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martes, 31 de octubre de 2023

Ambientación victoriana


Halloween. Fúnebre, tenebroso, romántico. Todo me recuerda a la época victoriana. Si como yo, son unos apasionados de este periodo de la historia británica, les recomiendo que en futuras visitas al Reino Unido, se acerquen a un lugar con mucho encanto: la Dennis Severs’ House, un espacio situado en el número 18 de Folgate Street, en el marco del East London, zona con mucho tirón desde que Shoreditch se puso de moda entre los artistas de finales del siglo XX y los hipsters de los primeros 2000.


No les voy a negar que la historia de esta casa-museo es un poco especial. Dennis Severs, personaje bohemio de origen americano, decidió adquirirla en 1979 y, siguiendo el ejemplo de otros propietarios que, como Gilbert and George o Raphael Samuel, intentaban recuperar estas viviendas históricas, decidió darle una nueva vida desde una visión teatral que consistía en recrear el hogar de la imaginada familia Jervis, unos tejedores de seda de origen hugonote que la hubieran habitado de 1725 a 1919, hasta que una mañana, de repente, se marcharon de ella dejándola tal cual.
Con esta idea a caballo entre la realidad y la ficción, el propietario y su pareja empezaron a comprar (y fabricar) muebles, menaje, cortinas y alfombras de aquella época, para vestir las diez estancias que la componen, evocando momentos incidentales de la vida de esos habitantes inventados para devolverla así a la vida en pleno siglo XXI.
Semanas antes de su muerte en 1999, el Spitafields Trust decidió comprarla, mantener la obra de Severs y dar a conocer su labor creadora a través de visitas nocturnas a la luz de las velas, visitas guiadas, recreaciones y diferentes charlas en un edificio que ha inspirado a escritores como Brian Selznick, autor de La invención de Hugo Cabret.


Cuando se animen a dar una vuelta por allí, no se olviden de llevar bajo el brazo Desdichas de una familia victoriana, un álbum, para mi gusto exquisito, de Idoia Iribertegui y que publicó hace unos meses la editorial gallega Triqueta.
La autora navarra nos sumerge en una historia llena de sombras y mucho humor negro en la que, tomando como hilo conductor un secreto familiar, se suceden una serie de muertes concatenadas que nos presentan los lazos que unen a todos los personajes en torno a la figura de Henrietta, verdadera desdichada de este culebrón dickensiano.


Muertes por accidentes, causas naturales y asesinatos ocurren en 10 capítulos dedicados a todas y cada una de las personas que articulan esta historia coral que queda muy bien resumida en ese árbol genealógico/álbum fotográfico que recoge las guardas y nos anticipa una narración con mucha chicha y repentinas revelaciones.


Elaboradas en blanco y negro, las ilustraciones de este libro casi circular fueron seleccionadas en la Feria de Bolonia del 2023. Tinta, lápiz y acuarela, bastantes lápidas y cementerios, y luz tenue recrean una atmósfera ideal para una narración que hubiera encantado a Edgar Allan Poe o Edward Gorey y atrapa desde el principio hasta el final.
Y así, con Moorland House de fondo, les deseamos una noche de ánimas en la que honramos a los que ya no están pero cuyo recuerdo sigue vivo.

lunes, 30 de octubre de 2023

Brujas y pirujas


Ya está aquí. Ya llegó. Halloween un año más. La fiesta que se suponía nunca iba a cuajar en nuestra cultura, es una de las más celebradas. Gracias las guarderías, las actividades extraescolares, los influencers y las profesoras de inglés, se han instaurado esta fiesta pagana en todos los colegios y centros de educación secundaria del país. 
Así, todo tipo de disfraces monstruosos recorren las calles en pro del truco o trato tan conocidos gracias al cine y la televisión. Y hablando de pequeñas y grandes pantallas les diré que de todas esas brujas de ficción, tres han sido mis favoritas. 
La primera fue Samantha, la bruja en blanco y negro que, con solo un movimiento de su nariz, podía hacer pequeños trucos de magia en Embrujada. Despistes, embrollos, toques de alta comedia y una familia feliz eran el santo y seña de una serie que nos mantenía encandilados frente al televisor en los primeros años ochenta.
El segundo puesto le tocó a La bruja novata de Disney. Encarnada por la queridísima Angela Lansbury, el personaje de Miss Price, además de entrañable, es toda una oda a la fantasía, el aprendizaje y la superación. Mucha gente no sabe que esta película en realidad está basada en el volumen recopilatorio Bed-knob and Bromstick, dos novelas infantiles de Mary Norton de las que hay disponible alguna edición en castellano (RBA).
Por último tenemos a Mortianna, la bruja malísima de Robin Hood, príncipe de los ladrones, versión del clásico protagonizado por Kevin Costner. Más realista y sin muchos efectos especiales, esta bruja ciega se acerca más a las clásicas hechiceras que tenían más que ver con oráculos, consejeras de guerra y curanderas, que con esas visiones fantásticas de conjuros y pócimas imposibles.


