Los que de vez en cuando pensamos, en comparación con otros mortales, sufrimos más de la cuenta, cosa que no es de extrañar dada la pasividad que nos rodea, no sólo la física (aquí, en este país, ni queriendo -cosa rara- se ejercita el lomo), sino también la mental… ¡Y demos gracias a que las pasadas elecciones han puesto una nota de color a los telediarios…! ¡Que no es poco…!
Como les iba diciendo: esos que hacemos funcionar al engranaje cerebral, por si no tuviéramos poco con el día a día, nos enrolamos en todo tipo de campañas, bien sea la de la renta (les pongo sobre aviso de que este año la hacienda pública está demorándose más en soltar la manteca colorá… ¿por qué será…?), el aprendizaje de lenguas extranjeras o la siempre manida Universidad Nacional de Educación a Distancia, un clásico del eterno estudiante… ¿Y pa’ qué?... Pos pa’ na… A veces pienso en la felicidad inmensa de otros muchos que, dejando a un lado un buen puñado de preocupaciones, siguen durmiendo sobre algún guindo, cosa harto difícil para los que como yo, no paramos de devanarnos los sesos durante la mañana, la tarde y la noche, con afán de darle un sentido a nuestro deambular por la vida, ¿más agitada y estimulante? En absoluto… Así que, buscando una respuesta a tanto dilema existencial y echándose encima el estío (¡por fín!), he concluido en aparcar mi cuerpo debajo de alguna sombra y dejar mi mente en blanco en esta tarde de viernes, la mejor de las curas para todos los quehaceres que se avecinan.
Serrano, Lucía. En blanco. 2010. Madrid: Anaya. Colección "Sopa de cuentos".
Como les iba diciendo: esos que hacemos funcionar al engranaje cerebral, por si no tuviéramos poco con el día a día, nos enrolamos en todo tipo de campañas, bien sea la de la renta (les pongo sobre aviso de que este año la hacienda pública está demorándose más en soltar la manteca colorá… ¿por qué será…?), el aprendizaje de lenguas extranjeras o la siempre manida Universidad Nacional de Educación a Distancia, un clásico del eterno estudiante… ¿Y pa’ qué?... Pos pa’ na… A veces pienso en la felicidad inmensa de otros muchos que, dejando a un lado un buen puñado de preocupaciones, siguen durmiendo sobre algún guindo, cosa harto difícil para los que como yo, no paramos de devanarnos los sesos durante la mañana, la tarde y la noche, con afán de darle un sentido a nuestro deambular por la vida, ¿más agitada y estimulante? En absoluto… Así que, buscando una respuesta a tanto dilema existencial y echándose encima el estío (¡por fín!), he concluido en aparcar mi cuerpo debajo de alguna sombra y dejar mi mente en blanco en esta tarde de viernes, la mejor de las curas para todos los quehaceres que se avecinan.
Serrano, Lucía. En blanco. 2010. Madrid: Anaya. Colección "Sopa de cuentos".