En esta semana de los cuentos que me he inventado he creído
conveniente dedicar un apartado a los álbumes que han sido inspirados,
recopilan, reinventan o reescriben los cuentos populares. Como son muchísimos los libros de
este tipo desde que el álbum contemporáneo se abre camino y tenía que escoger uno, me he decidido por un título que la mayor
parte de ustedes conocerán pero que todavía no tenía su habitación propia en este hogar de monstruos.
Se han escrito muchas cosas sobre El túnel de Anthony Browne (Fondo de Cultura Económica), cientos de
reseñas que se suelen centrar en la mala relación de los hermanos que
protagonizan esta historia y que suelen hacer pocas alusiones a los muchos
guiños que su autor realiza a los cuentos tradicionales en las ilustraciones
que lo componen. Una reinterpretación en toda regla de unos cuentos que
inspiran y enriquecen el mundo onírico de Browne (y de nosotros). Así que ¡manos a la obra!
El argumento del libro es sencillo. El hermano y la hermana
(NOTA: Así los llama el autor en las primeras páginas de la versión original. Conforme las pasamos Browne desvela su nombre: Jack y Rose. En la edición española el
traductor prefirió obviar cualquier nombre propio y hacer el relato más
impersonal y de paso universal. Esto provoca la pérdida de importantes conexiones entre
texto e ilustraciones). Se llevan a matar. Cada vez que están juntos se desata
una tormenta. El nene pincha a la nena y ya la tienen montada. La madre se
hincha y los echa de casa. A ver si de una vez por todas empiezan a llevarse
bien...
Aunque en principio podría ser de esos álbumes ñoños y
educativos que tanto nos dan que hablar, el asunto cambia cuando nos empezamos a fijar en
unas ilustraciones cargadas de símbolos que nutren una historia de referencias
y significado algo que crea un nuevo horizonte en la forma en la que se miran los cuentos tradicionales, tal y como explica Brenda Bellorín en su artículo crítico Un mapa para entender el ADN de los cuentos de hadas contemporáneos.
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En primer lugar tenemos unas guardas peritextuales que ejercen
de prefacio y epílogo. En la parte derecha de la guarda delantera aparece una
habitación con su papel pintado incluido (¡Qué inglés es este hombre!) en cuyo
suelo descansa un libro de cuentos, mientras que la izquierda hace alusión a un
patio rodeado por un muro enladrillado. Interior, exterior. Dos espacios, dos
universos opuestos y un libro que desata nuestra imaginación. En la guarda
trasera el escenario es idéntico con la salvedad de que el libro se encuentra en
el patio al lado de un balón. ¿Qué ha pasado aquí? Veamos que nos dice la tripa…
En la primera doble páginas observamos que aparecen cuatro
escenas. La hermana. El hermano. La hermana. El hermano. Detrás de ellos cada uno de los fondos que nos aparecen en las guardas. Empieza a desvelarse el misterio. Tienen estructura de
cómic, es decir, viñetas separadas por calles, una división espacial que
da buena cuenta de la relación distante que existe entre ambos hermanos. Si nos
fijamos detenidamente en las escenas de la derecha, el libro que lee la hermana
es el mismo que aparece en las guardas. En él se puede observar una
reproducción de una ilustración de Kay Nielsen para el cuento Hansel y Gretel, un cuento tradicional
que tiene cierto paralelismo con esta historia y que veremos se repite una y otra vez. Sigue el desarrollo y vemos a
los hermanos juntos, ella mira cabizbaja una servilleta donde esta bordada la
flor que le da nombre en la edición original. Él con su balón…
Avanzamos y nos encontramos la habitación de la hermana. Es
la primera vez que ambos comparten habitación. Ella duerme. Sobre la mesita de
noche aparece una casa de dulces iluminada (nuevo guiño a Hansel y Gretel) y sobre la cama aparece un cuadro, una
reproducción de una ilustración de otro autor clásico, Walter Crane, en este caso se
refiere al encuentro entre Caperucita
Roja y el lobo. No es la única referencia a este cuento, ya que si giramos la
mirada hacia nuestra izquierda observamos como una capa/túnica roja con capucha
pende del costado del armario mientras que de la puerta entreabierta asoma el
hermano con una careta de lobo. Se encuentran ambos personajes.
En la siguiente doble página la acción toma cierto aire
dramático con la intervención de la madre. Los dos niños cabizbajos se dirigen
a una especie de callejón donde les espera un montón de basura. Mientras el
niño parece aburrido, la hermana lee su inseparable libro de cuentos, en el que
aparece una ilustración de 1871 del cuento Jack
y las habichuelas mágicas (¿Recuerdan cuál es el nombre del niño en la
edición inglesa?)
De pronto, un túnel. ¿No les recuerda al agujero por el que desaparece el conejo blanco de Alicia? ¿Por dónde se viaja al País de las Maravillas? El hermano desaparece. La niña corre en su busca. Lo cruza mientras su libro se abre por una página que representa otra ilustración clásica (todavía no he podido averiguar a quien pertenece… Si alguien la conoce soy todo oídos). Llega al bosque, ese lugar donde la fantasía y la realidad se funden, el escenario ideal que da rienda suelta a la imaginación. Al principio todo parece tranquilo, pero pasamos la página y los árboles empiezan a adoptar formas extrañas. El miedo hace aparición. Vuelve a aparecer el hacha del leñador, la casita de chocolate, la mata de habichuelas y la Caperucita de carne y hueso que es Rose. Incluso un gorila (Ya saben de la obsesión de este autor por los primates). Los troncos se transforman en un lobo que, paulatina y sorprendentemente adopta la pose del cuadro de Crane ya citado. ¿Este es el mundo de los sueños? ¿Está todo en su mente? El surrealismo está servido.
Al fondo, en una parte del bosque talada, se ve la figura del
hermano. Se ha convertido en estatua, una imagen que está rodeada de un fondo negro que acentúa el dramatismo. La hermana corre hacia él y con su sólo abrazo es capaz
de retornarlo a la vida, un momento de la acción que también contiene reminiscencias
de otros cuentos tradicionales como Hansel
y Gretel (otra alusión más que intensifica la importancia que Browne le da),
Hermanito y hermanita (un cuento recopilado
por los hermanos Grimm donde el hermano es transformado en un cervatillo por la
madrastra) o La reina de las nieves
(en este cuento el hermano, que se encuentra frío e inmóvil por el hechizo de
la reina de las nieves, recobra la vida gracias al candor de su hermana).
Terminamos la historia y vemos en la contratapa el mismo túnel.
No hay rastro de la hermana. Sí está el libro de cuentos que aparece una y otra
vez en las páginas. Cerrado. Ha cumplido su misión.
1 comentario:
¿Y cómo no lo conocía yo???? A buscarlo de cabeza voy. Gracias.
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