Y todo se llena de calderos, escobas voladoras, gatos y búhos, los protagonistas de Meg y Mog y Meg y los huevos, dos historias de la serie de Helen Nicholl y Jan Pienkowski (el autor de La casa embrujada) que fueron publicadas hace cincuenta años y han sido recuperadas por la editorial Blackie Books este otoño.
En ellas, Meg, una simpática bruja que a menudo la lía parda con sus conjuros, Mog, su gato a rayas, y un búho sin nombre, estos dos títulos con estructura de sketch nos acercan al universo de la magia negra desde una perspectiva nunca exenta de humor.


En el primero Meg se prepara para asistir a la fiesta de los conjuros que se celebra junto a otras brujas en lo alto de una colina y en el segundo se lía la marimorena con tres huevos de dinosaurio.


Sencillos y dirigidos a prelectores y primeros lectores, son libros muy bien pensados. En primer lugar se vertebran sobre textos directos que no se andan con muchos rodeos. Por otro lado, Jan Pienkowski se decide por el contraste a base de colores brillantes y composiciones estudiadas en las que caben todo tipo de juegos tipográficos (fíjense en las escaleras). Del mismo modo utiliza recursos del cómic y los libros de no ficción como las viñetas secuenciadas, los clásicos bocadillos o la presentación de elementos a modo de pictogramas.


Dejando a un lado el virtuosismo y centrándose en la economía visual y lingüística, consiguen que disfrutemos de estas historias que rebosan de bromas impredecibles, onomatopeyas, elementos numéricos (que recuerdan a los cuentos de antaño) y humor blanco.

domingo, 29 de octubre de 2023

Domingo monstruoso (y felino)


Aunque ya saben que los gatos no son lo mío, no he podido resistirme a traerles este libro circular en estos días que sirven de antesala a los faustos de ultratumba. Un álbum con mucha rima que tiene a un felino y una buena caterva de monstruos desastrosos como protagonistas. A modo de retahíla sumativa (¿o debería decir "restativa"?), los autores se han lucido con una historieta que, con estructura de sketch, le da mucha alegría y humor a esto de lo terrorífico. ¡Disfrútenlo y cojan ideas para sus disfraces!


Siete monstruos y un gato
salen a pasear un rato.

Nos quieren dar un buen susto
y así quedarse muy a gusto.

Pero el fantasma escucha el viento
y tiembla con desconcierto.

Alarmado, va corriendo
a coserse sus remiendos.

De los siete monstruos solo quedan seis.
Contadlos, y ya veréis.

El día está gris oscuro y tenebroso.
Pero el sol sale intenso y luminoso.

Los rayos espantan al vampiro,
que hasta se asusta del brillo de su colmillo.

De los siete monstruos solo quedan cinco
y uno se prepara para dar un brinco.

[…]

Rafa Ordóñez.
Siete monstruos y un gato.
Ilustraciones de Christian Inaraja.
2023. Pontevedra: Kalandraka.



jueves, 26 de octubre de 2023

Entender nuestra propia naturaleza


Quien no vea la incipiente fragmentación social que se respira en el ambiente durante los últimos años, es que tiene la retina muy distorsionada. Y no es que yo vea doble, que también, sino que allá donde otros presumen concordia, igualdad y buenas intenciones yo solo vislumbro una costra bajo la que subyace el odio más irracional.
Y es que el Estado, el mismo que debería estar velando porque las relaciones entre los ciudadanos no se deterioren, está enfangado hasta las trancas en la devaluación de la nación a base de ese celofán tan risueño y esperanzador con el que nos lo presentan todo.


