Sí, señores, este blog ha dado otra vuelta al sol. Y no es moco de pavo pues ya son 13 años dándoles la brasa desde este cuaderno de bitácora lleno de lecturas para niños y no tan niños. Como cada 28 de febrero, le saco brillo a la cubertería, preparo la merienda, me disfrazo de cheerleader, y cuelgo la piñata para el disfrute de todos los monstruos que se acercan a esta casa.
No les voy a mentir. A pesar de las supersticiones maternas, ayer lo celebré por todo lo alto y hoy estoy para el arrastre. Peroooo... como soy un influencer muy profesional, me debo a mis seguidores y el 13 me encanta (este número primo odiado y deseado por tantas y tantas culturas) he pensado que la mejor manera de continuar con los festejos es con una foto especial en la cuenta que los monstruos tienen en Instagram (¡Pasen y vean!) y algo de elocuencia.
Podría haberme decantado por temas tan sugerentes como la vida privada de Maurice Sendak (uno de mis autores fetiche), un estudio pormenorizado sobre cómo ordenar una biblioteca (que propiciaría un buen debate) o los regalos en la LIJ (no descarto una selección sobre este tema en próximas entregas), pero el caso es que me ha parecido más interesante y simpático enumerar una serie de consejos para adultos que no leen libros infantiles o lo hacen mal.
Sí, como lo oyen. Trece consejos (uno por año) que seguramente hagan reflexionar a más de uno sobre cómo tratan a los libros para niños y cuál es su relación con ellos. Ya sé que a ustedes no voy a descubrirles América, pero quizá les ayude a la hora de defender los libros infantiles en un contexto adulto. Como todo, no es llegar y ¡hala! No. Pues esos objetos que los monstruos veneramos, necesitan de cierta predisposición, sobre todo por parte de adultos que desean proceder con su lectura de la mejor manera posible.
Sin más preámbulos, solo me queda darles las gracias de nuevo por seguir a mi lado durante todo este tiempo en el que, sin comerlo ni beberlo, hemos alcanzado la adolescencia juntos. Es un placer tenerles al otro lado de la pantalla. Seguidores conocidos y anónimos, lectores todos de un servidor que empezó esta andanza allá por 2008 y que seguirá aquí hasta que el cuerpo aguante. Montones de abrazos y besos.
13 CONSEJOS PARA ADULTOS QUE (NO) LEEN LIBROS INFANTILES
Consejo 1. Nunca menosprecies un libro para niños antes de leerlo. Si crees que lo que vas a encontrar en un libro para niños nunca va a estar a la altura de tu nivel intelectual o emocional, es porque menosprecias el nivel intelectual o emocional de los niños. Acude a un especialista, debes mirártelo.
Consejo 2. Déjate asesorar para elegir tus libros infantiles. Muchos adultos creen que pueden leer cualquier libro infantil que caiga en sus manos, pero no. Es un universo tan amplio que, si yerran, no se volverán a acercar a ellos. Por ello es interesante que se dejen asesorar por otros lectores adultos más experimentados. Libreros y prescriptores de literatura infantil son necesarios en esta tarea.
Consejo 3. Cuida tus hábitos cuando leas un libro infantil. Hay adultos que leen libros infantiles en sillas pequeñas o en posturas imposibles. Saltimbanquis y contorsionistas aparte, leer un libro infantil necesita un buen nivel de concentración y por tanto de una higiene postural adecuada, un lugar cómodo y agradable, y sobre todo buena luz. Cuida su lectura y te impregnarás mejor de ella.
Consejo 4. Nunca pongas voz de niño pequeño cuando leas un libro infantil. Tanto si es en voz alta, como si lo haces en silencio, evita las voces ñoñas. Deja de hacerle burla a tu yo más infantil. El adulto que hoy lee ese libro es resultado del niño del ayer. No le hagas parecer un atontao.
Consejo 5. Fíjate en los detalles de los libros infantiles. A pesar de su estilo directo, de las ilustraciones o del formato, un libro para niños está lleno de detalles que pasan desapercibidos a ojos de adultos que no están acostumbrados a ellos. Lo poético se esconde y requiere atención, sobre todo para el lector que no está familiarizado con esas formas de expresión o las ha olvidado.
Consejo 6. Si no entiendes un libro infantil pide ayuda a un niño. Ellos son capaces de ver lo que tú no puedes. Los libros infantiles son su medio, ellos son los expertos y pueden descubrirte nuevas visiones e interpretaciones de aquello que para ti carece de sentido, no tiene dobleces o simplemente no ves. Deja que ellos guíen tus lecturas infantiles, saben más que tú.
Consejo 7. No creas que un libro infantil te hará más feliz. Si piensas que leer cualquier libro infantil, te hará ver el mundo de color de rosa, estás equivocado. Los libros infantiles pueden ser tan crueles, banales, difíciles, absurdos o macabros como los dirigidos al público adulto. Muchos no reconfortan ni te sacan una sonrisa, son más serios de lo que parecen.
Consejo 8. No siempre relaciones un libro infantil con el niño que fuiste. Aunque los libros infantiles se dirijan al niño lector, admiten lecturas de todo tipo de público. Deja de recordar lo que hiciste en tus años mozos mientras lo lees, es mejor que enriquezcas tu universo actual con una nueva mirada.
Consejo 9. Conecta los libros infantiles con tus lecturas adultas. El corpus literario siempre está conectado. La literatura, sobre todo la ficción, bebe de fuentes similares. Esto quiere decir que un buen libro para niños colabora en la construcción del hecho creativo y cultural, no solo literario, sino de otras parcelas como la música, el cine o la ciencia.
Consejo 10. Busca información adicional sobre los libros infantiles que leas. Aparte de lo humanístico, cualquier producto cultural se rodea de un contexto que nos permite conocerlo mejor. Cuando te sumerges en la vida del autor, la época en la que se escribió o las razones de su publicación, valoras mejor dicho producto. Todo libro tiene una historia detrás.
Consejo 11. Piensa que un libro infantil está hecho por adultos como tú. Un libro infantil ha llegado a tus manos porque un adulto lo ha escrito, ilustrado, editado, maquetado, impreso, recomendado o vendido. Respeta al libro infantil y respetarás a todos los adultos que viven de ello y te hacen partícipe de su trabajo.
Consejo 12. Comparte tus libros infantiles con otros adultos. No sólo ayudarás a darle un valor añadido a la literatura infantil, sino que animarás a otros a disfrutar de muchas historias de las que se han visto privados por desconocimiento o prejuicios absurdos. Contribuye a dignificar a todos los actores de esta parcela literaria.
Consejo 13. Nunca te avergüences de leer un libro infantil. Muchos adultos leen libros para niños. Cómics, álbumes o novelas infantiles son lecturas con mucha relevancia en un universo adulto que tiene pudor en admitir que ciertos títulos constituyen algunos de sus pilares intelectuales. Es literatura. Es lectura. Es vida.