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sábado, 6 de mayo de 2023

Familias que crecen

Por lo general, la mayor parte de las familias recibe la noticia de un nuevo hijo con mucha euforia y alegría, pero sin embargo, conforme avanzan las semanas, acucian los sinsabores, miedos y realidades, porque, además de regresar al coñazo que suponen los primeros meses de crianza, llegan nuevos desafíos a los que enfrentarse.


Problema número 1: Como en cualquier otro embarazo hay que contar con los posibles problemas de salud que puedan surgir, tanto de la madre, como del hijo. Traer un churumbel al mundo es un riesgo, una lotería que debemos asumir. Montones de complicaciones durante la gestación o el parto, depresiones posparto o diagnósticos inesperados pueden aguarnos la fiesta.
Problema número 2 Si con un hijo ya comprobamos que las relaciones de pareja cambian enormemente por el paso de los años, la falta de tiempo, la adquisición de nuevos roles, tareas y responsabilidades, la sempiterna conciliación laboral y familiar, y el cansancio, con dos o más, la cosa ya se va de madre. Sobre todo si la diferencia de edad entre ellos es pequeña y requieren diferentes cuidados y atenciones.


Problema número 3: Las relaciones entre los hermanos mayores y los recién llegados traen de cabeza a muchas familias. Envidias, sobreprotección, falsas expectativas o mimetismo son algunos de los comportamientos a los que debemos hacer frente cuando la prole interacciona entre sí. Si bien es cierto que en la mayoría de los casos es pasajero, en otros pueden crear conflictos y traumas que se arrastren durante el resto de la vida.
Problema número 4: El mundo no vive ajeno a la llegada de nuevos vástagos. Abuelos, tíos, amigos, maestros y compañeros de trabajo descuidan sus gestos y palabras, hacen lo que les viene en gana, y a veces desestabilizan el equilibrio de las familias con unas acciones que generalmente nacen del libre albedrío y no suelen ser malintencionadas.
Aunque seguramente ustedes estén más curtidos en estas lides que un servidor, aquí les traigo dos álbumes que, desde la ficción, nos hablan de segundos hijos.


El primero es ¡Ya llego!, un libro de Aurore Petit que acaba de publicar la editorial Litera. Secuela de su conocido Una mamá es como una casa, la autora francesa se vuelve a sumergir en el mundo del embarazo por segunda vez, en esta ocasión de la segunda hija de la misma pareja que protagoniza el primer libro.


En esta ocasión la narradora es la propia hija que va desgranando todo el proceso que observamos en la secuencia de unas imágenes donde no podemos perder de vista los detalles. Un discurso entrañable donde prescinde de las metáforas que llenaban el primer libro pero que resulta igualmente poético.
Ideal para regalar a cualquier mujer que espere su primer, segundo o cuarto hijo, y una antesala estupenda para celebrar el día de la madre.


El segundo es Robobebé, el último libro del gran David Wiesner que trajo a las librerías Océano Travesía los pasados meses. En esta ocasión, el autor estadounidense se sumerge en el mundo de los robots y nos cuenta la historia de Brida, la nueva hermana de Cátodo. La criatura llega por correo y ni el padre ni la madre saber armarla. Ni siquiera el tío Colector consigue dar con la clave para que funcione, cosa que deberá arreglar Cátodo tras una pequeña persecución. ¿Lo conseguirá?


Como en otras de sus obras, el ganador de varias medallas Caldecott utiliza recursos narrativos del cómic para dar vida a una fábula futurista sobre la llegada de un nuevo hijo y de paso realiza una parodia sobre dos puntos. El primero se trata de esa excitación y algarabía familiar que la mayor parte de las veces se traduce en inutilidad e improductividad. Y el segundo se trata de la incompetencia digital que sufren casi todas las familias de este siglo, y que, como de costumbre, solucionan los niños en un abrir y cerrar de ojos.


Con una vuelta de tuerca final muy simpática, David Wiesner sacará una sonrisa a cualquier miembro familiar.

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