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jueves, 19 de marzo de 2015

¡Fuego, fuego!


Esta noche el fuego consumirá todos los monumentos de cartón-piedra (y otros modernos polímeros pirolíticos) que se plantaron hace días por las calles valencianas. Los levantinos, dando rienda suelta al poder renovador de las llamas y el crepitar de las ascuas, se han puesto gordos a buñuelos de calabaza y paella valenciana (esa de verduras huertanas, buen pollo, mejor conejo y algunos caracoles -si se tercia…-) para encarar la primavera con una gran sonrisa. ¡Y yo qué me alegro a pesar de que muchos teman a la dichosa lumbre!

Una mosca que volaba
entre Pinto y Marmolecko
desde el aire vio el tejado
de una torre de bomberos.

En la torre, un ronquido:
es un bombero durmiendo.
En la calle, unos mirones
mirando la mar de inquietos.

Fiel a su instinto, la mosca
muerde al bombero en el cuello
y este, con cara de susto,
queda al instante despierto.

Ve a la gente congregada.
-¿A qué tanto movimiento?
Pone su mano en la frente
y avista un lejano fuego.

[…]

Jan Brzechwa.
En: ¡Fuego!
Versión de H. Hidalgo.
Ilustrado por Agnieszka Borucka-Foks.
2014. Valencia (¡Cómo debe ser!): Media Vaca.


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