role that stamps have in spreading the cultural heritage in a format with dual functionality. Perhaps some of us would see something patriotic in them. However it's a well-known fact that they are used to perform information that flows inside-outside our borders and, why not, to open other doors to those who don't know about children's literature.
Mientras unos buceaban en la piscina durante este verano, un servidor se sumergió en la red. Unos sellos me llevaban a otros, la colección iba creciendo a pasos agigantados y yo me iba sorprendiendo de semejante colección de sellos de curso legal que he decidido traer a este sitio tan monstruoso. No sé si estarán todos los que son, pero sí son todos los que están. Disfruten con esta pequeña exposición filatélica “lijera” y virtual (gracias a los avances digitales, sin lupa) que he recogido con ánimo de defender una vez más, que la Literatura Infantil es para todos y de todos.
While I was surfing on the Internet last summer, I found a children's literacy stamp. This one took me to others and suddenly, the collection was getting larger and larger. I thought it was a great resource for all children's lit lovers and other bookworms and a perfect path to get closer with picture books, comic for children and young adult literature, so... Here you are all these stamps! I hope you discover all titles, have fun with them all and, if you don't know any, you have the urge to look for them and READ.

*Agradecimientos a Rosario Navarro Planelles por la revisión de la versión traducida.


Cuentos populares / Fairy and folk tales


























Libro-álbum / Picture books


























Novela infantil y juvenil / Children's and young Narrative





























































Cómic infantil / Children's comic