Ya decía que se me olvidaba celebrar algo el pasado día 2 de abril… y gracias a que al día siguiente ojeé todas las bitácoras lijeras que sigo, me percaté de esta efeméride tan señalada en el calendario LIJ… Pero como más vale tarde que nunca, aquí les traigo, además del cartel (el mensaje suele ser la mayoría de las veces tan almibarado y ñoño, que rehúyo la más mínima alusión y/o reproducción del mismo), una personal amalgama de opiniones con motivo del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil…
Según el anuario de SM, biblia estadística y comercial de la LIJ de aquí (¡María, quiero la edición impresaaaa!), la LIJ en España está de suerte: se sigue comprando en cantidades similares a las del último año; por lo que démonos con un canto en los dientes, no sea que los EREs se ensañen con las editoriales, sobre todo para las de pequeño volumen, y la debacle sea monumental…
Me resulta más bien raro, que la crisis no haya hecho mella en las ventas teniendo en cuenta que pocas son las obras de calidad que se editan últimamente (N.B.: sólo me refiero al género del álbum ilustrado, no sean suspicaces)…, aunque bien mirado, con tanto lijero aficionado suelto (si se fija, los desenmascarará raudo y veloz…), tanto apoyo institucional y tanta modernez desbordada, la imaginación de los que crean se ha ido relajando hasta puntos tan insospechados que busca más consolar los ayunos, que excitar el apetito.
Y eso que no voy a rajar de los premios literarios, unos de dudosa credibilidad y otros de fiabilidad intachable, que en vez de buscar la excelencia, se amparan en un mamoneo de sibilina procedencia, para premiar favores en vez de letras. La cuestión es reunirse en torno a un opíparo piscolabis y marujear a todo trapo de unos y otros, que somos españoles, ¡coño!
En fin, que sólo nos queda apoltronarnos en alguna incómoda butaca de cualquier desolada biblioteca (¡qué tristeza!) y esperar que alguien nos sorprenda escribiendo el cuento que todavía no se ha escrito.
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