Los que disfrutamos con la lectura (esto es una pasión más que un oficio), como en otras parcelas de la vida, evolucionamos poco a poco (¿o quizá no?). Al principio leemos unas cosas, más tarde otras…, y luego, ¡lo que son estas cosas!, nos volvemos a topar con el mismo tipo de libros que nos encandilaron en su día y, tras leerlos, nos llevamos una pequeña desilusión. Esto no quiere decir que haya que quemarlos sobre una flamígera pira o no los recomendemos a nuestros amigos o conocidos. Y digo esto por buenas razones que expongo a continuación.
Aunque un título no me haya satisfecho por completo, gusto de recomendarlo a otros por el mero hecho de que, lo que no ha sido de mi agrado, no necesariamente tiene que disgustar a otros. Todos tenemos derecho de opinar, sujetos, cómo no, a nuestra idiosincrasia, calificar por nosotros mismos es casi un derecho (poco ejercido en estos tiempos de verdades televisivas absolutas o dogmas políticos… una verdadera lástima). El tener unas preferencias u otras y ser capaces de discernir entre varias clases de literatura es una de las funciones de la Lectura, así, con mayúscula incluida.
Por otro lado siempre creo necesaria la pluralidad. La diversidad de géneros literarios, autores y todo tipo de monstruosidades en letra impresa, ayuda a crear un hábito lector, más que nada porque deja de ser hecho impuesto. No por capricho, sino por convicción, defiendo esta postura, la de la paraliteratura, la de las historias sencillitas y previsibles, de esas que se saborean fácilmente, narraciones sin mucho enredo verbal, novelitas que permiten pasar páginas a todo correr sin producirnos resoplidos e inquietud desesperada, las defiendo a ultranza porque muchos lectores que comienzan a serlo, jamás hubieran leído de no ser por ellas.
La de hoy es una de estas obras, que, aunque parece un cuento navideño con final feliz, puede leerse en cualquier epoca del año, sobre todo por aquellos que quieren escuchar (recuerden: leer es escuchar) historias cotidianas sobre separaciones matrimoniales, sobre amores repentinos, sobre peceras y gatos, sobre parejas poco convencionales y sobre crápulas infelices… en un principio había pensado sugerir El frío modifica la trayectoria de los peces -Pierre Szalowski- para alumnos de doce a catorce años (como los de Evaristo), pero he pensado hacer una sugerencia general y que la lea quien quiera. Y déjense de mandangas.
Aunque un título no me haya satisfecho por completo, gusto de recomendarlo a otros por el mero hecho de que, lo que no ha sido de mi agrado, no necesariamente tiene que disgustar a otros. Todos tenemos derecho de opinar, sujetos, cómo no, a nuestra idiosincrasia, calificar por nosotros mismos es casi un derecho (poco ejercido en estos tiempos de verdades televisivas absolutas o dogmas políticos… una verdadera lástima). El tener unas preferencias u otras y ser capaces de discernir entre varias clases de literatura es una de las funciones de la Lectura, así, con mayúscula incluida.
Por otro lado siempre creo necesaria la pluralidad. La diversidad de géneros literarios, autores y todo tipo de monstruosidades en letra impresa, ayuda a crear un hábito lector, más que nada porque deja de ser hecho impuesto. No por capricho, sino por convicción, defiendo esta postura, la de la paraliteratura, la de las historias sencillitas y previsibles, de esas que se saborean fácilmente, narraciones sin mucho enredo verbal, novelitas que permiten pasar páginas a todo correr sin producirnos resoplidos e inquietud desesperada, las defiendo a ultranza porque muchos lectores que comienzan a serlo, jamás hubieran leído de no ser por ellas.
La de hoy es una de estas obras, que, aunque parece un cuento navideño con final feliz, puede leerse en cualquier epoca del año, sobre todo por aquellos que quieren escuchar (recuerden: leer es escuchar) historias cotidianas sobre separaciones matrimoniales, sobre amores repentinos, sobre peceras y gatos, sobre parejas poco convencionales y sobre crápulas infelices… en un principio había pensado sugerir El frío modifica la trayectoria de los peces -Pierre Szalowski- para alumnos de doce a catorce años (como los de Evaristo), pero he pensado hacer una sugerencia general y que la lea quien quiera. Y déjense de mandangas.
Buscando una idea acerca del libro "donde viven los monstruos" me encontré con tu blog...lo acabo de descubrir, muchas gracias por tus aportaciones,es genial contar con ideas como esta! fantástico!
ResponderEliminarTengo en mente varias ideas que están a punto de ponerse en marcha, mucha ilusión, proyectos... que gracias a aportaciones como las tuyas, me hacen seguir adelante.
Un saludo
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Un saludo