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sábado, 18 de abril de 2020

#Quédateencasa Y SÉ PRODUCTIVO


Cómo es la vida… Mientras algunos viven agobiados en sus casas por la falta de actividades productivas o en su defecto distractores, otros no damos a basto para hacer montones de cosas. Unos se pasan el día teletrabajando, cuidando de sus hijos, estudiando alguna asignatura pendiente, cocinando, colocando sellos o leyendo todo lo pendiente, y otros se pasan el día quejándose del aburrimiento, bacineando en las redes sociales o arrastrándose en el sofá como verdaderas sierpes. ¡Qué mal repartido está el mundo!





Creo que más de uno debería hacer autocrítica constructiva y admitir que tiene menos mueve que una piedra. Ahora me dirán que no, que no son macetas, floreros ni armarios, que ustedes le ponen mucho empeño a disfrutar de la vida y tienen multitud de intereses, cuando lo único que saben hacer es rascarse primero un huevo y, tras unos minutos, el otro. Y claro, así pasa, que terminan pronto sus quehaceres. No me vengan conque tanto tiempo encerrados les aboca a la desidia, que ya me sé la cantinela.





La razón más plausible es que en este país, como en otros, el entretenimiento, aparte de estar fuera de casa, muchos lo asocian con los bares. Y claro, así nos va, que nos encierran y estamos perdidos. Mientras en otros países (véase los nórdicos) están acostumbrados a desarrollar gran parte de la actividad en el interior de las viviendas, nosotros, animales de sol y calle, nos hemos hundido como el Titanic.





¿Todos? No, todos no. Hay algunos profesionales que, acostumbrados a trabajar en sus casas, no han sufrido sustancialmente este gran cambio. Un ejemplo lo tenemos en todos los ilustradores que nos acompañan en esta entrada de hoy (piquen sobre sus nombres y disfruten de sus perfiles en Instagram). Incluso algunos de ellos me comentan que, a pesar del agobio y la claustrofobia, necesitaban este tiempo extra para dar forma a proyectos aparcados u olvidados.







Se lo he dicho una y mil veces: aprovechen este “regalo”. Sáquenle rentabilidad, véanlo como una oportunidad para cambiar sus hábitos, para internarse en universos inexplorados, para desarrollar sus inquietudes, y sobre todo, su curiosidad. Dejen las series, la tele a la carta (yo no sé cómo no se quedan ciegos con tanta pantalla) y sumérjanse en algo nuevo. En el yoga, en la escritura, en la fotografía, en la papiroflexia, en la pintura, en la economía, en la jardinería, en las restauración, en la arquitectura… Y no me vengan con que no hay maestros ni materiales. No quiero que pinten la Capilla Sixtina ni que construyan el Taj Majal. Sean creativos y busquen una pasión de puertas hacia adentro. Todo es posible EN CASA.




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