No hay día que no nos coman el seso con una nueva “política social” (así las llaman), con una “ley igualitaria”, con un nuevo as sacado de la manga que ahonda, no solo en las diferencias entre unos y otros, que las tenemos, sino en el papel de víctima y verdugo que tanto gusta en esta sociedad de etiquetas.
Cuanto más nos reconocemos en la diversidad, más nos odiamos los unos a los otros. Guerras, disturbios, manifestaciones, asaltos… Parece que la ONU, la OMS y la Agenda 20-30 desatan más violencia de la que contienen. Es bastante curioso como ese buenismo social que se ha extendido en los países más demócratas del mundo, está desatando una respuesta muy diferente a la esperada.


Y así, asqueado de la realidad que se cierne sobre mí, me abro hueco en un sofá atestado de libros para disfrutar de Una noche en el paraíso, un álbum con texto de Jürg Schubiger, ilustraciones de Rotraut Susanne Berner y editado por Lóguez este otoño.
Abro su tapa troquelada y disfruto con esa ilustración a modo de filigrana que nos regala la artista alemana. Conforme paso las páginas me adentro en el edén y me acuerdo de aquellas historias religiosas que, como oyente obligado, disfrutaba en mis clases de ética que, paradójicamente se desarrollaban junto a mis compañeros católicos.


Sigo leyendo y empiezo a darme cuenta de que Schubiger y Berner intentan recrear a su manera algunos de los momentos que podrían haber vivido Adán y Eva en aquel jardín de follaje exuberante, a reventar de criaturas diferentes, extintas o microscópicas.
Si esperan una recreación bíblica de esa relación, les recomiendo que se bajen de la burra, porque los autores abandonan todo tipo de connotaciones religiosas y se sumergen en la condición humana, esa que compartimos todos, sea cual sea el credo que recemos (o no).


Atestado de hermosas aves y animales de toda condición, este vergel es el único testigo de las preguntas y respuestas, de las semblanzas y metamorfosis, de los miedos y anhelos que estos dos personajes experimentan con el pasar de las páginas.
Diálogos con temas tan sencillos, como jugosos, ilustraciones coloristas y llenas de detalles, y textos breves pero intensos, llenan un libro que bien podría contextualizar más de una clase de filosofía. La esperanza, la existencia, el amor o el tiempo se suceden en una historia de la que todos conocemos el final, un final que por fin logramos entender y compartir.

miércoles, 25 de octubre de 2023

¡Todos a la cama!


Por si acaso no se han fijado, existen montones de rituales que los seres humanos desarrollamos antes de meternos en la cama, una cuestión que empezó a llamarme la atención cuando empecé a compartir piso y viajar con diferentes personas hace muchos años.


Unos gustan de rezar a los pies de la cama, otros leen un libro (y se quedan durmiendo en la primera página), la de más allá prefiere untarse diligentemente la cara con todo tipo de cremas anti-edad, hay gente que necesita quemar un poco de incienso y meditar sobre la paz mundial, y los que se dan un buen masaje de pies después de pasar el día sobre unos tacones de quince centímetros.


Recuerdo que, siendo un niño, lo más importante era cenar temprano, terminar de hacer las tareas pendientes, preparar la mochila para la mañana siguiente (que siempre se nos olvidan cosas importantes) y meterse pronto en la cama (que en mi casa solo había una tele sobre la que mandaba mi padre).


Ahora ya, estoy tan contaminado como el resto de los mortales occidentales y soy capaz de pasarme las horas con la pantalla de la televisión, el ordenador o el móvil, correr media maratón a las 10 de la noche o zamparme media despensa momentos antes de irme al sobre. Unas costumbres mucho peores.


Y si sus hábitos son parecidos a los míos, llega el momento de sumergirnos en unos cuantos libros en los que inspirar nuestras costumbres nocturnas. Les recuerdo que al ser un tema muy recurrente en la Literatura Infantil, ya lo he tratado en todos los libros incluidos en la etiqueta Álbumes y buenas noches, así como en otras pequeñas selecciones como esta o esta otra. ¡No se las pierdan e inspírense!


Empezamos con Todos a dormir, un álbum con texto de la gran Astrid Lindgren e ilustraciones de Marit Törnqvist que nos regala este otoño Niño Editor. En él se nos presenta una visión poética de los momentos previos al sueño.


El cielo cambia de color y los tonos cálidos del crepúsculo se abaten sobre la granja. El niño ya está en la cama pero su gato decide hacer la última ronda antes de que el sol se oculte en el horizonte. Los terneros, los potros, los cerdos y los corderos, todos se disponen a descansar. También los animales del bosque, los pájaros sobre la copa de los árboles. El silencio y la oscuridad lo embriagan todo en un viaje misterioso hacia la tierra de Morfeo.


