Aunque Carl Larsson (Estocolmo, 1853- Falun, 1919) fue un pintor y diseñador de interiores sueco, ha pasado a la historia como uno de los grandes ilustradores de libros para niños.
Contrariamente a lo que se podría esperar de un artista de aquella época, la infancia de Larsson estuvo rodeada de pobreza y miseria. Sus padres carecían de ingresos económicos y escolarizaron a Carl y a su único hermano, Johan, en una escuela para pobres, la posterior escuela primaria de Ladugardsland. Cuando en 1866 contaba con trece años su profesor lo persuadió para solicitar una plaza en la Principskolan, el departamento preparatorio de la Academia de Arte de Estocolmo que finalmente obtuvo. Durante ese curso obtuvo hasta 12 medallas por su calidad como dibujante, pese a lo apocado que se sentía entre los demás estudiantes, generalmente de clases sociales superiores. Gracias a estos reconocimientos pudo optar a un curso en el departamento de dibujo antiguo donde, más seguro de sí mismo, logró destacar entre los círculos estudiantiles. En 1871, simultaneando sus estudios en la Academia, trabaja en el estudio fotográfico de los hermanos Roesler y como dibujante en la revista humorística Kasper.
Una vez terminados sus estudios en la Academia, Larsson trabaja duramente realizando numerosas ilustraciones para libros, revistas y periódicos, buscando su lugar entre el panorama artístico de la época, llegando incluso a instalarse en París en 1877, ciudad en la que, sumido en la pobreza, se dará cuenta de su fracaso e incluso pensará en el suicidio.
Sin embargo, dos años después, al trasladarse a Grez, una colonia de artistas escandinavos a las afueras de Paris, cambia su suerte al conocer a la que será su musa y gran apoyo moral para el resto de su vida, la también artista Karin Bergöö. Llegado a este punto y abandonando la pintura al óleo a favor del arte menor de la acuarela cuando comienza a recibir encargos y pintar algunas de sus mejores obras. Además, realiza varios viajes a Suecia, Italia y Londres que ayudan a conformar su talante artístico.
La familia Larsson se establece en 1888 en una propiedad que el padre de Karin posee, Lilla Hyttnäs, en Sundborn, en la cual reflejó la felicidad familiar y la prosperidad tomando como modelo a su esposa y sus siete hijos, premio a una infancia y adolescencia empobrecidas.
Entre sus obras, verdaderos éxitos de ventas en toda Europa, destacan Una casa (1890), Larssons (1902), La mujer sueca en las diferentes épocas (1907), Una casa al sol (1909), Hacia el lado del sol (1910) e Hijos de otra gente (1912), que se podrían calificar como álbumes ilustrados modernos, asi como ilustraciones para obras de otros autores como Schiller, Anna Maria Lenngren, Strindberg o Viktor Rydberg.
En el estilo de Larsson, enmarcado entre el realismo costumbrista y el modernismo, destaca la ternura y proximidad que evocan sus estampas, no sólo por la omnipresente institución familiar, sino por la importancia que adquiere la figura del niño, como en el caso de Kate Greenaway, lo que les hace valedores de una credibilidad frente al lector infantil: el niño se identifica con el niño y por tanto se acerca a él. De hecho, tanta es la caracterización de los niños en la obra de Larsson que son considerados como personajes con identidad propia. Por otro lado sus imágenes también persiguen proteger al menor del mundo, digamos que envolverlo en un cuento de hadas real y próximo.
En cuanto al estilo decir que, en la obra de Larsson, el dominio de la acuarela es evidente, tanto que la luz envuelve toda la atmosfera, y, como Hackham, dota a las escenas de cierto dinamismo.
