Uno, a veces, se ve embrollado en empresas un tanto extrañas, como ejemplo véase la siguiente cuestión: ¿Qué hace un maestro de ciencias naturales en un congreso internacional sobre Edgar Allan Poe? La respuesta es otra pregunta: ¿Acaso no puede un hombre cultivar sus inquietudes literarias? (N.B.: Para una respuesta “adecuada”, acuda a la administración educativa, ya que son los que la manejan los que dudan de las aficiones de uno). Y en pos de estas inquietudes, fui la pasada semana… Edgar Allan Poe, International Conference. Two Hundred Years Later (del 3 al 6 de febrero de 2009. Facultad de Humanidades UCLM, Albacete -Spain-)… Bonito título… Y para que no se queden con las ganas de aprehender todo lo que allí aconteció, aquí estoy yo.
Nadie sabe donde moran los muertos pese a nuestra dedicación por buscarles una mala tumba. Y así pasa: que nos olvidamos de ellos hasta que conmemoramos su nacimiento. Por esta razón, Poe, para facilitarnos sus efemérides, nació en 1809 y murió en 1849 (y ahora que conozco un poco más a este escritor, dudo que sea una mera casualidad…). El caso es que Poe, fuera borracho, drogadicto, dandi, vividor, ególatra, psicópata, o no, era un genio, quizá no del tamaño de Shakespeare, pero sí un genio vívido y especial. Quizá esta genialidad tan romántica (a mi modo de entender las vicisitudes de su vida, Poe fue el Lord Byron del lumpen americano) procede de su incesante búsqueda del todo y de la desilusión continua bajo la bóveda celeste. Desde sus cuentos góticos (los más conocidos) a las primeras incursiones en la novela detectivesca, Allan Poe nos sorprende con un alarde de estilo, porque, en palabras de Marita Nadal, la grandeza de Poe reside en su oficio como arquitecto narrativo.
De variopinto corpus han sido las ponencias y comunicaciones de este encuentro con Poe, y si me permiten ser original, ensalzaré algunas de éstas (de entre las que asistí) mediante una enumeración de sustantivos comentados: 1) retratos (los retratos que roban almas, que predicen los acontecimientos futuros, pinturas que nos esclavizan… Wilde y Poe unidos por Esther Bautista), 2) esquema, colores, números, personificación (Poe no se aleja del esquema del cuento de hadas puesto que está limitado por la extensión, el relato es a un mismo tiempo el yugo y el éxtasis… los estudios cognitivos de la Literatura reflejan principios de semiótica que mucho tiempo atrás describió Propp; gracias Eusebio, Amparo y Nicolás), 3) sensibilidad (hay que hurgar mucho en el corazón de uno para describir el arte de otros, ¿verdad Dra. Cantalupo?) 4) dolor, misterio, misticismo (alejarse de la tradición pasada no es una solución, la solución es crear un nuevo marco referencial para los motivos religiosos) y 5) silencio (Words are murderous things… Y Mª Carmen Pérez puso la palabra final).
Aunque Poe es un referente en la Literatura posterior (no cabe duda que Wilde, Baudelaire, Conan Doyle o Bradbury son alumnos suyos), mi acompañante y yo echamos en falta una retrospectiva sobre los autores que influyeron en las obras del autor (a excepción de la de Charles Dickens por parte de Fernando Galván, que agradecí sobremanera), así como un estudio de literatura comparada entre la obra de alguna escritora más o menos coetánea, por ejemplo Mary W. Shelley o George Elliot (recordé mucho El velo alzado durante parte del congreso) y el creador de El cuervo.
Y sin más, dejemos descansar a los cuerpos inertes de los creadores en el silencio de la eternidad.