Con imágenes de colores vibrantes y juegos luminosos, esta invitación al sosiego y a la calma se llena de detalles en los que sumergirse momentos antes de cerrar los ojos. Un recorrido por ese mundo rural que tanto defendería Astrid Lindgren en sus obras.


Seguimos con Buenas noches, Cangrejo, un álbum de Marianna Coppo y editado por Juventud con el que les auguro muy buenos ratos. Pez y Cangrejo son amigos y viven en una pecera. Llega la noche y, como el resto de habitantes, se van a la cama. Pero cuando se disponen a dormir, un miedo se adueña de Pez. Cangrejo le pide que vomite todo lo que no le deja pegar ojo y así podrá dormir tranquilo.


En clave de humor y muy bien pensado, este libro no solo se adentra en el universo del insomnio más inerte y tortuoso, sino en esas personalidades un tanto obsesivas con las que algunas personas sacan de quicio su propia existencia y las de los demás. Miedos infundados, pensamientos recurrentes e ideas inverosímiles se dan la mano en una conversación nocturna que nos arranca más de una carcajada.


Con mucha imaginación, una caracterización de los personajes deliciosa (recuerdan a las eternas parejas de la alta comedia), unas guardas estupendas y algún recurso narrativo del mundo del cómic, corran a hacerse con él porque sé que se convertirá en el libro favorito de muchas familias.


Apuntamos otro álbum que, si bien ha pasado bastante desapercibido en nuestro país, es tan elegante y preciosista que merece un espacio en esta pequeña selección. Gaspar en la noche, un libro escrito e ilustrado por Seng Soun Ratanavanh y editado por Pijama Books nos acerca a las peripecias de un niño que siente cierta animadversión a la oscuridad nocturna.


A Gaspar le asusta, le molesta la noche, ese espacio solitario y desconocido que a veces nos hace sentir incómodos e indefensos. Después de leer un libro, Gaspar se va a la cama azorado e intranquilo, cuando de repente, descubre a una pequeña ratoncita debajo de la cama. Ni corta ni perezosa, decide hacerle un tour guiado por las diferentes estancias de la casa, presentándole a otros habitantes como el topo, el conejo, el pingüino o el panda que también compartirán experiencias, perspectivas y miedos con él. 


En consonancia con otros libros suyos como Espera, Miyuki o Mi isla, la autora francesa nacida en Laos nos invita a borrar los límites entre el interior y el exterior, lo artificial y lo natural, para bucear en un universo lleno de metáforas visuales donde plantas, animales y diferentes ecosistemas invaden habitaciones aparentemente inertes y nos ayudan a explorar el mundo que nos pertenece desde una amalgama enriquecida de saberes y estares. Contrastes entre color y oscuridad, juegos de luces y sombras (¿Han visto quiénes se esconden en ellas?), sugerentes geometrías y composiciones muy estudiadas, convierten cada doble página en estampas evocadoras aptas para todas las miradas. 


Gaspar en la noche, no solo es un álbum para invitar al sueño o enfrentarse al miedo nocturno, sino que es un alegato a la imaginación y su poder, al mismo tiempo que constituye una invitación al redescubrimiento de los lugares cotidianos como las estancias de nuestros hogares, su mobiliario o los objetos que atesoramos. Pero sobre todo, es un canto a la amistad desde un punto de vista onírico y delicado, un valor humano sin el que a veces no podemos hacer frente a la adversidad.


La cuarta sugerencia sobre libros con los que irse a dormir es El sueño perdido, el nuevo álbum de Anete Melece, autora de El kiosco, que ha publicado en nuestro país Libros del Zorro Rojo para disfrute de todos aquellos que gusten de un poco de humor y fantasía.


A llegado la hora de dormir y Estela y su padre se dirigen a la cama mientras mamá se queda trabajando. Estela y su padre acaban de leer nueve cuentos y nadie sabe porqué no se queda dormida. Todo es un poco raro. Quizá sea falta de sueño. Su padre llama a la empresa que lo suministra y les pide un poco. El encargado dice que no es posible porque hace rato que ya enviaron una buena dosis. ¿Qué habrá pasado entonces con el sueño de Estela? ¿Quién lo habrá recibido? No pasa nada. Gracias a la ayuda de Hippo y Flamenco, conseguirán dar con su sueño perdido.


