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martes, 13 de noviembre de 2018

Jubilados



Me invade la burocracia. Certificado por aquí, impreso por allá, facturas de esto o aquello… Espuertas de papeleo que le quitan a uno las ganas de trabajar, sobre todo cuando se supone que los docentes nos dedicamos a enseñar en vez de al “fill the gap”.
Hasta hace bien poquito, nunca me había planteado la jubilación. Siempre he visto el trabajo como una parte necesaria de la vida, más que nada porque nací pobre y tengo que pagar comida, el agua, la luz, el gas, la gasolina y un largo etcétera de necesidades básicas. También pensaba que retirarse del mundo laboral puede hacer de ti un ser inerte que pierde destrezas sociales y agilidad mental (He visto a muchos caer en picado tras el deseado retiro). Y no pocas veces me ha dado en qué cavilar el hecho de que muchos desafortunados terminen en el hoyo poco después de recibir su primera pensión (soy un poco supersticioso, lo he de admitir).


Acompañado de estas tres premisas daba gracias a la vida por hincharme a currar, pero el caso es que últimamente he cambiado el chip y no me importaría tener más tiempo para hacer lo que me gusta. Leer, viajar, escribir, dibujar, nadar, pasear, comer, charlar... Incluso me faltaría tiempo. Está claro que esto pienso ahora, con una edad en la que no estoy lo suficientemente ajado física y mentalmente (con setenta años me parece que voy a estar para pocos trotes), así que rápidamente me digo que hay que aprovechar el momento, ahora y después (si llega, que ya saben cómo están las arcas públicas), y pasarlo fenomenudo sea cual sea nuestro estado laboral.
Y así llego hasta mi admirado Shaun Tan y uno de sus últimos álbumes. Editado por Barbara Fiore, su editorial de cabecera en nuestro país, este libro nos habla de muchas cosas que se refieren al mundo laboral y sus miserias. Veamos…


Tan nos presenta a un protagonista construido en torno a un insecto personificado, al que incluso otorga un nombre científico ficticio, Cicada officium, la "cigarra trabajadora". Pero, ¿por qué una cigarra? ¿por qué elige este insecto? Seguramente por haber sido considerado un símbolo de inmortalidad (¿Tendrá esto que ver con ese renacer tras una vida dedicada al trabajo?) y que incluso queda recogido en otras obras literarias como La Ilíada de Homero. Tampoco debemos pasar por alto que Cigarra no habla con corrección nuestra lengua, que Cigarra procede de otro lugar, de otro país.


Casi toda la acción (excepto la guarda trasera) se desarrolla en un medio urbano y claramente antrópico, un escenario que muestra tres puntos esenciales. Por un lado su color gris nos habla de un ambiente opresor, deprimente y lúgubre, por otro esa falta de luz  que genera muchas sombras y penumbras que entristecen la atmósfera, y por último los motivos geométricos que nos hablan de densidad, repetitividad y monotonía. Esto nos lleva a un universo de soledad y alienación laboral con el que muchos se pueden identificar. Laberintos, prismas y otras formas angulosas (en las que veo la huella de Jeffrey Smart -una vez más-, a Escher, los cubistas o el monumento del holocausto sito en Berlín… ¿tendrán algo que ver?) son el espejo de sociedades encorsetadas por las normas y los dictados.



Con todos estos elementos, el autor da vida a una alegoría maravillosa sobre los pormenores laborales en las sociedades occidentales y de paso se interna, una vez más, en la crítica social, concretamente en la explotación laboral de los inmigrantes donde marginación, explotación y acoso laborales son el pan de cada día. Escenas donde se observa un linchamiento o en las que situaciones cotidianas como coger un ascensor se hacen cuesta arriba, nos hablan del horror diario que sufren muchos trabajadores que por diferentes motivos se encuentran trabajando en la diáspora.



El libro termina con un deje de silencio al borde de la azotea (me encanta este recurso tan tenso y cinematográfico), donde a través de un salto al vacío lleno de guiños kafkianos, nos preguntamos muchas cosas para dar fin (o principio) a la historia. Una catarsis poética, un final ideal para un álbum hermoso, valiente y muy bien pensado.


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