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martes, 5 de marzo de 2024

Toda una vida


Últimamente ando bastante sensible a los cambios. No es que yo sea una persona a la que cualquier disloque saque de sus casillas, pues entiendo que a lo largo de la vida existen multitud de circunstancias con las que tarde o temprano nos toca bregar. Pero sí que creo que soy más consciente de que me aproximo a un término en el que lo negativo eclipsa a lo positivo. ¿Cosas de la edad?
Cuando era más joven, todo era alegría. Quizá por ese empoderamiento que ofrece la juventud. Estás lleno de energía, nada te amedrenta, te puedes comer el mundo. Una sensación que, conforme pasan los años, se va tornando menor. Esa fuerza existencial que te movía otrora, pierde fuelle. Ya no hay ligereza en tus pisadas y giras alrededor del sol con otra cadencia.


No es malo. Tampoco bueno. Simplemente llega otra etapa vital en la que empiezas a restar importancia a lo mundano, las necesidades banales y los caprichos evanescentes. Te conformas con terminar la semana, cumplir otro año e hincharte de cordero a la brasa. Un buen plan viendo cómo está el percal.
Se acaban muchos sueños porque tienes otras responsabilidades, ya no es momento de ciertas cosas, o bien porque ya no tienen sentido, o bien porque se han desdibujado. Hay limitaciones. Pero ¿qué más da? Hay otras. Diferentes, pero igualmente válidas. Solo toca cambiar la perspectiva para integrarlas en un nuevo contexto, que al fin y al cabo es de lo que trata el paso del tiempo.


Algo parecido debe sucederle a Granita, el personaje que da nombre al álbum de Magali Clavelet y acaba de traernos a España la editorial Petaletras. Todos sabemos que las manzanas sirven para comérselas. Crudas, en tarta, cubiertas de caramelo o en forma de mermelada. Aun así, ninguna manzana madura echa a correr para que no la atrapen. Un momento… No todas. Granita decide coger el petate e irse muy lejos. Viaja por un montón de lugares. Desde Nueva York hasta Japón. Granita tiene montones de experiencias. Pero el tiempo pasa y Granita empieza a echar de menos su hogar y decide regresar. ¿Habrá alguien allí? ¿Estará el manzano? ¿Y el resto de sus hermanas?


Con gran sencillez, esta historia se acerca al ciclo de la vida desde la perspectiva de una fruta. Sin embargo, la autora recorre hace hincapié en esos cambios de pensamiento que se producen en la protagonista. Cómo es capaz de conectarse con su presente y sus necesidades. Durante la juventud viaja y se empapa de montones de experiencias, en la madurez regresa a su lugar de origen para compartirlas, y en la vejez vive con la tranquilidad de que todo ha merecido la pena.
Una mezcla entre ficción y no ficción que, además de tener cierto aire a una guía de viajes, se adentra en el desarrollo vital de un individuo que podemos ser todos nosotros, y en nuestra mano está dejar que suceda o tomar otras múltiples alternativas.

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