Contrariamente a lo que se podría esperar de un artista de aquella época, la infancia de Larsson estuvo rodeada de pobreza y miseria. Sus padres carecían de ingresos económicos y escolarizaron a Carl y a su único hermano, Johan, en una escuela para pobres, la posterior escuela primaria de Ladugardsland. Cuando en 1866 contaba con trece años su profesor lo persuadió para solicitar una plaza en la Principskolan, el departamento preparatorio de la Academia de Arte de Estocolmo que finalmente obtuvo. Durante ese curso obtuvo hasta 12 medallas por su calidad como dibujante, pese a lo apocado que se sentía entre los demás estudiantes, generalmente de clases sociales superiores. Gracias a estos reconocimientos pudo optar a un curso en el departamento de dibujo antiguo donde, más seguro de sí mismo, logró destacar entre los círculos estudiantiles. En 1871, simultaneando sus estudios en la Academia, trabaja en el estudio fotográfico de los hermanos Roesler y como dibujante en la revista humorística Kasper.
Una vez terminados sus estudios en la Academia, Larsson trabaja duramente realizando numerosas ilustraciones para libros, revistas y periódicos, buscando su lugar entre el panorama artístico de la época, llegando incluso a instalarse en París en 1877, ciudad en la que, sumido en la pobreza, se dará cuenta de su fracaso e incluso pensará en el suicidio.
Sin embargo, dos años después, al trasladarse a Grez, una colonia de artistas escandinavos a las afueras de Paris, cambia su suerte al conocer a la que será su musa y gran apoyo moral para el resto de su vida, la también artista Karin Bergöö. Llegado a este punto y abandonando la pintura al óleo a favor del arte menor de la acuarela cuando comienza a recibir encargos y pintar algunas de sus mejores obras. Además, realiza varios viajes a Suecia, Italia y Londres que ayudan a conformar su talante artístico.
La familia Larsson se establece en 1888 en una propiedad que el padre de Karin posee, Lilla Hyttnäs, en Sundborn, en la cual reflejó la felicidad familiar y la prosperidad tomando como modelo a su esposa y sus siete hijos, premio a una infancia y adolescencia empobrecidas.
Entre sus obras, verdaderos éxitos de ventas en toda Europa, destacan Una casa (1890), Larssons (1902), La mujer sueca en las diferentes épocas (1907), Una casa al sol (1909), Hacia el lado del sol (1910) e Hijos de otra gente (1912), que se podrían calificar como álbumes ilustrados modernos, asi como ilustraciones para obras de otros autores como Schiller, Anna Maria Lenngren, Strindberg o Viktor Rydberg.
En el estilo de Larsson, enmarcado entre el realismo costumbrista y el modernismo, destaca la ternura y proximidad que evocan sus estampas, no sólo por la omnipresente institución familiar, sino por la importancia que adquiere la figura del niño, como en el caso de Kate Greenaway, lo que les hace valedores de una credibilidad frente al lector infantil: el niño se identifica con el niño y por tanto se acerca a él. De hecho, tanta es la caracterización de los niños en la obra de Larsson que son considerados como personajes con identidad propia. Por otro lado sus imágenes también persiguen proteger al menor del mundo, digamos que envolverlo en un cuento de hadas real y próximo.
En cuanto al estilo decir que, en la obra de Larsson, el dominio de la acuarela es evidente, tanto que la luz envuelve toda la atmosfera, y, como Hackham, dota a las escenas de cierto dinamismo.
4 comentarios:
Con tus entradas de los miércoles estás haciendo un trabajo muy interesante. Cuando termines, apretar en tu barra lateral sobre la etiqueta "Ilustración" y poder leer y ver todas las entradas juntas, será un placer y una fuente de información muy valiosa.
Tengo algunos alumnos interesados en la ilustración, el cómic o el manga que leen y (ad)miran estas entradas con curiosidad.
Evaristo, muchas gracias por tu comentario. Lo cierto es que he tenido que consultar varias fuentes (y no en castellano precisamente) para elaborar esta sección. Aunque la primera serie llegará a su fin el próximo miércoles, no descarto continuarla en otra etapa en la que las novedades escaseen, cosa a la que me anima la atención de tus alumnos (¡qué gratificante!).
P.S.: ¿Quién ha borrado el comentario anterior? ¡Lo quería leer!
Muy interesante. Desconozco la LIJ sueca a excepción de la conocida Pipi Calzaslargas, los Moomins y Nils Holgerson.
Me encantaría que siguieras el hilo de esta entrada por lo que se refiere a la LIJ sueca.
Un saludo.
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