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lunes, 1 de diciembre de 2014

La importancia del camino... editorial


Se ve que, aunque a los antiguos se les antojara adecuado empezar el año con el mes de enero, hoy se figura más práctico comenzarlo en diciembre, ese mes en el que  capitalismo y navidad aúnan fuerzas para, con hambre canina, engullir vorazmente nuestras billeteras.
Seguramente esta habrá sido una de las causas que hayan llevado a un sinfín de editoriales a retrasar sus lanzamientos en lo que a novedades se refiere y apostar así por la figura del libro como regalo navideño, añadiendo valor a este producto cada vez más preciado (¡Qué bien piensan muchos!). Y así me veo, con espuertas de títulos que reseñar en menos de tres semanas… ¡Prepárense para una reseña al día!
Hace no mucho tiempo era preferible hacerlas coincidir con el comienzo del curso escolar y complementar las tareas escolares con un poco de literatura. Daba gusto visitar las librerías después de la campaña del libro de texto (allá por octubre), un mes en el que las estanterías (pero no los bolsillos, ya saben lo que trae consigo la vuelta al cole…) estaban repletas de nuevos títulos. Ahora la cosa se ha trasladado a este mes, tan alegre, como lucrativo, donde el negocio es más boyante y edulcorado.


También decir que a todo esto se ha unido la circunstancia de que muchas editoriales prefieren salvar el culo durante septiembre, octubre y noviembre, re-imprimiendo viejos éxitos literarios o publicando un par de títulos menores que hagan ver en los pequeños circuitos del libro infantil que siguen vivas y coleando para, mientras tanto, preparar la buena tajada que trae el adviento. Y en esas estamos los enteraos “lijeros”: aburridos…
En cualquier caso, a todo lo anterior añado que cada vez son más las editoriales que están más preocupadas por las ganancias (es algo comprensible ya que no dejan de ser empresas con ánimo lucrativo) que en editar libros con cierta calidad, algo que denota cierta enfermedad crónica del sector… Como cualquier industria y como bien he referido en otras ocasiones, la edición en España ha comenzado a mutar desde hace unos años, dejando a un lado la ética para reinventarse en el producto de consumo efímero. Vamos, en editar morralla por carretillas en vez de obras que trasciendan, no sólo a la lectura (que para eso estamos), sino a otras parcelas del pensamiento como son el ocio y la imaginación (sigo con mi discursito de siempre: calidad en vez de cantidad). 
En vez de tanto ruido (muchos aburren demasiado con tanta matraca), más valdría ponerse manos a la obra y lanzarse a la compra de buenos derechos extranjeros (que los hay) y preocuparse por la producción de títulos propios que activen el engranaje del libro infantil patrio (algo desgastado desde las dificultades que un puñado de editoriales dedicadas a ello han sufrido).


Es por ello que animo a todos los editores a tomar ejemplo de uno de los álbumes ilustrados un tanto especiales que se ha publicado este año, Sam y Leo cavan un hoyo (editorial Juventud). En él, Mac Barnett y Jon Klassen, reflexionan sobre las bondades del camino sin darle importancia a la meta, sobre la satisfacción que ofrece llevar a cabo algo por el mero hecho de hacerlo. Así son Sam y Leo, que incansables, cavan y cavan, dejando pasar multitud de tesoros maravillosos y joyas increíbles. Prefieren ser constantes y compartir juntos una aventura (que finalmente se ve recompensada de una forma especial), a obsesionarse con el fin. 



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