La Pascua se ha convertido en otra excusa más para el consumismo, sobre todo infantil, y teniendo en cuenta que en esta sociedad, la ignorancia prima sobre el postureo, aprovecho el primer Lunes de Pascua para hablar un poquito de esta festividad.
Aunque la palabra “pascua” se utiliza en algunos países del mundo, como España o Italia, para referirse a otras festividades cristianas como la Navidad, la verdadera Pascua o Pascua florida, tiene que ver con el periodo que conmemora la resurrección de Cristo y comprende los cincuenta días entre en Domingo de Resurrección y Pentecostés. De esta forma, se da por finalizada la Cuaresma.
Como la Cuaresma se celebra en diferentes fechas dependiendo del calendario lunar y las distintas confesiones cristianas, los católicos la suelen empezar un día diferente que los ortodoxos (utilizan para el cálculo el calendario juliano). Por ejemplo, este año, la Pascua Católica comenzó ayer, 30 de marzo, y la Pascua Ortodoxa, comenzará este viernes (5 de abril). En los países cristianos católicos como el nuestro, también coincide con el fin de la Semana Santa, una celebración de la que no participan los cristianos protestantes.
Teniendo en cuenta que la Cuaresma es un periodo de ayuno, la Pascua se presta a las comidas generosas entre las que destacan la carne de cordero (de ahí viene el nombre de cordero pascual), diferentes dulces (la mona de pascua o el tsoureki griego, por ejemplo) y bebidas alcohólicas como el vino.
Si bien es cierto que es una de las fiestas principales del cristianismo, no debemos olvidar que está íntimamente relacionada con el Pésaj o la Pascua Judía (véase el parecido etimológico). De hecho, los primeros cristianos la celebraban a la par que estos, hasta que a partir del año 325 d. C. se fueran estableciendo normas para separar ambas festividades.
Tampoco debemos olvidar que la Pascua cristiana depende del calendario lunar y el equinoccio de primavera, fecha astronómica que establece el inicio de la fertilidad en la naturaleza y que se relaciona con ritos paganos de las antiguas civilizaciones griegas y romanas. ¿Y qué mejor que un huevo para simbolizar la fertilidad? Pues sí, de ahí vienen esos huevos pintados y decorados, naturales, de azúcar o chocolate que llenan los supermercados de occidente y el libro de hoy.
Y es que no conozco mejor libro que Huevos de Pascua para celebrar el día de hoy. Este álbum de Kestutis Kasparavicius, con texto de Fernando Segovia y que publicó Fondo de Cultura Económica hace un porrón de años, se forjó gracias a un buen puñado de ilustraciones que el artista lituano había realizado sobre una de sus temáticas favoritas, los huevos de pascua. Con ellas en la mano, el escritor mexicano fue dándole forma al surrealismo de las imágenes de este Brueghel moderno.
Conejos, liebres y huevos personificados se aglutinan en una obra de gran plasticidad donde el lector/espectador puede perderse en los mil y un detalles inverosímiles que, martilleando su imaginación, configuren un nuevo contexto para El país de Jauja que nos sirvieron en una entrega anterior de ese mundo tan onírico.
Lo dicho. Disfruten de este día sean creyentes o no (visto lo visto, hasta los musulmanes terminarán celebrándolo…). Y si son huevos de chocolate, mejor que mejor.
Gracias por la recomendación, Román. No conocía este autor, me llama mucho la atención el de Jauja. Gracias!
ResponderEliminarPues es un ilustrador lituano que se sumerge en un universo surrealista muy particular con técnicas muy tradicionales. El otro es igualmente precioso y tiene alguno más por ahí.
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