A comienzos del curso escolar toca ponerse en órbita y, sin desatender las materia a impartir, prestar atención al alumnado, no sea que en un descuido decidan comerte por los pies. Echarle el ojo a algún/a pájaro/a nunca viene mal si quieres librarte de los problemas posteriores, que bien es sabido por todos que prevenir es curar.
La marabunta del centro con el que este año que me ha tocado lidiar tiene una apariencia inofensiva en primer término. Aunque prefiero concederles el beneficio de la duda y prepararme para cuando su confianza alcance el punto álgido y no tengan miramiento en darme la dentellada. Aunque la guerra se avecina, permanezco a la expectativa mientras propino artillería pesada: dictado tras dictado los ánimos se van calmando y las endorfinas se ponen a los niveles adecuados, regulando el exceso de violencia y las ganas de molestar al vecino. Luego ya me pensaré eso de acercarlos al aula ALTHIA, que lo primero de todo es coger carrerilla en eso del leer y del escribir, asignaturas que casi ninguno aprueba holgadamente. Resultados que, curiosamente, se contraponen a los obtenidos por los alumnos en las materias de teclado y joystick, puntas de lanza de la Educación actual según el propio ministerio. Y es que, como bien dice Gabilondo, tenemos que habituarnos a la nueva Escuela, la del siglo XXI, esa Escuela 2.0 (espero que la cifra no sea la calificación que se le otorgue a la educación “made in Spain”) y ponernos a desvariar con la Play Station® hasta que el serrín nos brote de las orejas.
Además, ¿de qué hablo yo, si soy otro profesor que disfrazado de progre se dedica a poner en solfa eso de los nuevos recursos educativos? No sé para qué… ¿Alguno de mis alumnos leerá esta página web?
La marabunta del centro con el que este año que me ha tocado lidiar tiene una apariencia inofensiva en primer término. Aunque prefiero concederles el beneficio de la duda y prepararme para cuando su confianza alcance el punto álgido y no tengan miramiento en darme la dentellada. Aunque la guerra se avecina, permanezco a la expectativa mientras propino artillería pesada: dictado tras dictado los ánimos se van calmando y las endorfinas se ponen a los niveles adecuados, regulando el exceso de violencia y las ganas de molestar al vecino. Luego ya me pensaré eso de acercarlos al aula ALTHIA, que lo primero de todo es coger carrerilla en eso del leer y del escribir, asignaturas que casi ninguno aprueba holgadamente. Resultados que, curiosamente, se contraponen a los obtenidos por los alumnos en las materias de teclado y joystick, puntas de lanza de la Educación actual según el propio ministerio. Y es que, como bien dice Gabilondo, tenemos que habituarnos a la nueva Escuela, la del siglo XXI, esa Escuela 2.0 (espero que la cifra no sea la calificación que se le otorgue a la educación “made in Spain”) y ponernos a desvariar con la Play Station® hasta que el serrín nos brote de las orejas.
Además, ¿de qué hablo yo, si soy otro profesor que disfrazado de progre se dedica a poner en solfa eso de los nuevos recursos educativos? No sé para qué… ¿Alguno de mis alumnos leerá esta página web?
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