La autora letona vuelve a hacer gala de sus ocurrencias y nos presenta una historia llena de intriga donde el surrealismo está servido gracias a un elenco de secundarios más que divertidos. Juguetes que hablan y otros que se quedan dormidos participan en una acción llena de puntos simpáticos que nos invitan a imaginar nuestra propia historia.


En este recorrido muy casero (de la cama a la nevera y de la nevera al fregadero), prestamos atención a los detalles que se nos presentan en un libro que mezcla elementos del álbum y el cómic y que, irremediablemente recuerda a otras historias como el ¿Entonces? de Kitty Crowther. No se pierdan el final porque es la guinda de esta tarta familiar.


Hora de soñar, un álbum de Concha Pasamar y la editorial madrileña Bookolia, es otra de esas creaciones en las que nos sumergimos en el ritual fantástico que se desarrolla en cada familia antes de irnos a dormir.


Tomando como excusa la fiesta de la lectura que muchos progenitores establecen con sus vástagos en esos instantes previos, la autora navarra nos invita a participar de una fábula en la que madre  e hijo se preparan para sumergirse en el mundo de los sueños.

[...]
Pero hay ciertas normas,
hay cierto patrón:
un vaso de leche
o una canción,
ahuecar la cama,
arrullos de amor...
    Dime de estas cosas,
    ¿cuál es la mejor?
[...]

A golpe de rima y verso, el libro en cuestión tiene tres lecturas. La verbal, la iconográfica y esa lectura emergente entre ambos lenguajes. Por eso hay que abrir bien los ojos y no perder detalles que nos conduzcan a ellas.


El papel de las paredes (¿Ven quienes protagonizan la escena que se repite una y otra vez en el papel pintado de la habitación? ¿Tienen algo que ver con el libro que lee el niño? ¿Y con las sombras chinescas que se proyectan sobre la pared?), una merienda que recuerda a otras meriendas de libro (yo he visto a la Alicia de Carroll, ¿Y ustedes?), personajes que se esconden detrás de las puertas, y el bosque, ese bosque donde se pierden cuentos e imaginación, son el mejor acicate para un libro lleno de sueños.


Nos acercamos a otro libro para dar las buenas noches ambientado en el atardecer, un momento muy propicio para marcharse a casa, comer algo y meterse en la cama. Pero antes, Cuando el sol se marcha, es necesario acudir a ver como se esconde detrás de las montañas, un ritual que Alicia Acosta y Mar Ferrero nos traen en este álbum en formato boardbook editado por NubeOcho.


El sol empieza a caer y todos los críos están deseando disfrutar del espectáculo. Por ello urgen a sus padres para no llegar tarde al evento. El elefante, la jirafa, el tigre, el loro o el rinoceronte meten prisa a sus padres, madres y abuelos con tal de ver los reflejos de los últimos rayos sobre el cielo, para después disfrutar de las sábanas felices y contentos.


Animales, medios de transporte y diversidad familiar son algunos de los puntos a favor de una historia cotidiana que está enmarcada en un universo selvático lleno de colores cálidos, paisajes evocadores y mucho amor familiar.


Seguimos con ¡Un beso de buenas noches!, un álbum para primeros lectores de Amy Hest y Anita Jeram editado por Kókinos. En él y como en otros muchos libros de esta categoría, nos encontramos con Sam, un osito, y su madre. Afuera cae la noche. Está oscuro y lluvioso y llega la hora de dormir. 


Sam se mete en la cama y su madre le pregunta que si está listo. Sam responde que no, quiere leer su libro favorito. Mamá osa lo arropa y le pregunta después de la lectura si está listo ya. Sam dice que no y su madre le prepara un vaso de leche. Pero Sam tampoco está preparado después de bebérsela. ¿Cuándo estará todo en orden para que Sam cierre los ojos? 


Con una historia sobre las pequeñas rutinas cotidianas, las autoras crean una pequeña fábula costumbrista protagonizada por osos (ya saben que tengo una selección de libros protagonizados por estos animales) que, bebiendo de la estructura de sketch, cierta melancolía (la ambientación en la noche lluviosa me encanta) y recursos muy efectivos, como las onomatopeyas o las fórmulas repetitivas, logran captar la atención de prelectores y lectores en torno a la lectura en voz alta.


