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martes, 25 de enero de 2022

Gente rara


En ocasiones tengo la sensación de ser vigilado por un sinfín de ojos que se clavan en mi nuca. Excéntrico, estrafalario o raro son algunos de los apelativos con los que más de una vez he tenido que bregar por hacer y decir lo que me da la gana (sin ser yo nada de eso, como decía la folclórica).
Me han colgado sambenitos que no se corresponden con la realidad. Lo único que hago es rodearme de unas circunstancias muy variadas y enriquecedoras que no me han lastrado hacia la vulgaridad normalizadora que una inmensa mayoría detesta y anhela a partes iguales.


Qué divertido, qué loco, qué grande. Me vitorean. El héroe de la noche y la juerga. También a plena luz del día. Solo le gusta liarla al muy descerebrado. Circense, buscarruidos, cínico, irresponsable. Tiene mucha guasa pero bien que jode. Ni sabe lo que dice ni lo que hace. A veces es un borde y otras, te lo comes. Un angélico o un demonio malvado. Piensa en él la mayor parte del tiempo aunque siempre guarda un huequito para los demás. Qué lengua, qué sorna, qué desfachatez y qué bien se expresa. Nosotros buscando la excelencia y el rebajándonos a la altura del betún. ¿Y lo que hace? No es propio de un señor profesor. Cómo viste, cómo actúa, ¡cómo provoca!
¿Saben qué? Por un oído me entra y por el otro me sale. En el fondo denoto envidia, tristeza y vacío interior. No solo porque están contaminados por ese espejismo que anhelan vivir, por sus aspiraciones inertes y terrenales, sino porque no saben cómo gestionar unas vidas llenas de prejuicios en la que solo viven pendientes del vecino. Son incapaces de empaparse por lo invisible que les rodea.


¡Pues sí! Menos mal que algunos tenemos la decencia de hacer lo que nos viene en gana. Como el señor Somersen, un hombre que, personalmente, me parece de lo más normal. No sé de qué se extrañan. Que se tumba sobre la hierba recién cortada y cierra los ojos, que se queda hipnotizado con el goteo del agua, que dice tener una cinta que arregla cualquier cosa, que se esconde entre las judías... Cualquier persona en su sano juicio se comportaría como él. ¿O no?
El extraño comportamiento del señor Somersen es un álbum de Guridi (Raúl Nieto) publicado por la editorial Tres Tigres Tristes que atañe a dos cuestiones. Una trata de poner en valor los pequeños momentos de la vida y nuestra capacidad para disfrutarlos. La segunda versa sobre la facilidad que tiene el ser humano para juzgar a los demás cuando en el fondo todos hacemos las mismas cosas.


Caracterizado con un sombrero negro y un peto de color verde, el señor Somersen es ese vecino, ese primo, o uno mismo. Cualquier persona que hace lo que le parece e intenta sacarle jugo a los momentos cotidianos por muy raros que nos parezcan. Quizá porque hemos perdido la capacidad de fijarnos en los pequeños detalles, quizá porque hay demasiado ruido que no nos permite adentrarnos en ellos. El señor Somersen no es más que un espejo en el que encontrarnos y ser igual de “extraños” que él. ¿Quién lo diría? Gente rara… ¡una necesidad!

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