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sábado, 28 de noviembre de 2020

Despertar en mitad del campo


La primera evaluación está al acecho y un servidor sólo desea una pizca de calma para disfrutar de su tiempo, uno que entre mascarillas, protocolos, toques de queda y vacunas prometidas, se ha marchado violento. 
No me iré muy lejos, pues no puedo. Sólo queda el campo, el cielo abierto. Buscar un claro donde se alce una piedra. Y sobre el liquen mullido, coger profundo aliento. Tomar distancia y pensar que a pesar de todo, rondamos la espera, quedamos lejos. 
Y así, cobijado por la tierra empapada, por la caricia del invierno, ver como sigue la vida entre las hojas y entre los miedos. Que caerá la nieve, brotarán las simientes y trinarán los aleros. Yo habitaré la intemperie y agitaré de quietud mis deseos. 
Serán los prados el cobijo y nosotros como niños, despertando tras el sueño. 



Las amapolas 
han vestido los campos 
de rubeola. 

*** 

Tiene la higuera 
áspera la caricia, 
dulce la espera. 

*** 

Las hormigas van haciendo camino 
sin hacer polvo, 
sin hacer ruido. 

*** 

Parecen los gorriones 
niños en el recreo: 
son juegos y canciones. 

Alonso Palacios. 
En: Poemario de campo
Ilustraciones de Leticia Ruifernández. 
2019. Bilbao: Libros del Jata.



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