Le llega el turno a Diez en la cama, un libro de Katrina Charman y Guilherme Karsten publicado por la editorial Combel. El león, la vaca, el perro, el gato, el oso, la oveja, el pato, el perezoso, la serpiente y la gallina. Diez animales se disponen a dormir en la misma cama. Arropados y con la luz apagada, se disponen a dormir, pero, de repente, gira que te gira, el león se cae de la cama. A este le sigue la vaca y, sucesivamente ¿caerán todos? 
 

Este álbum aritmético (el lector cuenta del 10 al 1), además de jugar con las onomatopeyas y la zoología (un clásico básico en los libros para niños), desarrolla lo interactivo gracias a unas páginas que van disminuyendo en tamaño para crear movimiento y nuevos escenarios donde el espacio y el tiempo se alternan en la secuenciación del libro sumativo.


Un libro casi circular, sin desperdicio y con un final tierno y sorprendente que seguro les hace pasar muy buenos momentos. Sobre todo si son de esos lectores que, con tanto moverse entre las sábanas, acaban en el suelo.

martes, 24 de octubre de 2023

¡Que vivan las bibliotecas móviles!


Hoy, 24 de octubre, es el Día de las Bibliotecas, unos espacios de los que no pocas veces les he hablado, cosa de la que pueden dar fe en ESTE ENLACE.
Para celebrar esta edición me he propuesto hablar de las bibliotecas móviles. En autobuses, a lomos de un caballo o un burro o metidas en una simple maleta, las bibliotecas móviles han acercado lectura y cultura a lugares recónditos de las más variadas geografías. En tiempos de penurias y de bonanza, y de norte a sur, han sido espacios mínimos en los que alfabetizar a la población, darle alas a su imaginación y empujarlos a otras miradas.


Inga Moore. El bibliobús de Alce. Edelvives.

Las bibliotecas ambulantes de las llamadas Misiones Pedagógicas que se pusieron en funcionamiento durante la Segunda República española gracias a Luis Cernuda, María Moliner y Juan Vicens (y de las que no se habla nada en este país cainita que solo sabe mirar fuera de sus fronteras), las bibliotecarias a caballo que florecieron en la América profunda de principios del XX o los biblioburros que han recorrido cientos de kilómetros de la Colombia rural, son algunos de los ejemplos de estas bibliotecas móviles.


Jeanette Winter. Biblioburro. Juventud.


Nelson Rodríguez, L. A. Montes, Carla Tabora y Rosana Faría. Los lunes de colores. Juventud.

Si bien es cierto que los bibliobuses han visto disminuido su presupuesto por culpa de la accesibilidad que tienen las bibliotecas digitales, en muchos lugares del mundo se han instaurado días para celebrar un servicio bibliotecario de cercanía en zonas remotas (que las sigue habiendo) de todo el globo.


Concha Pasamar. Bibliotecarias a caballo. A fin de cuentos.

Los primeros en desarrollar esta fiesta fueron los norteamericanos. Aunque en 1905 se puso en marcha en Estados Unidos el primer servicio de bibliotecas móviles, no fue hasta 2011 cuando se decidió fijar el National Bookmobile Day, concretamente el miércoles de la National Library Week que este próximo año se celebra entre el 7 y el 14 de abril.


Davide Cali y Sébastien Pelon. La biblioteca de Orazio. Tramuntana.

En España, a iniciativa de la Diputación de León en el año 2014 y con carácter provincial, tiene lugar la primera celebración del Día del Bibliobús en España. La fecha elegida fue el 28 de enero, al constituir el cuarenta cumpleaños del primer bibliobús leonés. Inmediatamente se une a la propuesta la Diputación de Zamora, siendo ambos servicios de bibliobuses los que comienzan con la celebración, que proseguirán en 2015, año en el que, a propuesta de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles, se decidió establecer el 28 de enero como el Día del Bibliobús.


Heather Henson y David Small. La señora de los libros. Juventud.

Como cada país tiene su día para celebrar la existencia de estas bibliotecas que, en muchos casos, comenzaron como experimentos personales sin financiación alguna, he creído conveniente traerlas a este espacio en este día institucional que pretende dar visibilidad a un servicio de todos y para todos que debemos seguir utilizando manque pierda.

Y de propina, un par de cómics sobre este tema:


Wilfrid Lupano y Léonard Chemineau. La bibliomula de Córdoba. Norma.