Nadie sabe donde moran los muertos pese a nuestra dedicación por buscarles una mala tumba. Y así pasa: que nos olvidamos de ellos hasta que conmemoramos su nacimiento. Por esta razón, Poe, para facilitarnos sus efemérides, nació en 1809 y murió en 1849 (y ahora que conozco un poco más a este escritor, dudo que sea una mera casualidad…). El caso es que Poe, fuera borracho, drogadicto, dandi, vividor, ególatra, psicópata, o no, era un genio, quizá no del tamaño de Shakespeare, pero sí un genio vívido y especial. Quizá esta genialidad tan romántica (a mi modo de entender las vicisitudes de su vida, Poe fue el Lord Byron del lumpen americano) procede de su incesante búsqueda del todo y de la desilusión continua bajo la bóveda celeste. Desde sus cuentos góticos (los más conocidos) a las primeras incursiones en la novela detectivesca, Allan Poe nos sorprende con un alarde de estilo, porque, en palabras de Marita Nadal, la grandeza de Poe reside en su oficio como arquitecto narrativo.
De variopinto corpus han sido las ponencias y comunicaciones de este encuentro con Poe, y si me permiten ser original, ensalzaré algunas de éstas (de entre las que asistí) mediante una enumeración de sustantivos comentados: 1) retratos (los retratos que roban almas, que predicen los acontecimientos futuros, pinturas que nos esclavizan… Wilde y Poe unidos por Esther Bautista), 2) esquema, colores, números, personificación (Poe no se aleja del esquema del cuento de hadas puesto que está limitado por la extensión, el relato es a un mismo tiempo el yugo y el éxtasis… los estudios cognitivos de la Literatura reflejan principios de semiótica que mucho tiempo atrás describió Propp; gracias Eusebio, Amparo y Nicolás), 3) sensibilidad (hay que hurgar mucho en el corazón de uno para describir el arte de otros, ¿verdad Dra. Cantalupo?) 4) dolor, misterio, misticismo (alejarse de la tradición pasada no es una solución, la solución es crear un nuevo marco referencial para los motivos religiosos) y 5) silencio (Words are murderous things… Y Mª Carmen Pérez puso la palabra final).
Aunque Poe es un referente en la Literatura posterior (no cabe duda que Wilde, Baudelaire, Conan Doyle o Bradbury son alumnos suyos), mi acompañante y yo echamos en falta una retrospectiva sobre los autores que influyeron en las obras del autor (a excepción de la de Charles Dickens por parte de Fernando Galván, que agradecí sobremanera), así como un estudio de literatura comparada entre la obra de alguna escritora más o menos coetánea, por ejemplo Mary W. Shelley o George Elliot (recordé mucho El velo alzado durante parte del congreso) y el creador de El cuervo.
Y sin más, dejemos descansar a los cuerpos inertes de los creadores en el silencio de la eternidad.
Gracias por la crónica.
ResponderEliminarHay un relato de Poe (había escrito por error Peo, jeje), La filosofía de la composición, en el que explica el proceso que llevó a cabo para escribir El cuervo.
Allí nos muestra "su oficio como arquitecto narrativo" y nos hace ver que detrás de un poema, hay mucho más que un momento de sublime inspiración. Hay trabajo.
Un saludo, colega.
La primera vez que escuché hablar sobre Poe fue en el instituto. Nuestra profe de literatura nos leyó EL CORAZÓN DELATOR y nos dejó con el corazón en un puño. (Es que también era una gran profe y una gran lectora).
ResponderEliminar¿Relaciones con Dickens? Bueno, qué pena que no puedas extenderte, pero Dickens es uno de mis escritores favoritos y me habría encantado escucharlo.
Me flipa la foto de Poe. Si la agrandas tiene una mirada de medio loco, medio depresivo total,...¡tremendo!
Y sí, detrás de un gran escritor tiene que haber mucho trabajo. La inspiración sólo crea espontaneidades, no grandes obras ni grandes literatos. Es mi opinión.
Por cierto, sé que no tiene nada que ver, pero aprovechando que escribo te pregunto ¿hablaste alguna vez sobre Huckleberry Finn en este blog? Para mí es sublime.
Saluditos, Miriam