Me encanta estudiar el revuelo gallináceo que se forma en la
sala de profesores cuando alguna fémina propone cierto regalo colectivo a otra
compañera recién parida. Que si a Fulana bien le regalamos y a Zutana la
dejamos con la miel en los labios; que si cinco, que si diez; que si fíjate el
buen convite que organizó la Una y lo agarrada que fue la Otra… Y así pasamos
las horas los oyentes, disfrutando de cacareos y trinos, gorgojeos y graznidos,
mientras pensamos que adónde hemos llegado con tanto cumplido y tan poco
fundamento: una prueba evidente de esa hipocresía tangible hacia aquellos que
nos importan un carajo.
Una rosa en la ventana,
de mañana;
un verso de amor que arde,
por la tarde;
en el pecho un bello broche,
por la noche.
No se trata de un derroche
regalar a quien se quiere
regalos que no se espere
de mañana, tarde o noche.
Carlos Lapeña Morón.
Regalos.
En: Rima rimando.
Ilustraciones de
Antonio Santos.
2007. Cuenca:
Universidad de Castilla-La Mancha.
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